Viernes a la 1 :30 de la mañana, digamos en la madrugada del
Sábado, cuando arranca. Estaba en la comodidad de mi hogar, terminando de mirar
una película, con ganas de salir a tomar algo pero sin plata por lo que las
ganas quedaron en eso solamente. Terminé de mirar la película, una de esas bien
pelotudas en las cuales uno no tiene que pensar mucho, puede ir al baño y
volver sin perder el hilo, en fin un peliculón.
Ya estaba dispuesto a retirarme a dormir cuando siento que golpean la puerta y oigo risas del otro lado
de la puerta, lo primero que imaginé fue que alguno de mis amigos venia
borracho; pero entre risa y risa había
algo que no me cerraba. Noté que alguna
de las risas eran femeninas, algo que me descolocó ya que con mi compañero de
apartamento no nos caracterizamos justamente por ser unos sementales que
llevemos minas seguido, ni esporádicamente,
es más, cuando aparece alguna mina la miramos con miedito, la verdad que las
historias de que te meten en una bañera con hielo y te sacan los riñones medio
que me tiene atemorizado, pero no es por eso que no la ponga seguido, sino que
simplemente debido a mi forma de ser caballero, por no decir que soy un
cagonazo para encarar una mina.
Al abrir la puerta me encuentro con dos de mis amigos junto
a dos mujeres. No entendí muy bien cual era el asunto, ya que miré el ambiente
y éramos 3 hombres y 2 minas, lo primero que pensé fue “a la pucha pinto
partuza” pero enseguida caí en razón que había alguien que esa noche no iba a
tener suerte y aplicando el teorema de Descartes me di cuenta que ese individuo
era yo. Aguanté un rato más ahí en el living charlando educadamente con los “invitados” y hasta jugando al play station con una de
ellas, siempre poniendo mi mejor cara de pelotudo. Mi intención era ver si me
tenía que ir del apartamento o si podía proceder a acostarme a dormir como yo
desde hacia rato quería hacerlo. –Che manso,
salís hoy? Primer indicio de que me tenía que ir. El segundo fue cuando
empezaron a chuponear y yo quede ahí mirando cual hermano menor mira a su
hermano mayor besuquearse con la novia. Ese fue el momento en que entendí que
me tenía que retirar y contra toda voluntad me fui. De ahí en adelante la noche
tuvo sus altos y bajos, lo primero fue ir a lo de Chiquito, un gran amigo de la
infancia, el que me mostró el camino de la salvación. Al arribar a la calle San
José, el panorama era el siguiente: El Zorry, Chiquito y Cabeza, una botella de
whisky, cerveza y dos travestis...
La noche se iba para larga.
Continuara...
El Manso Sosa
Travestis!!!
ResponderEliminarSiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
ResponderEliminarY yo que pensaba que iban a terminar con putas del barrio sur.
ResponderEliminarexelente manso lo tuyo es de puta madre, ayer vi como trabajas y dije: que mierda va a salir de ese cerebro y pum...
ResponderEliminaraguante el manso, el fabian onill del toman, en todos los sentidos
seguramente terminaron en el norte, o debieron terminar en el
ResponderEliminarManso sos lo máximo de lo máximo. Ah!!!!
ResponderEliminarChe Flora, se sintió su ausencia este fin de semana. Volvés, no?
ResponderEliminarP/D: Alguna vez pasaste por mi blog?
A la mierda, Manso, hace honor a tu nombre y calmate un poco que hay gente que puede salir herida si este relato continúa, cuida tus palabras o me voy a ver obligado a hablar con Willy o con el mismisimo Augusto
ResponderEliminarContinuara... espero que no. anda a cagar manso ponete a laburar !!
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