jueves, 31 de mayo de 2012

Razones parte IV




“me levanté rabioso, pronto para pegarle muy duro, con toda mi rabia, pero al verlo, sus ojos me convencieron, eran todas buenas razones”

"no me rompas las bolas" se dijo con determinación y se esforzó por convencerse que todo estaría bien. Respiró profundo, repitió el ejercicio y tocó el timbre. Del otro lado apareció un muchacho de unos 25 años, una barba de cuatro días y cara de dormido. "¿vos sos el que venía?"." si ese soy yo, un placer" dijo mientras esbozaba una especie de sonrisa. De ahí paso a un hall chiquito que tenía otra puerta, sospecho que por ahí era la casa, segundos más tarde el muchacho abría la puerta, ni bien entró lo invadió un olor muy rico, fuerte y a la vez placentero, era cogollo, del mas rico, en ese momento se dio cuenta que el tipo no solo estaba dormido sino re loco. El muchacho lo miró como excusándose, con su cara de: que pasa, salió un fino, un mañanero, nada raro, para encara el día. Con un gesto lo invitó a sentarse en un sofá bastante nuevo pero muy mugriento, parecía que alguien lo usaba de cama, corrió una almohadón y se sentó. En ese preciso momento se acordó del mate. "che me podes dar un poco de agua tibia, pa` arrancar el mate". El otro que ya estaba saliendo del cuarto se volvió y le dio a entender que si, pero con los dedos pulgar e índice, le pedía que aguantara un cachito.
 No supo bien cuando comenzó a preocuparse, pero si sabía que había sido mucho antes de que pasara un tiempo prudencial para hacerlo. El calculaba unos 10 minutos desde que el muchacho se retiraba de la habitación. Podían ser menos. Decidió quedarse tranquilo, sentado y esperar, seguro era todo cuestión de su cabeza. Aun así sentía como se le ponían todos los instintos alerta, sentía como su cuerpo se preparaba para cualquier situación. Volvió a experimentar una intensa liberación, paz. "perdoná estaba en el baño"  decía el muchacho mientras le estiraba un vaso con agua tibia para hinchar el mate. "muchas gracias" respondió, se sintió mucho mas tranquilo. Abrió la mochila, sacó el mate y comenzó a echarle yerba de la bolsa, cubrió algo así como 2/3 del mate, luego inclinó este para que la yerba quedara en posición perpendicular. Finalmente  echó  agua tibia y dejó reposar.
  Mientras estaba cebando el primer mate, entró en la habitación otra persona, alguien un poco mayor, alrededor de los 35, 40 años, estatura media tirando para arriba y una desarrollada calvicie. Saludó en un tono bastante amistoso, pidió perdón por hacerlo esperar y lo invitó a sentirse como en su propia casa. Fue ahí, cuando menos se lo esperaba, cuando menos lo nesecitaba, que alguien toco en su interior, era su cabeza, su cerebro. Volvió a sentirse ansioso, con una molestia terrible, un agobio. Se logró serenar mientras apuraba otro mate, pero aun así, sabia que estaba peleando con él, si cedía un poquito podía caer en su propia trampa; auto boicotearse. Sintió miedo, miedo helado y puro, a pesar de que para el afuera no se le movía ni un pelo. "señor, entiendo que usted quiere plantar algunas cosas que nosotros tenemos" le dijo con un tono muy suave el más viejo de ellos. "si, así es, me interesaría ser parte de ese negocio, creo tener la discrecionalidad apropiada, creo, eso lo garantiza el nombre de por quien hoy estoy aquí"
                                                                                                                                tito

miércoles, 30 de mayo de 2012

Friday night fever papá


 Viernes a la 1 :30 de la mañana, digamos en la madrugada del Sábado, cuando arranca. Estaba en la comodidad de mi hogar, terminando de mirar una película, con ganas de salir a tomar algo pero sin plata por lo que las ganas quedaron en eso solamente. Terminé de mirar la película, una de esas bien pelotudas en las cuales uno no tiene que pensar mucho, puede ir al baño y volver sin perder el hilo, en fin un peliculón.  Ya estaba dispuesto a retirarme a dormir cuando siento que  golpean la puerta y oigo risas del otro lado de la puerta, lo primero que imaginé fue que alguno de mis amigos venia borracho; pero entre risa y risa  había algo que no me cerraba.  Noté que alguna de las risas eran femeninas, algo que me descolocó ya que con mi compañero de apartamento no nos caracterizamos justamente por ser unos sementales que llevemos minas  seguido, ni esporádicamente, es más, cuando aparece alguna mina la miramos con miedito, la verdad que las historias de que te meten en una bañera con hielo y te sacan los riñones medio que me tiene atemorizado, pero no es por eso que no la ponga seguido, sino que simplemente debido a mi forma de ser caballero, por no decir que soy un cagonazo para encarar una mina.
Al abrir la puerta me encuentro con dos de mis amigos junto a dos mujeres. No entendí muy bien cual era el asunto, ya que miré el ambiente y éramos 3 hombres y 2 minas, lo primero que pensé fue “a la pucha pinto partuza” pero enseguida caí en razón que había alguien que esa noche no iba a tener suerte y aplicando el teorema de Descartes me di cuenta que ese individuo era yo. Aguanté un rato más ahí en el living charlando educadamente con los “invitados”  y hasta jugando al play station con una de ellas, siempre poniendo mi mejor cara de pelotudo. Mi intención era ver si me tenía que ir del apartamento o si podía proceder a acostarme a dormir como yo desde hacia rato  quería hacerlo. –Che manso, salís hoy? Primer indicio de que me tenía que ir. El segundo fue cuando empezaron a chuponear y yo quede ahí mirando cual hermano menor mira a su hermano mayor besuquearse con la novia. Ese fue el momento en que entendí que me tenía que retirar y contra toda voluntad me fui. De ahí en adelante la noche tuvo sus altos y bajos, lo primero fue ir a lo de Chiquito, un gran amigo de la infancia, el que me mostró el camino de la salvación. Al arribar a la calle San José, el panorama era el siguiente: El Zorry, Chiquito y Cabeza, una botella de whisky, cerveza y dos travestis...
La noche se iba para larga.
Continuara...

                                                                  El Manso Sosa

martes, 29 de mayo de 2012

la timidez del desierto II


El calor me empuja fuera del auto. Me olvido de ella, del sudor, del encierro. Afuera no es distinto, el sol rabioso del desierto, come sombra y escupe aire caliente.
Amigos duermen abrigados del calor bajo la sombra de un auto amarillo. Me encuentro sentado en el suelo rocoso, contemplando el fatídico horizonte desprovisto de vida.
Me entretengo tomando ramas de yuyos, desvistiéndolas de sus hojas. He observado que este gesto se reitera en la gente. En momentos en los que no se sabe qué hacer, que decir uno se vale de cualquier cosa que se tenga a mano, cualquier objeto se transforma en excusa. Eso distrae. Lo obliga a uno a no pensar. En la sed, por ejemplo.
"Tengo sed" digo, al tiempo que lanzo a Tito unas piedritas. "Qué mierda..." despierta Tito. Sonrío. "Hijo de puta... una vez que pude dormirme..." reniega.

