viernes, 28 de septiembre de 2012

Acuario


- Buenos días.
- Buenos días, su nombre?
- Seoane.
- Seoane?
- Sí.
- Ese es su nombre o su apellido?
- Mi nombre, a secas.
- Por qué motivo viene?
- Para presentarme al puesto de redactor en la sección cultura. Vengo a hablar con el señor Lagos.
- Bueno. Espere un momento. Siéntese por ahí.

 Con la mirada me señala una hilera de tres bancos colocados contra la pared. Voy y me siento. 
 Dos o tres días atrás vine por primera vez a hablar con el jefe de redacción. Lagos. Era de tarde y afuera oscurecía. A nuestro lado se podía ver a los periodistas enfrente a las computadoras y sentir como el ruido de los teclados martillaba nuestras voces, lo poco que quedaba del día. Vení dentro de dos o tres días que capaz tengo algo para vos, me dijo.
 Y acá estaba.
 Ahora, a media mañana, la sala de redacción estaba casi vacía y todavía se podía sentir la actividad de la tarde flotando por encima de las maquinas como un fantasma. 

 Lo primero que me llama la atención es ver a una persona sentada en la esquina de un sofá, con los auriculares puestos y una taza de la que sale un humo caliente. Tiene la mirada perdida y fija, en el sentido en que le damos a esas palabras cuando la mirada no apunta a un lugar determinado del mundo físico. Su mirada me atraviesa sin necesidad de modificarse, sin prestarme atención.
 No se cuanto tiempo de espera tengo. Me lamento por no haber traído un libro.
 Miro a la persona sentada. Con movimientos delicados mueve la cabeza mientras entrecierra los ojos. Con una de sus manos se golpea la rodilla, como golpeando las teclas de un piano invisible. Los movimientos son controlados, y los hace solo por momentos, como por raptos. El resto del tiempo está inmóvil, exactamente igual a como lo vi por primera vez.
 Con esa capacidad de la música para interactuar y transformar todo lo que toca, estará viendo el mundo de una manera distinta a como la vemos el resto de nosotros. Más armónico, más poético. Más doloroso. Me viene a la cabeza una imagen y la escribo: como si estuviese viendo el mundo a tráves del vidrio de un acuario. Nosotros no debemos ser para él más que animales acuáticos, grandes peces un poco torpes, respondiendo sin saber a un compaz, a unos tiempos, a algunas notas, como el tiempo corre sin saberlo de acuerdo a las agujas que marcan el reloj.  
 Me pregunto que estará escuchando. Pero se que es imposible que me atreva a preguntarle.

 Un poco para pasar el tiempo me empiezo a imaginar el fondo de esa persona. Con lo poco que tengo a mano. Un hombre sentado, solo, de piernas cruzadas, el humo caliente, la mirada perdida entre una música que desconozco. 
Conoce dos o tres verdades y estas le bastan para moverse en el universo que se ha construido, pienso, como un marinero precisa los cuatros puntos cardinales de su brújula para moverse por la llanura del mar interminable. 
Quizás de todos los momentos del día, este sea el más tranquilo, el que más espera.
Imaginé a un hombre escapando constantemente de las confidencias y de los espejos.

 En determinado momento se levanta y se va.
 Cerca mio se encuentra un tipo alto con pinta de bueno revisando una pila de diarios. Me mira y me pregunta si estoy esperando a alguien y por qué motivo estoy acá. 

- Estoy esperando a Lagos. Vengo a presentarme para el puesto de redactor de cultura.
- A mira que bien. Y ya has publicado alguna otra cosa en algún diario?
- En realidad no.
- Bueno está bien, por algún lado hay que empezar.
- Si, supongo. Che una pregunta, el pibe ese que estaba sentado. Quién es?
- El que estaba ahí? Pablito, macanudo, trabaja acá hace poco. Lo conoces?
- No, en realidad creo que no. Capaz lo vi en algún lado.
- Puede ser, Montevideo es chico.
- Si, es verdad.

