Donde tenía
un corazón late un tímido desierto.
Lejos está
la cara de ensalada que enfermó mis ojos, postrada hacia al vacío con expresión
de nada. Amo esa cara. Mis pies siempre me acercaron a ella. Hubiera querido
conservarlos. Pero a ella no le bastaron mis manos, ni mi corazón, ni mis ojos.
Tenía que llevárselos también.
Con ellos
caminaba, corría, saltaba y bailaba. Ya no puedo hacer.
Mis pies
disfrutaban tanto de caminar junto a ella, que cuando un día se frenó, dio
media vuelta y dijo “Ahora quiero seguir sola”, ellos siguieron tras su sombra
embobecidos. Se desembarazaron de mí fácilmente, olvidándome y volcando mi
triste cuerpo sobre la calle.
El camino
fue eterno, cual gusano quise arrastrarme hacia casa pero no tuve las fuerzas
necesarias. Suerte que algunos que pasaban se compadecieron de mí y me patearon
como si fuera una bola de carne. Agradecí el gesto alegremente. Cada patada,
aunque dolía, me acercaba más a casa.
El camino
fue eterno, sentía una nostalgia tremenda, ya extrañaba mis pies. Mi cara se
puso más domingo que nunca. Recordaba como los dedos de mis pies (en especial
los gordos) se estremecían de placer al ver sus piernas. Se retorcían excitados,
sabiendo que pronto acariciarían su piel.
Bastaban
mis pies sobre sus pies, desnudos sobre la cama, para ser felices. Ya no hay
pies, no hay los suyos, no hay felices.
Sin corazón
soy un torso hueco, donde el frío eco de un amor flota incesantemente.
Sin manos,
sin pies y sin ojos que quieran ver, me asemejo a un matambre salteado a la
lágrima, receta triste si las hay. Si alguien me viera así, tirado sobre la
cama, tendría la necesidad de bañarme en mostaza y meterme en el horno. Pero no
salgo de mi cuarto. Reposo inmóvil, paralizado. Ella robó mis pies.
No hay
nadie que me patee lejos. No me puedo mover.
Te envidio Gregorio Samsa, serás un insecto maloliente pero al menos tenés
patas de sobra. Yo no tengo ni un par, soy sólo un cuerpo desmembrado, al que
le arrancaron las extremidades sin piedad.
Ojalá
llegue el día en que haciendo un gran esfuerzo pueda rodar sobre mí mismo, caer
de la cama y dar de lleno contra el suelo. Allí mis ojos, si es que dejó de
llover en ellos, se encontrarán con los restos de un corazón roto. Al que van a
abrazar con la mirada. Él se va a arrastrar hacia mí y se va a hundir en mi
pecho. Lo voy a escuchar latir. De mis muñones van a nacer manos con las que
voy a borrar de mi rostro esta expresión de domingo.
Con un par
de manos, un par de ojos secos y sanos y un corazón latiendo me voy a preguntar
¿qué me falta? ¿Ella? Seguramente no.
¿Y mis
pies? Van a volver de repente, me los voy calzar, les voy a dar un beso y un
perdón. Voy a salir a caminar…
Elugo
me encanto elugo, es muy lindo, te felizito
ResponderEliminarGracias tito, me uno al club de los corazones rotos
Eliminarzi la verdad que esta lindo.
ResponderEliminarGRACIAZZZ!!!
Eliminarhermoso. el final es genial
ResponderEliminarzp papa
ResponderEliminarzp? zin palabras?
ResponderEliminarque mina jodida eh. putas harry, son putas.
ResponderEliminarDefinitivamente son putas harry
EliminarUna de las cosas más lindas que he leído en mucho tiempo.
ResponderEliminar¿Será que estoy leyendo poco? Ja ;)
Gracias Anónimo! Recuerda que lo importante es la calidad, no la cantidad... jojo
Eliminarvamo arriba querido!!! por lo menos no se robo tu hombría!
ResponderEliminares triste, dulce, tierno y lindo :). hermoso final si!
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