¿Qué pasa? ¿Volvió?
Nah... qué va a volver...
¿Cuánto tiempo pasó?
Unas cuantas horas...
Ya no va a volver
Le lleva tiempo ir y volver. Todavía está dentro de lo esperado...
No va a volver... tengo sed...
Calláte gil
Gil realista, tiene todo allá ¿para qué volver?
Va a volver. Ir y volver lleva tiempo...
Calláte gil
Gil cronometrado. El tiempo que te lleva ir y volver lo tengo calculado. Una hora para ir. Otra para encontrar lo que falta. Otra para emprender la vuelta.
Ya pasaron más de tres horas ¿para qué volver?
Calláte gil
Gil sensato. Si estuviera en su lugar no volvería... ¿para qué volver?
Porque estamos esperándolo
Sabes cuanta gente espera gente que nunca vuelve ¿para qué volver?
Porque sería humano volver
La gente es humana y vuelve cuando vale la pena volver, pero por tres desconocidos ¿para qué volver?
Te olvidas de ella
Ella es otra razón para no volver
Ella es su razón para volver
Te estás equivocando
Por tres desconocidos no va a volver, por ella sí
Te estás equivocando
Por ella va a volver
Por ella no va a volver
Calláte gil
Gil previsorio. Mira tu alrededor. Mira la situación en la que estamos...
Por eso mismo va a volver
Calláte gil, dejáme hablar. Si estuviera en su lugar no volvería ¿sabes por qué?
¿Por qué gil?
Por ella ¿no la escuchaste a ella?
A veces sí, otras veces hice como que la escuchaba
Tengo sed
¿Qué?
Disculpa, no te escuché... ¿decías?
Que no la escuché del todo...
¿A quién?
A ella
Por ella no volvería ¿para qué volver?
Por nosotros
Por tres desconocidos ¿para qué volver?
Por ella
Justamente por ella no volvería
¿Por qué?
Si él no la quiere ¿para qué volver?
Ella lo quiere a él
Con eso no basta ¿para qué volver?
Él la quiere a ella
Él no sabe que ella existe, por tres desconocidos ¿para qué volver?
¿Ella existe?
No estoy seguro
¿Está en el auto?
Tengo sed
¿Qué?
Perdón, no te oí. Es la sed.
¿Está en el auto?
¿Quién?
Ella
Por ella no volvería
Entonces existe
Como razón para no volver 
Va a volver
¿Para qué volver?

Tito patea a Nano, no va a permitir que disfrute los goces de olvido del sueño mientras nosotros morimos de sed e incertidumbre.

¿Volvió?
Todavía no. Le lleva tiempo ir y volver
¿Para qué volver?
Va a volver
¿Y ella?
Por ella no volvería
¿Ella todavía existe?
No sabemos
¿Está en el auto?
No sabemos
Me voy a fijar
¿Para qué? Si no va a volver
Calláte gil

Nano se acerca al Dodge amarillo. La ve a ella. Golpea el vidrio. Ella no responde. El motor está prendido. 

Ella no va a volver
¿Para qué volver?
Calláte gil

Elugo

jueves, 24 de mayo de 2012

Razones Parte III


"entonces, me dejó mirar su bolso, asomé la cabeza con una curiosidad impresionante y pude ver, traía puras excusas"


 Un brusco movimiento lo levantó, se había dormido sentado con el libro abierto, la baba caía de su boca y mojaba su buzo, era una escena muy cómica. Se secó.  Al mirar por la ventana se dio cuenta que estaba por llegar a la ciudad. Guardó el libro en su mochila y calculó que habría dormido unos 20 minutos, fue muy raro porque había sido algo repentino, de golpe, sin previa. Generalmente no dormía en los viajes, y cuando lo hacia era una cosa paulatina, un proceso, de a pedazos. Primero le caía una pesadez encima, luego sentía cómo su cerebro comenzaba a dilatarse, cómo sus neuronas abandonaban todo esfuerzo por pensar, luego se dormitaba un poco, es más, juraba que en algunas ocasiones había descifrado qué estaba pensando en el momento justo del trance, pero cuando lograba apoderarse de ese pensamiento se levantaba. Decía que siempre eran cosas cochinas y sin sentido. Por ultimo ese proceso concluía con un sueño liviano. Esta vez la mecánica de su accionar no era la misma, fue una cosa repentina y el sueño profundo.
 El reloj de la terminal marcaba las 7:34 cuando bajó del bus, la temperatura era de 15 grados. No tenía mucho abrigo, era un tipo más bien caluroso. Igual el día iría poniéndose más caluroso, lo presentía. La reunión que tenía era más tarde, tenía un tiempo muerto. Se arrimó a uno de los bancos de la terminal, se sentó y armó un cigarrillo. No podía dejar de sentir en su cabeza un principio de agobio, una molestia, la controlaba, aun así molestaba. Sintió un espasmo muy fuerte, como cuando te pasa la muerte. Le dio miedo. Se paró rápidamente. Fueron unos segundos, se desorientó, perdía el control de su cuerpo y lo invadía una cosa vacía, terrible. No supo porque pero se fue de viaje en el tiempo nuevamente, pensó en la ciudad, en su etapa de adolescente, pensó en ella. No quería pensar en ella. Maldijo. Sin meditarlo mucho comenzó a caminar rumbo al norte, en dirección a donde tenia la reunión, no era la hora pero tenía planeada una parada. Caminó unas pocas cuadras y unos metros más adelante divisó un cartel. Respiró profundo y entró. El bar estaba casi vacío, solo estaba el cantinero y un veterano que tomaba un café. Pidió una grapa, sola, a secas. La tomó de una, pidió otra. Si bien conocía al viejo no le interesó presentarse, saludarlo y menos que menos escucharlo. En otro tiempo se habría entretenido con él, no hoy. Estaba bien atravesado ya para las 8 00, mierda que era temprano. Esperaba algo que no sabía qué era, pero esperaba, y pensaba que eso le daría un alivio, lo calmaría. Estuvo un rato más en el local, pagó y se retiró. Del hambre ni noticias, parecía como si se hubiera esfumado.
 Caminaba lento, bien lento, pensaba en cada paso, en cada movimiento que hacía. Cuanto más caminaba más se internaba en esa jungla de cemento que tanto detestaba, oía bocinas, autos, motos, gente apurada. Lo invadió una cosa totalitaria, una sensación de desprecio por el prójimo, por la vida humana, pensó berborrajicamente en el cáncer que era la ciudad, en todo el mal que le hacía a este mundo. Gente amontonada, espacios reducidos, olores artificiales, sonidos ensordecedores, carteles, gente, maldita y tonta gente. Poco a poco iba subiendo el tono, la ira lo devolvía a la vida pero a qué costo, un odio tremendo, un desprecio generalizado, sintió la necesidad de sentir vergüenza, pero lo que realmente sentía era paz. Entonces se frenó en seco, sacó un papelito de su billetera y leyó una dirección, había llegado.


                                                                                         tito

miércoles, 23 de mayo de 2012

Uruguay nomá!!