Mientras, pasa el tiempo. De repente la mujer en recepción me llama.

- Señor, si, disculpe.
- Si?
- Usted estaba esperando a Lagos?
- Si
- El señor Lagos dice que no puede atenderlo
- Ah Bueno. Paso en otro momento
- Bueno, como usted quiera 
- Bueno. Que pase bien
- Igualmente

 Bajo las escaleras. Camino las calles. Una persona sentada, sola, de piernas cruzadas. El humo caliente. La mirada perdida entre la música de Schumann. 
 Quién es él? Por qué me obliga a escribir esto?

                                                                     Seoane

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fin del Invierno


Eran las tres de la tarde en el reloj de la televisión. Afuera una tormenta agresiva comenzaba a gestarse, llovía mucho, el viento distribuía el agua sobre cada árbol, cada baldosa, cada peatón. De lejos pero con apuros parecía venir un monstruo de altas patas con un gran torso, como una tortuga gigante con cuatro eléctricas piernas: el monstruo curioso, ingenuo, se instalaría sobre Montevideo y rompería todo lo que más pudiese por más de veinticuatro horas. Los periodistas intentarían subir a su lomo para conseguir imágenes exclusivas; en las redes sociales sus usuarios como por alienación mental colgarían fotos de sus dentaduras a espaldas de algún auto aplastado por un semáforo o una chapa voladora incrustándose en una vidriera comercial. Pero hasta entonces, eran las tres de la tarde y el monstruo todavía estaba lejos. Mi primo me hizo una llamada al celular, estaba en la puerta de mi edificio: apagué la tele y baje las escaleras. De regreso en el apartamento y mientras él veía por la ventana como el cielo se revolvía, le acerque una toalla y ropa seca. Me agradeció con los ojos contentos y una punta ya colgando de sus labios. Le pregunté si tenía las pelotas muy mojadas y riéndose bastante me confesó que sí. Puse agua a calentar en la cocina para aprontar un mate; a esa altura la habitación ya estaba llena de aire rico y en los parlantes sonaba Flite de Cinematic Orchesta. Entre golpes en las costillas nos dijimos que hacía mucho no nos veíamos y era una vergüenza que eso sucediese. Hablamos sobre nuestros últimos pasos sobre el tablero, luego me contó de una pelea de boxeo que yo no había visto. Después nos abrazamos al comprobar que ambos teníamos entradas para ir a ver a Nacional esa misma noche, aunque la emoción disminuyó cuando evidenciamos que eran para diferentes tribunas. Es un grato momento cada vez que nos vemos con el primo Joe.
El vapor desde la caldera se hacía escuchar hacía un rato, fui por la yerba, mate y bombilla. Los trapos mojados de mi primo colgaban sobre la estufa a gas apagada. Había papeles por todos lados, acordes de canciones, prácticos de Español I, una cuadernola con mi lápiz 0.5 y la goma encima. Sobre el amplificador, frente al catre disfrazado de sillón, estaba el cenicero a igual distancia entre nosotros dos. Mi perro obligaba a mi primo a que lo acariciase, no le otra dejaba opción. Y entre mates humeantes, tabaco y la armonía ahora de Man With a Movie Camera nos dispusimos a hacer lo que hacíamos desde chicos cuando estábamos juntos, sin nada que hacer: inventar realidades paralelas o directamente distorsionar la ya vieja y conocida…
- Para mí los seres humanos vamos a terminar siendo todos calvos –sentencié mientras procuraba no quemarme la piel con el agua hirviendo en el termo– por una cuestión de adaptarnos a los nuevos climas que se vienen y se seguirán dando.
- ¡Jajá! ¿Decís? Sería cómico, todos con gorritas onda condón capilar –decía Joe mientras se estiraba una media de fútbol seca que le había alcanzado. En ese sentido, y llevando esta idea un poco más al carajo, también usaríamos trajes aislantes, platinados, bien justitos al cuerpo, porque entiendo lo de pelarnos por el calor ¿Pero en invierno? Esto me hace acordar a una película..
- Quedaríamos a imagen y semejanza del prototipo de un extraterrestre. Ya dejaríamos lentamente de ser terrestres, estamos lentamente dejando de ser terrestres… -dije rascándome la cabeza sin encontrar demasiado fundamento a lo que había escuchado salir de mi boca.
- ¡V Invasión Extraterrestre! En esa serie los Visitantes se filtran entre los humanos para, yendo al punto, robarles el agua y cosecharlos a ellos como alimento –afirmó Joe redondeando con dos fuertes chupadas a la bombilla, de esas que hacen que chille la yerba.
