Ramón había nacido siete mesino, hijo único de una familia humilde se había criado mitad en casa de su abuela y mitad en casa de sus padres.
Ramón había querido ser jugador de futbol, bombero, policía, doctor, presidente, astronauta y actor.
Ramón fantaseaba con encontrar al amor de su vida, pero este nunca apareció.
Cuando niño no fue feliz, guardaba muy pocos recuerdos de su infancia.
En su momento no le preocupaba, se paso su niñez soñando con ser grande, estaba convencido que ahí acabaría su desdicha.
Su vida había estado siempre invadida por la muerte.
Cuando tenia 8 años estaba arrodillado con la mitad de sus piernas hundidas en el arenero de la plaza, a media cuadra de su casa, cuando su tía lo tomo de atrás con un abrazo, cuando Ramón la sintió experimento un sentimiento de felicidad corriéndole el cuerpo, no estaba acostumbrado a que lo abrazaran, la sensación todavía vibraba dentro del pequeño cuando esta le dijo
-levántate tu padre acaba de morir y tenes que estar con tu mama.
A los 9 años murió su abuela, sentada en el patio debajo de la parra con el gato en la falda, los médicos dijeron que fue por causas naturales.
Cuando ya tenia 11 años, estaba en el salón de su escuela, se sentaba en ultima fila contra la ventana.
El sol primaveral y cálido de las cuatro de la tarde entraba atravesando el vidrio y le iluminaba la cara haciendo que sus ojos brillaran.
La maestra lo llamo a parte y le dijo que juntara sus cosas que tenia que ir a casa.
Esta vez quien lo dejaba un poco mas solo era su abuelo justo el día antes de cumplir sus 78 años.
Su madre se hundió en una terrible depresión, al año no se podía contar con ella para nada mas que para tormento de Ramón que se desvivía por sacarle una sonrisa.
A pesar de sus 12 años Ramón tuvo prácticamente que criarse solo.
Su madre siempre acostada con las persianas del dormitorio cerradas y un aire caliente, quieto y que costaba respirar, no hacia mas que maldecir su propia vida.
Ramón sentía una terrible angustia por la vida que llevaba su madre, pero nunca sintió lastima de si mismo, sabia que al menos el seria feliz de grande.
Pasaron los años y cuando estaba por cumplir los 16 su madre murió, un poco por el alcohol, otro poco por el tabaco pero sobretodo por haber pasado casi los últimos 4 años postrada en una cama.
Con 17 años y prácticamente solo en la vida, consiguió un trabajo como peón en un campo cerca del pueblo donde vivía.
Pasaba los dias en soledad absoluta, su único contacto con gente del pueblo era cuando el patrón le llevaba la ración del mes o cuando lo consultaba por como iba marchando la cosa.
Se convirtió en un hombre de pocas palabras, tenia las manos cuarteadas del trabajo y del frío.
Las piernas flacas y bastante chuecas mostraban un andar típico del hombre de campo.
No se si se olvido del sueño que algún día tuvo o se había resignado a una vida solitaria.
Una vez que le dijeron que no lo precisaban mas Ramón volvió al pueblo mas precisamente a la casa de su infancia.
Regresar no le produjo nada.
Dos meses antes de cumplir sus 43 años con mucho esfuerzo, parte de trabajo propio e inversión de sus ahorritos de toda la vida abrió en su casa un bar al que bautizo con el nombre “BAR EL MIMBRE”
Cuando Ramón vio colgado el cartel, que iluminaba parte de la vereda en la noche, ensayo una pequeña sonrisa, una de las pocas que se le vio.
Atendió el bar durante 30 años sin cerrar ni un solo día.
A pesar de que el lugar casi siempre alojaba algún que otro borracho, que le gustaba contar sus problemas Ramón nunca parecía estar conversando, siempre estaba haciendo algo y de vez en cuando asentía con la cabeza.
Murió a los 77 años tirado atrás del mostrador 1 hora después de haber cerrado.
Demoraron 6 días en encontrar el cuerpo que ya empezaba a descomponerse.
Lo enterraron sin velorio, en el correr del día.
A Ramón le gustaba la sensación húmeda que sentía en su mano cuando se ponía comida y los perros comían de ella.
A Ramón le gustaba cagar tranquilo a la hora de la siesta escuchando la radio.
A Ramón le gustaba refrescarse en verano con las bolsas de leche fría, se las pasaba por el cuello y por la panza.
Nano
Nano
es muy bueno. mucha gracias
ResponderEliminarMe gusto mucho el cuento, creo que en el mundo hay muchos mas ramones que tinellis, bienvenida la gente comun y con sueños rotos.
ResponderEliminarbuen cuento.y vamo arriba los ramones.
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