Gran mentira que la Batalla de Las Piedras la ganamos gracias a los conocimientos militares de Artigas. En la escuela te venden este personaje como si fuera un héroe de la patria para que después compres la cajita feliz y no es así, HEROE DE LA PATRIA LUCHITO SUEREZ  hermano, que ataja goles, los hace, putea al negro Evra, no le da la mano, se caga contra el Chelsea y cuando lo llaman del Barca se hace el gato o Darío Rodríguez que le rompió los ligamentos a el brasilero que se hace el uruguayo ese Jackson Viera que  hace 30 años vive en Uruguay y no sabe hablar español (y supuestamente hizo el CUARTO mejor gol en la historia de los mundiales). Artigas si viviera el día de hoy sería un adicto a la pasta base, un pordiosero de esos que los empujan con la patita cuando quedan tendido en la vereda después de ingerir dos litritos de alcohol para lavar los vidrios. Cualquier hijo de vecino que se voltee a su prima no solo que va a ser ajusticiado tanto por su padre, tío, primo o novio de la botija y otros seres de su misma raza que se van a unir por el simple hecho de enroscar a alguien. Pero volviendo a lo que nos concierne, la verdad de la milanesa es que Artigas gano la batalla de las pierdas porque llego 4 días tarde a la batalla y agarro a los españoles pasados de vino, hacía días que venían chupando como desquiciados. Así cualquiera, es como el Maracaná, mentira que lo ganamos a huevo y con aquello de que el Pepe Nazazi enzoqueto a un compañero porque dijo que era imposible ganar ese partido, o capaz que lo encajo pero de onda como quien le da un toque en la nuca a aquel primo chico que rompe las bolas en las fiestas familiares. En realidad ganamos en el 50 por la misma razón que ganamos en la Batalla de las Piedras. Pero no siempre ganamos, también empatamos contra España condicionando nuestras chances en el Mundial con el penal que erro el burro de Sosa, pero la culpa no es del chancho sino del que le rasca el lomo, solo el maestro Tabarez le da para patear un penal tan importante a un tipo que nunca supo doblarse el cuello de la camiseta . Tabarez nos sacó cuartos en el mundial y campeones de la Copa América después de pila de años, pero también jugo con 4 CUATRO puntas, puede Ud. pensar señor lector que promediando el minuto 75 u 80 está bien poner cuatro jugadores que su posición sea centro delantero, pero no este hombre los puso cuando arrancaba el partido, desde el minuto 0. Aparte de que Tabarez es dueño del record mundial del cambio menos entendido y mas practicado a lo largo del futbol mundial, si lo pone siempre religiosamente al seba Eguren, un tipo que está compuesto de un 80% de películas de Chuck Norris pensando que solo hay que meter huevo y todas esas cosas que decía Ribas aparte de que le encanta hacerse el lesionado, para que usted comprenda lesionarse para Eguren es como ganarse el Gordo de fin de año para cualquier normal, un 10% de cerebro del cual usa solamente la parte que le hace acordar que tiene que comer y un 10% de propagandas de calzoncillos que inundan las paradas de ómnibus (un agradecimiento al publicista de lays que nos cambió al Seba Eguren por Vale Ferreira en las paradas de ómnibus y vaya un saludo a ella también).
Lo mágico de este país es que si todos le ponemos ganas nos creemos las mentiras  nuestras, y quien nos va a dar para adelante si no somos nosotros mismos, pero volviendo al tema Artigas vale destacar que tenemos como héroe nacional a un bagayero, y es una injusticia con la cantidad de gente que tiene mucho mas mérito para ser héroe en este país, como por ejemplo Rivera un tipo que siempre fue para donde más le convenía y no era que no se casaba con nadie, el tipo un adelantado, él se casaba y se divorciaba con todos sin preocuparse del que dirán. Se casó con los portugueses y se divorció, lo mismo hizo con los orientales y muchos más. También tenemos a Lavalleja que salió a pescar perdió el rumbo y sin querer termino desembarcando en la Playa de la Agraciada y no se sabe muy bien como pero termino siendo pintado por Blanes el pintor de la patria.
Por eso tu estimado lector, pequeño ratón de bibliotecas, tú también puedes ser un héroe nacional, solo tienes que hacer algo destacado o salvar a una vieja que se ahoga en la escollera porque estaba deprimida y en vez de quedarse en la casa como haría cualquier persona medianamente normal se tiro a “pensar” al lado del Rio de la Plata y se la llevo una ola (eso si tenes que rescatarla si sos de los que falla en el intento lo único que vas a conseguir va a ser una casa en el borro y un laburito en la armada) tu que siempre andas buscando hazañas, no busques mas, ayuda a una vieja a tirarse debajo de un 103 Los aromos, hazle un favor a el estado y mata un jubilado. Salud! 

El Manso Sosa.

martes, 22 de mayo de 2012

SinSol



Botija, no salgas a mojarte.
Ciudad viste lluvia, calza las botas.
Días que inspiran arte
en su cuello un collar de gotas.

Agua cae martillando el suelo,
aventura se hace resbalosa.
No sólo llora el cielo,
sino también la baldosa.

Botija de brazos caídos,
tu languidez desespera,
no es la gravedad que los cae,
ni el querer ser lluvia,
es la ausencia del abrazo.

Un plato de sopa caliente,
en cada sorbo
el gesto de amor de una amiga
alcanza y llena 
un abrazo ausente.

Tachero amigo dijiste:
la lluvia es mala
te lleva a lugares incómodos.

Caminar sin música,
pensar en ella dos, tres gotas.
escuchar sin pensar
el canto incesante de lluvia.

Ciudad gris
Cortina de agua
Espejo vacío del alma.

Botija, 
cuando la aventura es grande,
y la esquina es sorpresa,
qué importa empaparse.

                                     Elugo

lunes, 21 de mayo de 2012

Casualidades


23:00 PM: bajo en ascensor,  cierro la puerta del edificio pero no tranco, cosa que las viejas me reprochan en las reuniones.

-Si nene acá somos todos viejos y no salimos de noche, así que si la puerta queda sin tranca son vos o tu hermano
- Mire señora yo cada vez que salgo tranco, siempre! (mentira) así que no me venga con que no tranco.

Este dialogo se había repetido varias veces.
Optamos con mi hermano por seguir sin trancar (cuando digo trancar me refiero a cerrar la puerta, si, pero no darle las 5 vueltas de llave a la cerradura de arriba, cosa que rompe las bolas al que llega y al que se va) lo que hacíamos era una vez que nos bajábamos en nuestro piso mandábamos el ascensor al piso de la vieja, o cuando bajábamos en planta baja se lo mandábamos igual, entonces quien llegaba y veía que estaba destrancado encontraba el ascensor el el piso 9 (el de la vieja) inculpándola.
Cuando me estaba yendo, llegaba ella (yo ya estaba más lejos de la puerta así que no podía volver) y me grito haciéndose la macanuda

-Nene, te olvidaste de trancar, después de las 9 de la noche hay que trancar sabes?

Así que me fui re caliente porque todo el esfuerzo para inculparla ahora carecía de sentido, ya que ella misma me había encontrado cometiendo el error, un error que sabia no tenia forma de desmentir en la próxima reunión.

1:00 AM: estoy con dos amigos en el apartamento de uno de ellos, suena música de fondo y estamos echados en el sillón, la tele esta prendida pero en mute.
Acabamos de comer un guiso con una voracidad que nos dejo inmóviles a los tres.
Entre charla y charla mientras  nos bajaba la comida alguien dijo

 - lo que esta bueno es la chechona.
- la chechona?
- sí, leche con porro.

Nos reímos.

 -Tas loco yo estoy hinchado de guiso todavía.

1:10 AM: estamos los tres en la cocina, parados alrededor de una olla, que tiene un litro de leche, no sé qué cantidad de porro y que estamos hirviendo a fuego lento.
Se ve la excitación en nuestras caras, la risita cómplice, casi infantil de niños a punto de mandarse una cagada, la excitación de saber que estamos haciendo algo innecesario pero que ninguno va a poder frenar.
Una vez pronta, la colamos dejando pasar solamente la leche,  que tenía un color verdoso producto de la marihuana y largaba un olor nauseabundo.
Vamos a echarle un poco de vascolet por lo menos  –dijo uno –

2:00 AM: suena música de fondo, estamos los tres echados en el sillón, desencajados de la risa, uno dice que no puede más, que le duele la mandíbula y se la toca como acomodándosela  mientras nos unimos en una carcajada más fuerte que la anterior.
La tele esta prendida pero en mute.