- Quizá seamos parte del proyecto de una raza superior –aporte con cara de boludo. La tierra poco a poco irá dejando de ser un lugar humanamente habitable. , aumentará mas la pobreza a la velocidad de la tecnología, el hombre empezará a mirar para arriba como posible salida viable de lo que se supone son los últimos tiempos del planeta Tierra.
- Capaz terminamos viviendo en praderas de suelo muerto, en grandes cápsulas acondicionadas, tramando ya los últimos detalles del despegue final hacia otra galaxia – decía mi primo parado frente a la ventana con un puño cerrado contra el pecho, graciosamente sobreactuado, mientras las gotas golpeaban el vidrio como queriendo atravesarlo.
- Y estamos hablando de una transformación que se daría de forma inconsciente –insistía yo aplastando un tabaco contra el cenicero. Todo será táctil, todo lo necesario podrá conseguirse apoyando levemente la yema del dedo, se daría una mutación en los sentidos, cambiarían las necesidades básicas…
- ¡Jajá! Eso también pasa en la película Wall-E de Pixar –me recordaba Joe para que la conversación se fuera definitivamente a la mierda y los dos nos riéramos de todo y nada al mismo tiempo, como dos pendejos, rodando por el living.
 Pasaron horas, más humo, mas de tres discos, incluso en un momento recuerdo haber tocado la guitarra mirando como afuera el día se deshacía mientras el dormitaba un poco, mal apoyado sobre uno de sus brazos. El horizonte de ventanas permanecía inmóvil contrastando con todo lo demás. Seguramente había libros que debía leer para la facultad, en el cuarto estaba todo tirado, los platos de la última cena seguían malolientes en el fregadero, pero en pocas horas estaría mojándome a propósito en el estadio Centenario para ver a mi cuadro y contaba con la grata compañía de mi gran primo Joe: todo estaba bien, no había nada de qué preocuparse… Si bien los temporales a veces son inevitables, en otras ocasiones uno los elige, elige tener que lidiar contra las inclemencias que amenazan, sacar alguna victoria de eso. De otra manera no podríamos gozar de la resaca, de la derrota con final feliz, del paraíso que parece la vida una vez que se termina el tour nocturno por el inframundo.
 Ese día, ya caída la nochecita, mi primo y quien escribe nos preparamos para salir a la tormenta, fuimos felices haciéndolo. Queríamos dar con el agua, sí, por eso nos arropamos bien, queríamos dar contra el viento, sí, y por eso también nos hicimos de coraje para restarle importancia a su presencia. Salimos a la calle y ahí comenzó lo mejor: el agua nos daba con fuerza en la cara, inmediatamente las piernas se nos empaparon, las gotas se filtraban por los zapatos y el viento conspiraba para que cada paso fuese complicado, diferente al anterior. Como dos indigentes arrastramos las piernas por calles y avenidas, cada uno con su pensamiento perdido en diferentes abismos, lejos el uno del otro pero a la vez muy cerca. Los dos éramos uno contra el cielo de nubes barrocas.
 Y así moría el invierno, en su mejor momento. Esa noche y todo el día siguiente quedarán en la historia meteorológica de nuestro país. No solo muchos quedaron sin sus casas, una señora del interior perdió a su esposo y sus dos hijos, se los trago la furia de un arroyo y la impaciencia de un hombre. Cada ciudadano es fanático de alguna anécdota personal en aquel largo día que duró unas treinta horas. Por mi parte no cuento con ningún suceso digno de ser narrado de aquel temporal, solo estuve en las primeras horas con mi primo y no me importo más nada que ir a alentar a mi equipo. Durante la tormenta me dedique a ser feliz, más allá del frío, de la soledad en aquella tribuna sabiendo que Joe estaba igual que yo al otro extremo del estadio, más allá de que Nacional ese día quedaría afuera de la copa perdiendo bien, superado dignamente por un equipo ecuatoriano totalmente irrelevante en el fútbol latinoamericano (dicen, que cuando Nacional fue a jugar a Ecuador, lo recibieron como “al primer equipo tricampeón mundial invicto en visitar su Estadio Federativo Reina del Cisne”, nos sabían grandes, y el problema fue que nosotros también). Esa noche me fui acompañado de un amigo de la infancia, un cigarrillo, y muchas dudas. Maldito sea el roce en la entrepierna, cuando uno está mojado y con las articulaciones acuchilladas por el frío… El monstruo ya estaba sobre nosotros. A mi primo Joe no lo encontré más. Así tenía que ser. Nada del otro mundo. Todo sucede como debe suceder. Vendrán veranos, otoños y más primaveras. Por ahora eso es todo. Por ahora.

