miércoles, 31 de agosto de 2011

Lo que nos dejaron los milicos


a Juan María Bordaberry y Gregorio Conrado Alvarez, esos incomprendidos

Me ha costado trabajo dormir en los últimos días.  Volvia del cumpleaños de lisa cuando revisé este blog y me enfrente a lo Inesperado. Debajo del relato “cosas como moscas” (del que existen datos concluyentes que afirman soy el autor) aguardaba un espacio que decía 5 comentarios[1]. La verdad es que me había acostumbrado al 0 como uno se acostumbra al Destino, a un formato, a la forma redonda de las verrugas. No estaba preparado. 5 lunas en un cielo fijo de luna nueva.
Paso ahora a transcribirlos para el lector incrédulo o para el lector medio pelotudo al que le es imposible corroborarlo por si mismo:

Hermoso, Seoane. Pienso en una frase de una banda llamada La Chicana, que dice "Y dios que miraba el mundo con los ojos de los perros, hambrientos, reos y ariscos que husmean por este puerto."

Hay una rara mezcla de realidades en esta historia: primero camina entre los tambores, luego escribe en su casa y luego camina entre los tambores de nuevo, al final. La verdad, me sumergiste en cierta atmósfera, en tu atmósfera.

Te superas a cada paso escrito pebete! seguí así, te lo dice Augusto!

O estos otros dos, que aunque barrocos en su construcción, logran, creo vislumbrar, su intención laudatoria.

                    muy bueno che la verdad que muy bueno
                    salud
                    
                    muy bueno! me encanto.

Gracias, a todos los que me conocen.
Cuenta Neruda en su libro de memorias “Confieso que he vivido” (al que no tengo ahora acceso, lo presté y no ha vuelto, por lo que tendré que parafrasearlo) una experiencia en la que bajándose de un avión lo aguardaba en el aeropuerto una multitud enorme, contada por millones (algo así como el desembarco de los beatles). Ante el pedido de ésta, el vate chileno accedió a leer algo de su literatura.  Una experiencia como ésta, reflexiona al final Neruda, hace que nuestra poesía y nuestra vida ya nunca pueda ser la misma.
 Es evidente que el viejo bolche no conocía lo que eran los blogs y mucho menos lo que es facebook. Ignoraba, no tengo dudas, lo que 5 comentarios pueden hacer sobre el sueño de los hombres.
 Mi primera reacción, ante el Éxito, fue de incredulidad, seguida de felicidad y más tarde euforia, hasta que una sombra eclipsó esa alegría recién alumbrada; como con lo de la cerveza, te acordás? más o menos?
 Había sido aprobado con gusto, había generado expectativas y ahora estas debían ser cumplidas. Sabía, sé, que el único espectáculo superior en belleza al nacimiento de una estrella, es la muerte: la caída: eso que en astronomía se conoce como supernova.
 Larry Bird recuerda como en una ocasión, antes del partido definitorio que podía darles el campeonato, escuchó desde los vestuarios rugir a la pesada del Boston Garden.  Esta multitud,  dijo a sus compañeros, está pidiendo sangre, la sangre de nuestros rivales, pero si no se las damos, nuestra sangre va a ser la que pidan. (Ahora que lo escribo no sé si viene al caso, si es tan ilustrativo, pero bueno, Larry Legend, que huevo, cómo jugaba)
 Igual se entiende, no?  Antes el fracaso era nada más que el costo aceptado, el precio acordado por jugar unas rondas. Ahora le temo como se le teme a un tigre (siento su respiración en la nuca mientras escribo, lo oigo trazando círculos sobre el piso de madera): si doy media vuelta y lo miro a los ojos (360 grados) podré ver mi miedo espejeando en los ojos hermosos del tigre. El fracaso es un precipicio, un vértigo, nos espera tranquilo como la muerte, crece a un paso de nuestros pies como una torre de oscuridad invertida. Fracaso: única tierra prometida (a no ser que seas judío).
A los próceres, a los pacifistas, a los defensores del orden y las instituciones, a los incomprendidos, esos con cuya presencia de a poco se honra el cielo (y las cárceles), a ellos pido ayuda en esta hora, a ellos pido que me salven de mi mismo y de la chusma.

Ya no temo al abismo. Una salida. Me miro en la mirada del tigre.
Doy un paso adelante.

                                                                                                              Seoane


[1] Para quien recién se engancha en este emprendimiento literario se le recomienda que antes de proseguir con la lectura de este texto, emprenda en primer lugar la del cuento mencionado “cosas como moscas”. Y que después vuelva, claro.

4 comentarios:

  1. sos muy bueno seoane, aunque miliquero y cagón..no le temas al fracaso y cuidado..el manso te viene pisando los talones con esto de los comentarios, hay que ver si encara al tigre..

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  2. Me parece que hay temas con los que no hay que joder.

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