2:30 AM: empiezan Los Simpson cosa que festejamos casi como un gol en la hora, la música está en mute y se escucha Los Simpsoooooon mientras  el clásico cielo azul con nubes se proyecta en la tele a todo volumen
El episodio es Homero y los Borbotones,  se basa en una parodia a Los Beatles en el que Homero forma un cuarteto junto a el profesor Skinner, Apu y Barny.
En una parte del capitulo barny está en la sala de grabación y de un grabador sale number eigth y barney eructa (number eigth + ercuto) se repite tres o cuatro veces.
Todos rieron y yo también reí, sin saber que no estaba entendiendo el chiste completo, fue toda una confusión.

3:00 AM: empiezo a sentirme mal, me duele un poco la panza y de tanto en tanto me vienen ganas de vomitar así que me despido (mientras me gritan arruinado) y me voy.
Antes de salir a la calle me calzo los auriculares y pongo todos los discos de Los Beatles pero que el tema se elija de forma aleatoria.
Arancó uno que no conocía.

3:04 AM: voy caminando a paso acelerado mirando para todos lados y con todo tipo de ruidos que me entran en la cabeza y que me llevan totalmente inquieto, number nine, number nine, number nine me entra por los odios y me taladra el cerebro, me juro a mi mismo no ser tan cagon de sacarme los auriculares asi que me los dejo puestos y sigo caminando.
Empieza un ruido de interferencia y voces compiladas que me hacen creer que estoy a punto de ser abducido por extreterrestres o que la matrix está fallando y  me volvi loco, apuro el paso aun mas y muevo más rápido la cabeza cubriendo todos los lados posibles mientras improviso casi un trote disimulado, las calles están más vacías que cuando vine.
Doblo en la esquina y a una cuadra diviso a un pelado que venía caminando en dirección contraria somos solos yo y él en la cuadra oscura, me asustan los pelados así que cruzo de vereda y el también cruza, lo que me inquieta todavía más. A una distancia de 10 metros lo miro y me mira, bajo la vista, a los 5 metros vuelvo a tener un contacto visual y vuelvo a bajar la vista, (number nine number nine number nine seguía en mis oidos). Nos cruzamos casi a mitad de cuadra uno con el otro,  ahora había quedado de espaldas al pelado totalmente desprotegido de un ataque, entonces a los metros volví a girar la cabeza mirando por encima del hombro, temeroso, sobre que lo hice el pelado tambien giro, apure el paso y volví a mirar, el pelado dejo de caminar y se dio vuelta desafiante, cuando lo vi me dije a mi mismo que era mi única oportunidad de escapar.


3:20 AM : en la oscuridad de la noche, iluminada por pequeñas bombitas de luz de cuando en cuando, doblo a la esquina corriendo como un enfermo, a una velocidad que casi me salgo de la vereda, rompiendo totalmente la armonía de la noche.
Siento el dedo gordo clavarse en las baldosas a través del champion,  cumpliendo una función fundamental para que mi cuerpo logre casi un ángulo de 45 grados respecto a la vereda.
Llego al edificio, las manos me tiemblan saco la llave del bolsillo, la pongo en la cerradura me doy cuanta que estoy a punto de perder el control, se me proyecta una imagen mental del pelado marciano doblando la esquina, ya casi no contengo los nervios giro la llave pero no puedo abrir porque está trancada la cerradura de arriba, me descontrolo y me parto a gritos de vieja de mierda mientras pateo la puerta.


                                                                                                                                      
                                                                                                   


Enlaces relacionados con el texto:   http://www.youtube.com/watch?v=LVf5Cr4M-F8

                                                     

http://www.youtube.com/watch?v=dfhYig6vTNghttp:

       
                                            

 http://www.youtube.com/watch?v=NbWS23onMR4



                             

                                                                                                                                                                                                                                                                                   
                                                                                                                                         Nano
               

sábado, 19 de mayo de 2012

(...)

Hace calor. La nube se esparce y estoy sola,
arrimada a un clavel que se muere en la mesa.
Pero no tan solemne. En mi calle, de a ratos,
pasa una caravana de orgullo y de simpleza.

Hace tiempo no río en los brazos de un hombre.
No río ni montañas ni cimas ni riberas.
Como el trecho es amargo, me voy por la vereda
a comprar algún dulce que me entibie la espera.

En el tren de los astros un azar de esperanza
reprime la emoción en palabras de sueño
que hablo despierta y sueño cuando nadie me escucha.

Guardo la gota ardiente de una temperatura
fragante, deliciosa. Brilla espejo empañado:
silueta de un fantasma saliendo de la ducha.

                                                            La Gata Flora


viernes, 18 de mayo de 2012

Sueño del hombre y proximidad de la muerte




       I

 De noche soñaba un hombre cantando una milonga. Soñaba también con el cielo de una ciudad sitiada y la luna llena y la habitación iluminada por la luna en la que los hombres dormían esperando.
 Veía las imágenes desde la perspectiva de un observador externo, como un ángel entre los cuerpos dormidos y en alguna parte del cielo. Pero él era, también, ese hombre y la voz que cantaba la milonga, en un tono suave, perentorio, apenas desprendido del silencio. Dicen que vienen del norte, las tropas de un general.
 Podía ver intercalados y en simultáneo, sus recuerdos. El recuerdo de un aljibe en medio del campo inmenso y la luna temblando en el fondo.
  Podía sentir la nostalgia, en sueños, del hombre por el tiempo, del ruido manso del arroyo y verlo pescando, la mano baqueana tirando la línea y el tiempo abrazado a la plomada cayendo al fondo del arroyo a dormir con las tarariras.

 
    II

 Los párpados cerrados eran como manos queriendo agarrar el agua. El hombre se levantó y sintió envidia por los muertos que ya nunca más sabrían lo que era el insomnio. La manera en que pasaba la noche, como un alimento sin masticar por la garganta.
 Había matado a un hombre. Había visto morir a su hermano y cuando caminó unos pasos alejándose tuvo miedo de volver los ojos y no poder distinguir uno del otro, los dos muertos boca abajo en el mismo gesto, definitivo como una obsesión, de mirar el suelo, la tierra, casa.
 Ya no tendría que preguntarse que se sentía. La ropa blanca manchada de sangre se lo recordaba con la fuerza de una ironía. Quizás no fuese distinto de los otros. Sabía que era capaz de matar y de morir con el mismo gesto ajeno, capaz del miedo y del odio, de ser y dejar de ser en un instante.


     III

 De repente pensaba una mujer. Pensaba en lo torpe de un sentimiento como el amor que necesita de la proximidad de la muerte para mostrarse. Como en un sueño dentro, como a través de los ojos del soñado, pudo ver la mujer con el vestido levantado lavando la ropa y, en seguida, caminando por la nave de una iglesia.
 Lo mismo el honor. Pensó que el honor era tener hijos que pudiesen llevar el nombre del padre y una mujer a la que pudiese mirar cada día con respeto y acompañe bien la soledad igual que un perro. Pensó en el valor que se necesitaría para entregar la vida por la mujer y por los hijos y sintió que él lo tenía.
Nunca el tiempo perdido le había parecido tanto.
  
