martes, 23 de agosto de 2011

La música se siente

¿Que hay de esos sonidos turbulentos
que velozmente rapaces asaltan la oreja,
emitiendo caricias musicales,
esparciendo un conjuro en quien se ablanda
y deja fluir su ser a través de ese mar sonoro?

Escucha, y sólo así comprenderás a que me refiero,
cuando uno se siente primitivamente parte de un ritual,
alineado con el cosmos en su totalidad,
dejándose arrastrar por ese torrente
que lo envuelve a uno,
retorciendo extremidades a su antojo.

Que sensación más sublime,
trombones diabólicos emiten sus gritos de guerra
y uno se somete gustosamente
a la tiranía deliciosa del imperio auditivo.

Festejo es verdad,
y celebración de todo lo vivido.
Grandiosa experiencia,
de lo más cercana a la religión,
para el individuo de buen gusto y criterio.
Mentira; un disfrute popular,
que convierte en avalancha
la acción de muchas personas,
y en danzas contagiosas como epidemias,
transformadas en la única liberación
correctamente aceptada
desde el principio de los siglos.

Elugo

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