                                                                             Seba

domingo, 23 de septiembre de 2012

Inquisición


Larga vida a el Rey
Para que?
Para que viva bien
Pero el no quiere vivir bien.
Oh claro que si todos bajo su Poder
el Rey…tiene el poder
y sus ciervos cornamentas
solo eso…y el Rey?
El Rey lo tiene todo
cualquier tipo de cuchillo
cabo cuerno de ciervo
para alimentarse hasta mas no poder
Como lo ven los Ciervos?
creen tener el poder
alimentan a el Rey
Miserable, miserable Rey
Miserias y paga mínima
para aceptarnos en su cielo
de oro de rubíes de tientos
Me tientas?
Me tienta la guerra sangrienta
y fui guerrero ahora ciervo
que da de comer al Rey.


El ciervo se caza todos los días
el ciervos se come al mediodía
a la tarde y a la noche.
Desayuno? Si ya le traigo
Sírvase aquí tiene su pastel
-Mmm delicioso de quien es?
-De los ciervos para usted…
Y sus ojos reventaron picoteados
como por cuervos enojados
Picoteando picoteando…el pastel.
-Murió ultrajado!!! –decían a su lado
-Ha muerto el Rey!!!
Lloren todos desconsolados…
Aquí vienen los ciervos
todos de el cuello colgados.

                           Nazareno Cruz y El Lobo

viernes, 21 de septiembre de 2012

Declaración

 Cada vez que me siento enfrente a una hoja en blanco pienso en escribir la historia más simple del mundo.
 Dónde está esa historia? Cómo se escribe? Con qué palabras?
 Pensarlo siempre es mucho más fácil que hacerlo.
 Y esto es todo lo que se.

                              Seoane

jueves, 20 de septiembre de 2012

La Ceremonia - Parte I


Este texto está inspirado en un relato que me hizo mi madre sobre un corto uruguayo que una vez vio, no se de quien es, es más, solo vi un pedazo, pero aun así debo decir que la idea disparadora es ajena. De quien sea, vos extraño y misterioso cineasta también tienes tu porción de reconocimiento.