  
     IV

  En el sueño sonaban las campanas y el sonido alojado y ronco y perentorio se expandía hasta llegar a los pies del hombre en un color idéntico al del aire.
 Entonces despertaba. En esos días más tarde, cuando caminaba por las calles sacudiéndose el sueño, todavía podía recordar la letra de la milonga. No su melodía. Era como un reloj antiguo y detenido al que ya no se le podía dar cuerda. Y dicen los que eso dicen, que entre esas tropas vendrán, regimientos del Brasil y de la Banda Oriental. Las palabras eran como flores traídas de la muerte, como recuerdos que alguien trae de un viaje.

                                                                          Seoane

jueves, 17 de mayo de 2012

RAZONES Parte II



                                                              "hay excusas y razones, hoy tengo razones"


 la casa se encontraba a unos 100 metros de un camino de tosca. mientras se alejaba se volvió para apreciar la casa, era muy linda, sencilla, pero linda. era de material, tenia dos cuartos, una cocina, un baño y una sala . estaba allí hacía mucho tiempo, antes de que él naciera. a medida que avanzaba se fue cruzando con algunas ovejas que pastaban muy tranquilas, algunas balaron. las miró con mucha ternura y curiosidad. era un animal raro. no sabía que era pero algo le despertaban las ovejas. del camino a la ruta tenía poco menos de 2 kilómetros. para matar el tiempo sacó hojillas, tabaco y armó un cigarro, lo colocó en su boca y lo prendió. pitaba poco, más bien lo justo y necesario para que no se apagara. hacía mucho tiempo que no iba a la ciudad, no era que no le gustara, era solo que prefería estar lejos, solo, tranquilo, sin ruidos artificiales. pero hoy era diferente, tenia negocios que atender. a pesar de que estaba decidido, no estaba convencido. tenía muchas dudas sobre su inversión. sus amigos, con los que había consultado estaban divididos, algunos lo apoyaban, otros se declararon completamente en contra. no faltó alguno que no se la jugara, eso no le había gustado, quería una opinión concreta, nada de grises. tiró el armado y apagó con fuerza.
  de repente estaba en la ruta, miró su reloj, eran 6:40. pensó que por lo temprano que era el ómnibus pasaría rapido. salía de destino a eso de las 6:00, a veces esperaba a alguien y se demoraba. lo seguro era que pasaba. se sentó sobre un tronco que él mismo había puesto ahí un tiempo atras. el hambre ya lo estaba poniendo un poco de mal humor. pensó en armar otro, se controló, se sintió ansioso. de repente este viaje ya lo estaba incomodando. respiró profundo y cerro los ojos, "tranquilo, tranquilo, vamos bien, todo va a salir mas que bien". el ejercicio de hacer conciente la respiración le trajo un gran resultado, se serenó. fue ahí que como por arte de magia, como por alguna alineación energética sintió que venía el ómnibus, aun no lo veía porque había un repecho allá a lo lejos. se paró plata en mano. una vez dentro del ómnibus, procuró sentarse bien al fondo, no había mucha gente pero tampoco estaba vacío. saludó a un conocido y siguió camino. quedaba un trecho importante de viaje, saco un libro para leer. fue en ese instante que se acordó de la primera vez que había fumado marihuana, hacía mucho tiempo. recordaba todo muy claro. a uno de sus amigos se la ofrecieron en un bar. recordaba toda aquella curiosidad mezclada con miedo, con niñez, lo que fuere. estaban tan alterados que decidieron irse del bar y fumar en la casa de alguno de ellos. recordó que el dueño de casa al principio se negó, pero estaba solo y no le dieron chance. se rió. qué lejanos que veía esos 16, ahora era un adulto, invertía, se arriesgaba, tenía que tomar decisiones, aun así seguía fumando. pensó en lo irónico de su recuerdo, no le hizo bien, fue como que se predispuso nuevamente a la ansiedad, maldijo para su interior pero cortó el problema de raíz o casi, volvió a respirar profundamente, aunque esta vez no fue tan eficiente. sin embargo si lo fue el libro que tenía. en la tapa se leía "Los Comediantes".

                                                                                   tito
    

martes, 15 de mayo de 2012

La Verdad (Fragmento)


Luego de un escandaloso debate interno, me he decidido a mostrar otra veta literaria: la dramaturgia. Aquí les va un fragmento de “La Verdad”, obra que escribí recientemente…

Escena V
La verdad del político

Nuestros personajes llegan a una especie de plaza, donde se observan dos estrados, dos hombres parados en cada uno de ellos y una muchedumbre delante.

Verídica:- Ahí tenés a dos candidatos

Joven:- ¿Y quienes son esos que van detrás?

Verídica:- Sus camadas de mentiras, obsérvalas a través de tu cristal, verás que todas ellas caminan en un solo pie

Joven:- ¿Y eso por qué?

Verídica:- Pues porque la mentira se para sobre un pie... la verdad sobre los dos… vamos acerquémonos… es hora de sus discursos

Los políticos comienzan con sus discursos. Hay uno que habla más honestamente que el otro, vemos como sus mentiras se empiezan a unir entre sí, volviéndose una y parándose en ambos pies.

Joven:- ¿Qué pasó?

Verídica:- Cuando una mentira apoya su otro pie, es porque le ha llegado la hora de convertirse en verdad

Joven:- ¿Cómo? No entiendo…

Verídica:- Claro… observa a todos estos crédulos a tu alrededor, ellos le han dado fuerza a esas mentiras para convertirse en una sola verdad, ellos han creído en ella…

Joven:- ¿Y qué ocurre con el otro candidato?

Verídica:- Se encuentra en un torbellino imparable, una mentira desata a otra, mira como se reproducen… quien dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de la primera. ¿Ves cómo se minan los campos de flores y crecen sobre ellas nuevas mentiras? ¿Las ves paradas como flamencos de medias falsas?… La mentira produce flores, pero no frutos…

Joven:- ¿Querés decir que las mentiras embellecen al mundo? 

Verídica:- Si, pero engañosamente… sirven para el presente… sin mentiras, la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento…

Joven:- O sea que la verdad existe. Sólo se inventa la mentira.
Verídica:- Algo así… el asunto es capcioso… las mentiras nacen de las mentes imaginativas, esas mismas mentiras pueden ser las nuevas verdades, todo depende de cuán originales sean y claro está, del cristal con que se las mire… yo misma puedo perder una pierna y terminar siendo una mentira…

Joven:- Pero, ¿cómo es posible?

Verídica:- Las mentiras son nuestras hermanastras… y tanto nosotras como ellas, vivimos de la fe que ustedes depositan en nosotras… hay verdades que se añejan, envejecen y terminan por extinguirse, las gente las cree anticuadas y las toman por mentiras… conocí una verdad que se vio notablemente afectada por los vientos del nuevo tiempo y empezó a palidecer y la gente desconfió de ella y ella se convenció de que no era más que una simple mentira y terminó por desaparecer… así como he conocido mentiras, que crecen día a día, porque más personas creen en ellas y así terminan dotándose de la seguridad necesaria para apoyarse en ambas piernas y poder caminar a paso firme entre los hombres…

Joven:- Quizás vos naciste mentira…

Verídica:- ¿Querés que te cuente la historia de mi nacimiento?

El joven asiente con la cabeza. Verídica empieza a recordar…

Verídica:-…hace mucho tiempo atrás, en las antípodas de este mundo, eran pocas las verdades desperdigadas en él… muchas tenían miedo de los hombres y se mantenían escondidas (como ahora, que muchas de ellas se reservan para el futuro, porque la humanidad no está preparada para recibirlas)… pero el hombre las necesitaba, como el niño que necesita de la leche materna para crecer y sobrevivir… y como las verdades difícilmente se mostraban, el hombre decidió inventar las suyas propias, las artificiales, llamadas “mentiras”, alejadas de las genuinas hijas del mundo… desde aquellos tiempos, no somos nosotras, sino las mentiras, quienes constituyen la fuerza que mueve a la sociedad

Joven:- Comprendo… pero ¿cómo esas mentiras fueron siendo verdades?

