I
De noche soñaba un
hombre cantando una milonga. Soñaba
también con el cielo de una ciudad sitiada y la luna llena y la habitación
iluminada por la luna en la que los hombres dormían esperando.
Veía las imágenes
desde la perspectiva de un observador externo, como un ángel entre los cuerpos
dormidos y en alguna parte del cielo. Pero él era, también, ese hombre y la voz
que cantaba la milonga, en un tono suave, perentorio, apenas desprendido del
silencio. Dicen que vienen del norte, las
tropas de un general.
Podía ver
intercalados y en simultáneo, sus recuerdos. El recuerdo de un
aljibe en medio del campo inmenso y la luna temblando en el fondo.
Podía sentir la
nostalgia, en sueños, del hombre por el tiempo, del ruido manso del arroyo y
verlo pescando, la mano baqueana tirando la línea y el tiempo abrazado
a la plomada cayendo al fondo del arroyo a dormir con las tarariras.
II
Los párpados cerrados
eran como manos queriendo agarrar el agua. El hombre se levantó y sintió
envidia por los muertos que ya nunca más sabrían lo que era el insomnio. La
manera en que pasaba la noche, como un alimento sin masticar por la garganta.
Había matado a un
hombre. Había visto morir a su hermano y cuando caminó unos pasos alejándose
tuvo miedo de volver los ojos y no poder distinguir uno del otro, los dos
muertos boca abajo en el mismo gesto, definitivo como una obsesión, de mirar el
suelo, la tierra, casa.
Ya no tendría que preguntarse
que se sentía. La ropa blanca manchada de sangre se lo recordaba con la fuerza
de una ironía. Quizás no fuese distinto de los otros. Sabía que era capaz de
matar y de morir con el mismo gesto ajeno, capaz del miedo y del odio, de ser y
dejar de ser en un instante.
III
De repente pensaba
una mujer. Pensaba en lo torpe de un sentimiento como el amor que necesita de
la proximidad de la muerte para mostrarse. Como en un sueño dentro, como a
través de los ojos del soñado, pudo ver la mujer con el vestido levantado
lavando la ropa y, en seguida, caminando por la nave de una iglesia.
Lo mismo el honor.
Pensó que el honor era tener hijos que pudiesen llevar el nombre del padre y
una mujer a la que pudiese mirar cada día con respeto y acompañe bien la
soledad igual que un perro. Pensó en el valor que se necesitaría para entregar
la vida por la mujer y por los hijos y sintió que él lo tenía.
Nunca el tiempo perdido le había parecido tanto.
IV
En el sueño sonaban
las campanas y el sonido alojado y ronco y perentorio se expandía hasta llegar
a los pies del hombre en un color idéntico al del aire.
Entonces despertaba.
En esos días más tarde, cuando caminaba por las calles sacudiéndose el sueño,
todavía podía recordar la letra de la milonga. No su melodía. Era como un reloj antiguo y detenido al
que ya no se le podía dar cuerda. Y dicen
los que eso dicen, que entre esas tropas
vendrán, regimientos del Brasil y de la Banda Oriental. Las palabras eran como flores traídas de
la muerte, como recuerdos que alguien trae de un viaje.
Seoane
bien seoane, esta re poetico tu relato, me gusto
ResponderEliminarsalud
Salvo la primera parte (la repetición de la palabra "hombre" me resultó desalentadora por momentos, y la pesca parecía traída de los pelos) me pareció muy bueno el texto; osado, intenso. ¿Vuelve la literatura gauchesca?
ResponderEliminarVuelvo, solo para decir que es muy bueno, que capaz no quedo claro por la crítica inicial, pero si, realmente me gustó, mucho más que el anterior, pero sobre todo, me sorprendió, me parece atrevido que escriba esto, digno de respeto, digno.
ResponderEliminarestá muy bien, si es verdad que le gustó me alegro mucho. estuve viendo lo del primer párrafo y puede ser que repite muchas veces la palabra hombre. en mi caso al momento de escribir no me molestan las repeticiones y hasta las busco, repetir una palabra clave para ir dandole más fuerza y jerarquía y trabajar con eso, pero tenes razón y puede que ser hay uno o dos que pueden ser prescindibles. lo de literatura gauchesca, jajaja, no creo, el flaco vive en la ciudad, villa, pueblo en el siglo XIX, yo imaginé la ciudad de paysandú en el año 1863. está lejos de ser literatura gauchesca, pero quien sabe si a la voz del aura acá me pongo a cantar
ResponderEliminarAy Seoane, comprendo perfectamente la razón para las repeticiones, entiendo que sean buscadas y el trabajo pretendido, simplemente que en ese párrafo no me cuadro, como siempre, esto es personal y yo se lo digo.
EliminarLa milonga que usted menciona, conocida como "Milonga Rosista" hace referencia a hecho ocurridos unos años antes a la Defensa de Paysandú, pero debo decirle que yo también pensé en lo mismo. Eso si, si no me equivoco el sitio a la ciudad de Paysandú ocurrió entre diciembre de 1864 y enero del 65. Sin embargo el gaucho seguía existiendo como tal todavía, pero admito que me expresé mal, no me refería a la literatura gauchesca al estilo Martin Fierro o Don Segundo Sombra, sino más bien un relato cuasi-histórico ficcionado tomando como protagonista al gaucho en si. Bueno, me fui al carajo.
Bueno Seoane, me gustó... y en esta oportunidad no tenga nada para decir de tu texto (nada "negativo", digamos). Siempre la misma atmósfera, loco. Siempre. Eso es excelente.
ResponderEliminarSaludos.
PD: ud no me visita más? ya no me lee?
muchas gracias por el comentario, que lo entiendo como positivo. igual cuando empezás una critica con "bueno" me parece que se viene el mazazo "bueno, no tengo más opción que decir que esto me pareció una cagada". por suerte no fue así.
Eliminarcon respecto a sus textos creo que lo último que leí de usted fue un texto en el blog de quien pereira que me pareció muy bueno, excelente por momentos, de lo mejor que he leido de usted. relato de viaje, personaje misógino (aunque amaba las mujeres) y peleador si mal no recuerdo.
igual le prometo darme una vuelta por su blog y darle mi opinión sobre sus textos.
un abrazo colega
No, no. Lo que digo es lo que es. No pienses otras cosas. Si digo que me gustó, es porque de verdad me gustó.
EliminarEn cuanto a lo otro, no se sienta usted apurado, pero sí un poco presionado. Leí su comentario en el blog de Quién P. De gracias pa arriba.
Nos veee
Me impresiona la rítmica de tus relatos. Tus palabras tienen música. Y tu español es austero, además. Siendo un idioma tan florido, eso no es nada fácil. Salú tu escritura, Seoane!
ResponderEliminarGata:
ResponderEliminarQue digas que mi escritura es austera es para mí una fuente de felicidad. Austera y musical. Si vos la sentís así entonces eso me hace pensar que capaz la cosa es por acá.
Muchas gracias por el comentario
Salud
Además de la austeridad musical, el texto tiene algo épico, de dimensiones cinematográficas. Perfectamente podría inspirar una película de aire rulfiano, con toques fatídicos de Quiroga. Impresionante. Ovación de pie y la correspondiente invitación a que empieces a escribir el guión de esta película... salud!
ResponderEliminary usted estaría dispuesto a dirigirla? (elugo es, ademas de militante de la 2121, un aclamado director de cine)
Eliminary a dividir ganancias?