 Hacía un buen tiempo que Esteban venía meditando el asunto. Al principio no le cerraba del todo, claro está, "como a cualquier ciudadano" pensaba él. Al tiempo lo que es del tiempo. Poco a poco la idea tomó más forma, hasta que finalmente lo empezó a seducir. Al principio se asustó, no entendía qué le pasaba. ¿Como podía estar comenzando a sentir esas cosas, esos pensamientos. ¿Era posible que estuviera fallando? Segundo a segundo aquello se transformaba en una danza armoniosa pero persistente, hasta que un buen día, el pobre y derrotado Esteban se dejó, se abandonó, se aferró a sus pensamientos, a sus ideas y en ellas encontró la paz.
 Una tarde de primavera mientras volvía a su casa, sin miedo, sin ninguna preocupación notó como no sólo que sentía paz en sus ideas, sino que también veía en ellas una especie de realización sublime y poética. No demoraría ni un día más. Con mucha paciencia y orden comenzó a idear ese "plan maestro" que lo consagraría, a él y a su vida. No quería que fuera una cosa simple, burda, del montón, el quería algo a lo grande, con estilo, con clase. Mientras meditaba bajo un deteriorado árbol —que era lo único que adornaba su horrible y pequeño patio— entendió también que tampoco quería caer en el reiterativo groncherismo nacional, en la subcultura grasa y el festejo enfervorizado a la ordinarieces.
 Una película fue la que terminó de despertarlo de su gran letargo. Ahora estaba totalmente pronto. Tenía los pensamientos, las ideas y el plan. Se enfervorizó mucho, mucho; tanto que esa noche por primera vez en mucho tiempo sintió algo parecido a la alegría. Temprano en la mañana del viernes 25 de octubre fue a visitar a su antiguo y querido sastre, Simón Mancilla. Luego de un cortés saludo y una breve charla para recordar alguna que otra tarde de charlas y café, el sastre comenzó a tomarle medidas. "Veni el viernes que viene" le comentó. "Simón, yo se que usted es un hombre atareado y con muchos clientes; pero yo puedo hacer un pequeño esfuerzo si esto queda para el martes". "Delo por hecho compañero" fue su respuesta.


                                                                                                  tito

martes, 18 de septiembre de 2012

BICHO (Parte II)



Para leer lo que viene a continuación y comprenderlo mejor, si se quiere estar más en contexto, pueden ir a la Primera Parte del Relato: http://tomandroganpelean.blogspot.com/search/label/Trist%C3%A1n%20el%20Triste

BICHO (Parte II)

Un caballero elegantemente vestido, engulle arrolladitos primavera mientras contempla a los esbeltos flamencos. A fondo de plano vemos a Mengano observando al individuo de porte aristocrático. Se acerca a él con la intención de robarlo, pero el caballero se percata y lo toma por su brazo, al tiempo que desenvaina la espada de su bastón y acaricia con su filo el cuello de Mengano.

MENGANO
(Un tanto asustado queriéndose mostrar complaciente)
Hermosas criaturas.

CABALLERO
Tienen la gracia y delicadeza de las más bellas damas.

MENGANO
Tiene usted razón. ¿A que dedica su tiempo buen señor?

CABALLERO
(Apartando su espada)
A la difícil tarea de no hacer nada. Nosotros los ociosos tenemos el trabajo más exhaustivo.

MENGANO
Aunque por su aspecto debe ejercer alguna notable e ilustre profesión.

CABALLERO
No se deje engañar por las apariencias, no soy más que un vagabundo revestido en oro. En otro tiempo supe ser gerente de una importante empresa, hasta que descubrí que el trabajo para nada dignifica y que el dinero es de las cosas más despreciables del mundo y que por tanto le sirve a uno, si es que se quiere tener poder sobre seres despreciables.

MENGANO
Y yo que venía con la intención de robarlo. En estos tiempos no hay nada más útil y práctico que el dinero. Esto es lo que lo hace tan nefasto. Camarada de la inutilidad, ruego me disculpe si lo ofendí con mis intenciones.

CABALLERO
Para nada caballero. Todos somos ladrones de algo en alguna medida, la diferencia es que unos roban en nombre de la ley y otros en contra de ésta. ¿Dinero es lo que necesita?, tome acepte esto.

El caballero le entrega un par de billetes.