Verídica:-…Si se despedaza una mentira, los pedazos son la verdad… el hombre lleva un rastro de verdad dentro suyo, era predecible que su imaginación e inventiva canalice en sus creaciones algo de esa verdad genuina… así es que todas las mentiras contienen pequeñas verdades… se encuentran en estado de gestación… yo crecí en el vientre de una mentira, junto a otras verdades… dicha mentira llegó a ser tan inmensa que logró que nadie dudara de ella y su poder fue tan grande que un santo día explotó, diseminando verdades por doquier… yo soy uno de sus frutos… así nacen las nuevas verdades… las antiguas, como aquella niña con quien tratamos, se muestran en raras ocasiones, se han criado con miedo a los hombres… se asemejan a almas infantiles que temen la mano adulta… aún así, casi ninguna verdad es absoluta, completa, eterna e inamovible, por eso en los ojos de esa niña podías ver todavía un destello inocente de ingenuidad sincera…

El candidato más deshonesto empieza a disparar con más vehemencia su discurso, logrando que nuevas mentiras broten en el lugar. Éstas someten a la muchedumbre democrática, mientras que la simple y solitaria verdad del otro candidato lucha en vano por liberar a la masa. Este último candidato desiste en la idea de gobernar y se marcha derrotado de allí, seguido por su verdad.

Verídica:- La fuerza de este tipo de mentiras es notablemente superior al poder de una única verdad, la muy desgraciada no puede valerse por sí sola…

Joven:- Vámonos de aquí, ya vi suficiente…

El joven cargando a Verídica a sus espaldas se abre paso entre la muchedumbre enardecida y escapa de allí…

Elugo

lunes, 14 de mayo de 2012

Bicho (Parte I)


Tristán el triste, a quien ya hemos tenido el orgullo de tener en el Toman, ha emprendido la escabrosa tarea de forjar una novela. Aquí va un pedazo de ella…

BICHO (Parte I)

“Y su llanto tomó forma de carcajada histriónica
Y sus lágrimas se escondieron silenciosas en su risa
Y todo su lamento fue alegre canto de momento,
¿Feliz? sólo desconociendo lo triste de esas muecas bufonescas”

El shopping se atiborra de gente. Todos embobecidos miran vidrieras, contemplan pantallas.
Un misterioso hombre, Mengano, camina abriéndose paso entre la gente, camina indiferente, con la mirada fija en el suelo. De repente se frena, observa a su alrededor. Pareciera que una fuerza superior se apodera de él, empieza a convulsionar, víctima de un ataque de epilepsia. Sus piernas débiles ceden y cae al piso estallando en espasmos.
Entreabre un ojo y mira hacia un costado, al tiempo que sigue moviendo bruscamente su cuerpo, observa como ciertas personas lo miran consternadas pero no se acercan a él. Se levanta enfurecido, rabioso, insulta a todos los presentes por su indiferencia.
Dos guardias de seguridad sobrevienen sobre él y lo echan del lugar.

Mengano camina solitario por una ruta, avista una montaña hecha de viruta de astillas. Se dirige hacia allí y contempla desde ahí la puesta de sol.

Un refugio subterráneo, al que se accede a través de una escotilla, posicionada debajo de una camioneta abandonada en un desarmadero. Éste es el recinto de Mengano, un lugar bastante lúgubre y oscuro, con un par de luces artificiales bastante puntuales, una lámpara de pie y otra que ilumina específicamente su mesa de trabajo. Libros apilados contra la pared, fotos colgadas en ella. Una mesa de trabajo repleta de imágenes, una gran mano mecánica sostiene una lupa.
Una pileta y un inodoro en una esquina y en otra un catre que hace de cama. Una gran radio de las militares.
Allí se encuentra nuestro personaje ordenando prolijamente el botín del día, de su sobretodo extrae billeteras. Apila documentos por un lado y el dinero por otro.
Se acuesta en la cama y duerme.

El sol se posa sobre sus crines y así despierta su espíritu. Mengano sale de su refugio hacia la superficie. Camina entre el cementerio de chatarra hacia la salida.
Se encuentra con el sereno del lugar.
Le entrega un anillo de oro.
El sereno le agradece.

Mengano se encuentra en una de esas grandes librerías multinacionales, donde han hecho de la cultura un paquete de mercancía. Mengano observa para cada uno de sus lados y guarda dentro de su saco algunos libros.
Ve como una de las vendedoras se acerca al guardia de seguridad y le comenta algo al oído, se sabe sospechoso. Toma un libro y lo lleva hasta la caja, allí pregunta a la cajera sobre el mismo, demostrando ser un ilustrado en el tema. Compra el libro para reducir las sospechas. Cuando observa que el guardia no lo advierte, sale de la tienda y al pasar por las barreras que hacen pip, toma un controlcito y lo aprieta, logrando que éstas no suenen.

Mengano recorre las calles de la ciudad dejando los libros que obtuvo en diferentes lugares, como si los liberara, esperando que alguien despierte a las bestias que llevan dentro. Disfruta también de entregarlos aleatoriamente a quienes se cruzan con él, para así contemplar sus caras de sorpresa.

Mengano deposita un libro al pie de un zaguán. Ni bien lo deja, toca timbre y se esconde en la esquina a espiar. Un niño abre la puerta y mira hacia los costados para verificar que no hay nadie, su pie patea el libro sin querer. Se agacha y lo recoge, lo ojea. Entra de nuevo a su casa sin despegar los ojos del libro.

Mengano deposita un libro al pie de otro zaguán. Toca timbre y se esconde. Sale un adulto que refunfuña al ver que no hay nadie “pendejos de mierda con su ringraje” dice. Ve el libro en el suelo, lo toma, lo ojea despectivamente (“que graciosos”). Va hacia una volqueta y lo echa allí. Mengano observa todo esto y se enoja bastante, de su gabardina extrae una libreta y una lapicera. Escribe algo. Arranca la hoja de la libreta y la deposita al pie del zaguán. Vuelve a tocar timbre. Sale el adulto más refunfuñante aún. Se topa con el papelito a sus pies. Lee:

“Más le vale rescatar ese libro de la basura y leerlo. Los libros no son mugre. Pasaremos en una semana a verificar si lo leyó. De lo contrario le daremos su merecido. Salud.
(A.L.F. Asociación de Lectores Fanáticos)”

El Adulto mira hacia sus lados con cara de asustado. Rápidamente va hacia la volqueta y se zambulle en ella. Mengano sonríe.

CONTINUARÁ…

Tristán el Triste


sábado, 12 de mayo de 2012

encuentro


pa qué lindo
recupero mi cuerpo:
territorio de batalla
abrazado, alegría.

somos adultos, nena.
ya es tiempo.

abandono por un ratito
el miedo el frío
la memoria que no.

nada más.
nada menos.