MENGANO
No, nunca podría, la limosna y la caridad son de los actos más infames, refugio autocompasivo para los egoístas. Un hombre se debe valer de sus propios medios y habilidades para procurar la satisfacción de sus necesidades…

CABALLERO
Está en lo cierto, disculpe mi patético sentimiento de lástima. No quise subestimarlo.

A pesar de esto, Mengano ha tomado la billetera del caballero sin que éste se percate.

CABALLERO
Debo irme, un gusto haber encontrado un verdadero hombre entre tanto animal.

MENGANO
Lo mismo digo.

Mengano camina entre animales enjaulados, pasa por territorio de primates. Éstos le dirigen miradas lastimosas, algo agónicas.

“Ese ser que tan cansino camina,
inspira la figura de hombres de antaño,
lo más primitivo y lo más primate,
la culminación del sueño de Ícaro,
la magnificencia del albatros.
Sus alas le pesan,
carcomen su espalda
Sus pares lo odian,
Su volar rechazan.

Sus alas se mueven como autónomas
En gestos que pretenden
Levantar vuelo sobre un aire pesado
Algo nunca logrado
Mientras su caminar impuesto
Se vuelve más tortuoso.”

Tristán el Triste

jueves, 13 de septiembre de 2012

Recomendaciones de cine.

 Este jueves 13 de septiembre me encuentra con muchas ganas de recomendarles un par de películas que vi en los pasados días.
 La primer película es "Un oso Rojo" un film argentino del 2002 dirigido por Israel Adrian Caetano. Una gran thriller y no digo más. Esta disponible en cuevana.
 La otra película es "Grass", un documental del 1990 sobre la historia de la represión de la marihuana en los estados unidos de america. es muy interesante el recorrido que logra el documental y los datos que maneja. También disponible en cuevana.
 Se que este es un blog literario, aun así me tomo el atrevimiento de darle otro tinte en este jueves porque me parece que vale la pena poder salir un poco del rol tradicional de escritor y poder recomendar algo del séptimo arte. Espero les gusten.
                                                                                                          tito

miércoles, 12 de septiembre de 2012

eco de un poema de amor




ruedan los nombres
en la  rueda de mi olvido,

 rueda mi voz , mujer
elèctrica acròbata de pisos grises.
rueda porque sigue algo y es

calmar la sed en mi garganta, llevarme o dejarme 
muda de palabras o de ritmos.
apenas un golpe lògico
hace girar el reloj y frena el momento,
prismàtico ves ,y ya no hay nada.
toquè tus labios igual de tiernos que los mìos,
tu piel femenina me esperaba.
nada màs que el eco de las palabras usadas,
pero distintas.
 tus dedos que insistentes socavan la luz
 del acto narcisista de inventarse.
 chaparròn de las doce 
 , el mercado lento pero abrièndose, a cada uno su lugar
y la disposiciòn. acada cual el ensueño , el ensueño ,
 el fracaso y la reacciòn.
un huevito blanco que olvidaron en el nido.
( la sensualidad me despeina)
una virgen amarilla que mostrò la piel en un bar lejano
fue mi ausencia. Ella,
una càlida melodìa que puedo cantar pero no recodarla.
esa  visiòn del pez de la noche, gigante 
 con brillo de estrella y azulnegro:
dice que nadie sanarà los dolores antiguos, 
que no habrà asunto alguno sofocable al tiempo
( pasado o no)
que nada harà de la historia algo distinto.y es asì
sòlo lo observo girar en su mar como un aviòn que vuela en el cielo.
( recuerdo que lloramos)
calmo entonces el color que toma el alma
espacio  vicioso, de pruebas y fantasìas .
amplio pero invisible, el ojo que vè
el cable desolado hacia la parte àspera
la que  trae
 la pregunta
 el tumultuoso y espeso baile,a el que por falta de escrùpulos
 le doy mi sonrisa sin doblez. - mi màs sincera reverencia
( recuerdo que gritamos)
carteando la suerte sin manos ,casi olvidàndome
 de ellos :los pasazidos -que se distinguen y se olvidan.
los que uno  inventa primero para sorprenderse luego,
fatales rosas de verano en la carne.

alguien dice
 que el àrbol que diò esa luz jamàs serà fotografìa.
ya no me esmero en creer en lo màs simple.

callar el sin fin de los adioses,
 sino què?, soñarte..
morir en el instante en el que prescindo.
caer como un clavel del aire muerto , seco.
a tus pies blandos
insignificante y a la vez normal ,  la caìda  que existe,
es por algo,
y su renovaciòn no es cosa ajena, sino natural. 
el clavel no estarà condenado. sino
ordenado.- en  orden.
me inclino hacia todo adormecida, 
y ahora que los nervios vivos pueden calmarse,
la negra llama tapa los bosques
la flecha que tiraste llegò. 
y el vino ....trayendo la ligereza mortal y la rara amplitud,
la benevolencia y la soltura que al fin se integran , 
sòlo para ver la dura espina
 que se ablanda por no poder morir.
es como el agua que se transforma. 
   cae la lluvia ,
agua tardìa 
desde un cielo  cargado.

llueve enteramente sobre las flores,
sobre alguien que ha llegado , 
sobre otro que aùn  no ha partido.

sobre las calles de Montevideo,
y sobre todos los edificios llueve,
sobre una casa sola en las praderas de Paysandù ,
sobre una misa en una iglesia repleta
llueve sobre el monte y sobre el ladrido de los perros
tambièn en cada techo del mundo cae la lluvia, la tormenta,
sin freno cae y se adentra.

   lo que se arrastra por la tierra es el agua densa,

lìquida , frìa y divina.
el cielo entonces se renueva, y los poros de la piel
parecen absorver tambièn la humedad y el tedio,
la chispa de fragilidad para abrazarse o desearse
la cifra del reloj, el zigzaguear de la noche que nos une... 
lluvia en el canto de la tierra, de las hormigas,
lluvia para dormir o para encerrarse,para extrañar 
toda la lluvia
sobre su cortina irreparable de pura vida 
sobre su olor ,sobre su fresca metamorfosis..

   siento las reflexiones que  llegan
y se dejan caer como si fueran gotas .

de esa incesante luz de algùn comienzo,
sòlo por estar mirando desde una ventana,
 siento que algo nos acerca , nos desconoce y nos mece.

 esta mañana tambièn me olvidarà,
me construirè una nueva combinaciòn :

fumarè en hojillas amarillas
mientras e l cielo enrojece..

estarè igual , màs el eco de las dulces palabras te voy a esperar
me va a encontrar entre los vidrios  la emociòn,
la entrega escrita en mis pàrpdos
saldrè  hacia el  sol cantando tu canciòn..