                       La Gata Flora

viernes, 11 de mayo de 2012

En el nombre del Padre



 En Salto todos la conocían como Lady o la Lady y dicen que si la invitabas a coger ella siempre decía . Se comentaba en la ciudad que de chica la violaban, por eso no le gustaba que le agarrasen el pelo o le apretaran la cabeza cuando estaba chupando una pija. Quien me lo contaba lo representaba bien, movía las manos como si se estuviese ahogando. En el fondo, todos decían, a ella le encantaba coger y se lo recordaba y yo pensaba que quizás eso podía tener algún sentido.
  Una vez unos amigos la invitaron a su casa y ella dijo .
 Desde la cama ella los llamaba y decía vengan estoy pronta y en el living los ocho decidían el orden para saber quien iba a ir primero. Lo dejaban a la suerte. Ella en el cuarto escucharía los gritos y las risas y el cuerpo desnudo temblaría apenas de miedo y deseo y jugaría con sus manos y pensaría ya. Irían pasando de a uno, y así los imagino, cada cuerpo entrando con una decisión nacida en  parte del miedo y las piernas de ella abiertas que lo recibían y decían y las sabanas cada vez más revueltas y sucias que eran como los ojos y el espejo de la habitación.
 Los imagino volviendo uno a uno al living con una sonrisa que disimularía la vergüenza y la transpiración que les bajaba por la espalda y los gritos y las burlas entre el humo de los cigarrillos y el recién llegado que señalaría al siguiente y le diría vas vos; el otro que lo miraría riendo, un poco más serio ahora, y le preguntaría como estuvo (bien, estuvo bien) y entonces los dos se reirían juntos y desde la habitación con una mezcla de miedo y coraje escucharían el dale  vengan  otro.
 Te llaman.
  Mientras escuchaba la historia pensaba en si alguno le habría preguntado el nombre, en si alguien habría pensado en hablar unas palabras con ella antes de coger como se hace con una puta en un quilombo, o si le habrían preguntado en que posición le gustaba más o si quería algo como un vaso de agua, o si habrá sentido alguno la vergüenza después de acabarle en la boca.
  Uno de mis amigos me contó que mientras cogían la miro a los ojos y que le pareció ver a un perro. La mirada desprovista de inteligencia de los animales, (o al menos una inteligencia repartida por entero en los sentidos, sensual),  desprovista del pudor y la lástima, como un abandono, como si al coger abandonara una parte de ella cifrada en el nombre que le dieron sus padres.
  Era como estar cogiendo con los ojos de un perro, pensé en silencio y me dije que era una buena frase para escribir un cuento.
 

     II

 Cuando pasaron los ocho se vistió y salió caminando por el pasillo, pasó por el living en el que los hombres la miraron en silencio y sintió que le fue difícil respirar. Al salir escuchó las risas y pudo ver el humo escapando por la puerta y se detuvo a contemplar la imagen del humo que ascendía en el aire en forma de espiral.
 Caminó por las calles de Salto sintiendo el viento que le secaba la transpiración y el gusto a semen persistiendo en la boca como las palabras. Pensó en su tío y en uno de los hombres que se lo recordaba, en todo el tiempo desde que lo vio por última vez  y en las veces que la llevaba a tomar helado en verano y recordó cuando la violaba.
 Pensó en los hombres. Con el paso de los días se confundirían como las canciones de un disco apenas escuchado hasta ser un solo cuerpo acallando el deseo.
 Cruzó por enfrente de la iglesia antes de llegar a la plaza y se persignó como cuando chica y el movimiento de las manos acompasado con las palabras sonó en su silencio En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
 Se sentó en el banco de la plaza y por un tiempo se sintió satisfecha y feliz y vio al viento correr entre las flores como niños y sintió las campanas de la iglesia y pensó que Jesucristo también era un hombre.

                                                                              Seoane


jueves, 10 de mayo de 2012

Razones


El tiempo se hace corto, el tiempo se hace largo, en fin es tiempo, es una cosa muy subjetiva, personal.

 Me embarco hoy en un proyecto diferente, en una especie de novela de apartes. Me enorgullece que sea ya una realidad porque esta en el papel, sin importar su futuro. 


  A las 5:45 sonó el despertador. El sabía perfectamente que hoy no podía hacer oídos sordos, postergó la alarma y cerró los ojos con todas sus fuerzas procurando hacer un viaje tiempo-espacio que le diera unas horitas mas. Pero por más que lo quiso no pasó, la alarma sonó unos minutos más tarde y ya era tarde. Tenía mucha hambre. Se sirvió un vaso de agua y luego otro. El hambre no se fue pero si logro engañarla, se sintió un poco más aliviado. Prendió la radio y escuchó un poco de radio rural, los precios del ganado estaban al alza pero los granos como el arroz no lograban seguir la tendencia de los últimos años. En realidad los precios mucho no le importaban, su relación con la radio era a otro nivel, era una compañera, una voz que le cortaba el crudo silencio del olvido. El decía que su radio se llamaba Rosario, no estaba loco ni mucho menos, sabia clarito que no era un ser humano. De niño siempre mantuvo una relación especial con los objetos inanimados, les hablaba, los organizaba. Recordaba que en su vieja casa, cuando vivía con sus padres, ordenaba los cepillos de dientes de modo que estos no quedaran solos. Trataba de organizarlos para que pudieran "charlar". Muchas veces se levantó de su cama y fue a chequear. Algunos días pasaron cosas asombrosas, los cepillos parecían no estar de la forma que él los había puesto, esto le despertaba montones de conjeturas, que luego se morían en su imaginación cuando el cerebro entraba en descanso.
  Apagó la radio, calentó agua. Le esperaba un día muy largo, el sol aun no salía, tan solo una penumbra iluminaba el cielo. Salió de su casa, estaba muy frió, el invierno estaba tocando las puertas, además el pasto estaba muy mojado por el roció, lo que hacia el tiempo aun más templado. Cuando miró su reloj se dio cuenta que aún tenia tiempo, eran las 6:00. Fue hasta un galponcito que tenía a unos metros de su casa y agarró unos tientos. En sus ratos libres trabajaba con cuero y fabricaba llaveros o cualquier tipo de artefactos con este material, todos pequeños. Una vez le pidieron que haga una billetera, no le quedó mal, en un futuro pensaba comenzar con cosas más grandes. Mientras ponía sus energía en el trabajo manual su cabeza se fue, pensó en todo lo que estaba por emprender, todo ese nuevo proyecto en el que se estaba por embarcar, sintió un poco de miedo, era natural, pensó, voy a hacer algo loco, diferente. Aparto su mirada de los cueros y la volvió al horizonte, que imagen, se maravilló, se sintió feliz. El ladrido de un perro flaco y viejo lo volvió al mundo. Era  la hora, tenía que partir, fue a la casa, agarró el termo, el mate y puso un poco de yerba en una bolsa, más tarde arrancaría el mate.


                                                                                                  tito

miércoles, 9 de mayo de 2012

Varios en uno solo.