                                                                                                AMMANDA

jueves, 6 de septiembre de 2012

Limonero


  El limonero estaba ahí desde que ella tenia recuerdos, no concebía su casa sin el. De pequeña pasaba horas a su sombra, que no era la mejor, jugando con muñecas, autitos, amigas, amigos. Ese árbol era una institución de su niñez. Aun así nunca le gusto la limonada, a pesar de que algunas veces la tomaba por el simple cariño que le tenía a su amigo el árbol. Su madre siempre le contaría con una sonrisa en la cara como ella miraba el vaso, miraba el árbol y con una felicidad tremenda tomaba todo, y su cara se estremecía en una mezcla de sensaciones, era raro y cómico. Ella por su parte recordaba que un día una amiga había robado de su padre una bebida alcohólica blanca y ellas le habían puesto limón, era muy sabrosa.
 Su relación con el árbol era hermosa, rara y poco común, a pesar de no ser una chica solitaria, lo que sentía por el árbol, y ese espacio de mundo eran cosas únicas. A su lado sentía que el tiempo se detenía, la tierra esperaba, era como si el mundo entero esperara un semáforo en rojo para que ella viviera sus más locas, o simples aventuras. Era único, inexplicable.
  Un día, de adolecente tubo su primer noviecito, un muchacho alto de cara granosa, no era el más lindo pero no era feo. Pero lo que a ella le gustaba era su sentido del humor, un poco ácido pero activo, perspicaz, inteligente. Al principio tenia miedo de invitarlo a su casa porque ella tenía apenas 14, además tenía tiempos muy justos hasta que volviera su padre. Igual no era problema porque vivía relativamente cerca de una plaza hermosa con arboles, verde, bancos, todo, podía pasar el rato con su noviecito sin ser descubierta y experimentar sus primeros besos, roces, caricias. Pasado el tiempo ella fue sintiendo más y más cariño por ese muchacho que besaba muy bien, si bien no hablaba mucho, eso no era un problema porque parecía escucharla, así lo sentía.
  Un buen día, de camino a la plaza ella sorprendió a su enamorado con la propuesta de ir a su casa, el, por su lado no entendía nada, se sintió feliz y la lujuria se encendió con fervor. Al llegar a la casa, cual galán de película quiso implementar sus mejores técnicas de seducción para concretar eso que tenia que pasar. La miro fijo a los ojos y la beso con fuerza mientras la apretaba contra el. Le daba besos largos, grandes. Pensó que estaba todo cocinado, no. Ella lo separó con la más increíble sutileza, esa que poseen las damas, no los hombres. "te quiero mostrar algo" le dijo un poco ruborizada,"seguime". El muchacho no tardo mucho en darse cuenta que no iban al cuarto y que no iba a pasar nada de lo que al había imaginado. Cuando llegaron al patio el pensó que le iba a mostrar una mascota, tal vez un perro y no un gato, el odiaba los gatos, pero tamaña sorpresa se llevó cuando la chica con la sonrisa mas impresionante del mundo, con la felicidad mas plena le señalaba un árbol, UN ÁRBOL!!!, un simple limonero!. Loca, loca!!!! Pensó. Ella con una inocencia hermosa se fue a sentar a su sombra y lo invito a hacer lo mismo. Estaba tan feliz, se sentía la muchacha más feliz, tenía un chico y su árbol, era hermoso. Él no lo sentía así, estaba de mal humor, quería besar a su chica pero esta no quería, solo quería mirarse, sentir la paz, vivir el momento. Cada segundo que pasaba la ansiedad crecía cual monstruo en un sueño y se lo iba comiendo de a poco. Primero hizo un chiste del árbol, pero no conforme fue mas lejos, dijo que no le gustaba, que le parecía una cosa de niños estar bajo un árbol, y sin querer le rompió el corazón. Ella no entendía, porque la ofendían así, ¿porqué?
  Desde la ventana del living quien vio todo era su padre, un tipo sereno, amable y de gran corazón. Esa noche no dijo palabras pero le comento a su madre todo lo que había pasado. Charlaron largo y extendido antes de dormirse. Terminaron por pensar que el muchacho podía tener razón, que tal vez poco a poco era hora de que su hija abandonara el árbol, ya de niña la habían llevado al psicólogo, pero este no vio muchas cosas negativas en esto, simplemente dijo que se le pasaría, que era normal de la edad, pero nunca había pasado, ella seguía amando ese árbol, según su madre "obsesionada". Estaba decidido tomarían cartas en el asunto.
  Una tarde, cuando Andrea regreso del liceo vio como su padre podaba su limonero, ella corrió a detenerlo, pero él le juro que la poda era como cortarle el pelo, que luego crecería con más fuerza y brillo, pero no fue así, su padre no sabia podar y tanto lo podo que el árbol ya nunca mas volvería a crecer. Ella lo supo ese mismo día, fue una comunicación impresionante, ella sintió en su corazón el error de su padre. Esa noche Andrea no pudo dormir, solo pensaba en su árbol, en su vida, en su espacio intimo, que la razón y el mundo no habían podido cuidar, lloro hasta que no tenia más lagrimas y se durmió en una profunda tristeza.

                                                                                                                           tito