Era ese momento del día que el tanto disfrutaba, mateaba al lado de la radio escuchando las noticias, las mismas que ya había escuchado en la mañana y al medio día mientras esperaba la llegada de su compañera, ya a esa altura de la vida no la veía mas como un amor aunque si le brindaba todo el poco cariño que él tenía para brindar. Algo que día a día hacía, una rutina pero de esas rutinas lindas, a las que a uno le hacen falta cuando no las tiene. En si su vida se resumía a una rutina, el levantarse todo los días a la misma hora, higienizarse, desayunar y salir rumbo al trabajo. Ahí pasaba de sol a sol, ganándose la sobrevivencia. Siempre fue un tipo de pocas palabras, de largas miradas en las que decía mucho más que en las largas charlas en el bar con los parroquianos del lugar, siempre le gusto mas escuchar que exponer, y no era porque no tuviera de que hablar. En su vida le habían sucedido las cosas más extraordinarias que uno pueda imaginar.
Aquella noche no pudo dormir temprano, hubo algo que lo mantuvo atrapado hasta largas horas, siempre fue un hombre puntual, pero aquella noche hizo la excepción a la regla. Salió a caminar por las calles angostas del pueblo, la brisa de la madrugada levantaba la tosca de las aquellas y en el ambiente se respiraba olor a lluvia.
No estaba preparado para vivir lo que el destino le tenía planeado, iba a ser de esos momentos en los que a uno no lo preparan en la escuela. Ni Dante Alighieri hubiera podido describir tal escena. Lo primero que sintió fue un fuerte escalofrío que le baja por la espalda, seguido de una parálisis total de su cuerpo, sin siquiera poder pestañar. Solo podía contemplar aquel pequeño cuerpo en un charco de sangre debido a las 13 puñaladas que le asesto. No lograba entender como alguien había logrado cometer tal atrocidad, ¿Qué se le puede cruzar por la cabeza a un ser humano para llevarlo a cometer semejante barbaridad? No encontraba respuesta y seguramente nunca la fuera a encontrar.
La gente del pueblo estaba desesperada, caían uno tras otro, nadie encontraba motivos, por su lista habían pasado delincuentes, políticos, gente honesta y hasta niños que ni siquiera entendían la gravedad del asunto. El comisario del pueblo siempre había sido un inepto, pero como era el sobrino de un alto mando en Montevideo un día entro en la fuerza policial y solo tenía claro que de la comisaria iba a salir con los pies para adelante. Pero aquella situación lo supero, no se podía seguir haciendo la vista gorda, la gente se empezaba a impacientar en busca de respuestas pero él no las podía dar no porque no las tuviera sino porque su estado de borrachera desde la mañana hasta la noche le impedía hacer su trabajo. En un momento de lucidez pidió refuerzos a la capital, que le mandaran “los milicos inteligentes” fue su pedido y  no se refería.
No sabía que las cosas habían cambiado, estaba vez la suerte no iba a estar de su lado que  desde hacía un tiempo siempre que caminaba lo hacía acompañado, que estaban atrás de él. Es que él no era quien pensaba ser. Cuando las luces de la camioneta del comisario lo empezaron a iluminar empezó a notar que sus manos estaban manchadas de sangre al igual que su ropa y su cara. No entendía el porque si él no había tocado el cuerpo, no entendía que hacia ahí y porque estaba en el lugar. Pero ese día todo se iba a terminar, ese día no iba a ir a una cárcel con rejas y guardias, sino que su celda era una acolchonada y con enfermeros. No solo iba a ir el, sino que con él se iban a ir todas sus vidas, todas sus personalidades, todos sus “yo”.

martes, 8 de mayo de 2012

Pies

Tengo una cara de domingo y un par de ojos enfermos. Manos no tengo.
Donde tenía un corazón late un tímido desierto.
Lejos está la cara de ensalada que enfermó mis ojos, postrada hacia al vacío con expresión de nada. Amo esa cara. Mis pies siempre me acercaron a ella. Hubiera querido conservarlos. Pero a ella no le bastaron mis manos, ni mi corazón, ni mis ojos. Tenía que llevárselos también.
Con ellos caminaba, corría, saltaba y bailaba. Ya no puedo hacer.
Mis pies disfrutaban tanto de caminar junto a ella, que cuando un día se frenó, dio media vuelta y dijo “Ahora quiero seguir sola”, ellos siguieron tras su sombra embobecidos. Se desembarazaron de mí fácilmente, olvidándome y volcando mi triste cuerpo sobre la calle.
El camino fue eterno, cual gusano quise arrastrarme hacia casa pero no tuve las fuerzas necesarias. Suerte que algunos que pasaban se compadecieron de mí y me patearon como si fuera una bola de carne. Agradecí el gesto alegremente. Cada patada, aunque dolía, me acercaba más a casa.
El camino fue eterno, sentía una nostalgia tremenda, ya extrañaba mis pies. Mi cara se puso más domingo que nunca. Recordaba como los dedos de mis pies (en especial los gordos) se estremecían de placer al ver sus piernas. Se retorcían excitados, sabiendo que pronto acariciarían su piel.
Bastaban mis pies sobre sus pies, desnudos sobre la cama, para ser felices. Ya no hay pies, no hay los suyos, no hay felices.
Sin corazón soy un torso hueco, donde el frío eco de un amor flota incesantemente.
Sin manos, sin pies y sin ojos que quieran ver, me asemejo a un matambre salteado a la lágrima, receta triste si las hay. Si alguien me viera así, tirado sobre la cama, tendría la necesidad de bañarme en mostaza y meterme en el horno. Pero no salgo de mi cuarto. Reposo inmóvil, paralizado. Ella robó mis pies.
No hay nadie que me patee lejos.  No me puedo mover. Te envidio Gregorio Samsa, serás un insecto maloliente pero al menos tenés patas de sobra. Yo no tengo ni un par, soy sólo un cuerpo desmembrado, al que le arrancaron las extremidades sin piedad.
Ojalá llegue el día en que haciendo un gran esfuerzo pueda rodar sobre mí mismo, caer de la cama y dar de lleno contra el suelo. Allí mis ojos, si es que dejó de llover en ellos, se encontrarán con los restos de un corazón roto. Al que van a abrazar con la mirada. Él se va a arrastrar hacia mí y se va a hundir en mi pecho. Lo voy a escuchar latir. De mis muñones van a nacer manos con las que voy a borrar de mi rostro esta expresión de domingo.
Con un par de manos, un par de ojos secos y sanos y un corazón latiendo me voy a preguntar ¿qué me falta? ¿Ella? Seguramente no.
¿Y mis pies? Van a volver de repente, me los voy calzar, les voy a dar un beso y un perdón. Voy a salir a caminar…
Elugo

lunes, 7 de mayo de 2012

EL SECRETO DEL JINETE


El señor Prensio se comprometió en una noche de juerga entre alcohol y pucho a publicar a un viejo amigo de la casa, el domingo, por razones de espacio no lo consiguió por lo tanto lo remedia en este momento.
Uno de los enigmas del toman, el Gordo People.

                                                         William Comodoro Chamberlain





Cada noche preparaba su caballo para ir al pueblo a buscar más víctimas.
En cada momento de su recorrida hacia ese lugar, su cabeza estallaba de preguntas sin respuestas acerca de porque realmente hacía este acto… ¿Un poco de felicidad? ¿Su pasión de que la gente le tenga terror? ¿Ó simplemente era el destino que le había tocado?
En su recorrido hacia el pueblo siempre observaba una lechuza que lo miraba…
Al llegar esa noche al pueblo, la gente tapiaba sus casas con todo lo que podían pero no había forma de esconderse de él… con su gran hacha destrozaba y mataba a todo aquel que se le cruzaba, incluyendo niños y mujeres, ancianos y ancianas, solo a unos perdonaba este jinete: a los vagabundos que tenían mal olor…
Una noche, cuando la iglesia del pueblo hizo sonar sus campanas a la media noche llego él, con su arma afilada irrumpió en la casa de Chulengo y cuando se acerco a él para destrozar su cráneo de un solo golpe, se detuvo, Chulengo no entendía el motivo de este acto, el misterioso jinete dio media vuelta y se retiró, sin que nadie entienda este motivo.  Este joven conocido del pueblo había jugado esa tarde una partida de quidich con amigos y al llegar todo transpirado y con un pésimo hedor a su posada para tomar un baño, se dio cuenta que no había pagado sus últimas 2 facturas de agua y se la habían cortado y no pudo ejecutar el acto de bañarse .
Moraleja el que no hace palmas se deja se deja.

                                                                              GORDO PEOPLE