jueves, 14 de junio de 2012

Razones V


 "el mundo estaba ahí, yo no, pero todo termina, primero las escusas, luego las razones"
  

  No dejaban de resonar las palabras cuando los otros dos se miraron y cruzaron una expresión mezcla de sorpresa y dudas. El más viejo de ellos, el que tomaba la voz cantante, el que parecía o se hacía parecer el líder lo miró fijo, como un animal inspeccionando el alma. Él continuaba quieto, para el afuera era la serenidad en persona. No dudó en aguantar la mirada y a pesar de todo el murmullo dentro de su cabeza, hacía sus mayores esfuerzos por respirar tranquilo. Ofreció mate.  El líder aceptó, agradeció con un cálido gesto. "Bueno, es verdad que tenes un padrino, jajaja, pero eso no basta. Si vos querés plantar, si querés trabajar para mí, tenés que prometer resultados" dijo mientras cambiaba rotundamente su expresión, su tono, sus formas. Ahora era un hombre serio, asustaba  y traía la coacción a la orden del momento. Mientras oía las palabras sintió que trataba con un profesional, ésto lo tranquilizo, fue raro, diferente, no se esperaba eso de él mismo. Tampoco lo intimidó la cara. Poco a poco fue sintiéndose dueño de la situación, se la apropio, era un actor más, conocía su papel y lo llevaba adelante con una decisión implacable. La impasibilidad lo invadía mientras sus ojos aguantaban las miradas. “Yo se muy bien todo eso, mi trabajo es serio. No prometo resultados, los doy”. Fue impresionante, volvió a sentir un poco de miedo, sintió que se excedía, se retó a si mismo, "no la cagues ahora, vas bien, vamos bien".
  El líder comentó las condiciones, dijo que tenía que tener todo pronto para los próximos 5 meses, si era antes mejor, aunque dijo no creer que fuera conveniente, dado que los tiempos de la naturaleza era mejor respetarlos. Noc, noc, su cerebro volvía a tocar la puerta, no ahora, pensó, no ahora, dame 10 minutos. Volvió a sentir la parálisis, perdía convicción, entereza, su rol ya no le fluía, era sobreactuado, era la copia barata, una construcción forzada. El más joven de ellos abandonó la habitación, su cerebro le dijo que esto no era bueno, mintió, el otro regresó en unos pocos segundos con una bolsa del tamaño de una naranja. Se la dio al líder, este se la arrimó a él. Eran las semillas. Con un gesto sutil pidió permiso, abrió la bolsa, las semillas eran mas grandes que las que acostumbraba a ver, bien formadas y con un tinte negrito. Preguntó la raza. Según dijeron estaban tocadas genéticamente, eran especiales para el clima de por acá. Todo parecía ir muy bien, iba bien, según lo planeado. Poco a poco el negocio tomaba forma, aunque por dentro algo lo tenía loco, lo comía vivo, corría dentro de él. Era esa idea que no entendía, era el fracaso, el miedo al miedo, la ansiedad. ¿Era real? ¿Qué era? no lo sabía, solo que por ahí él perdía, era una guerra a dos frentes. No podía entender como fluctuaba tanto, como subía y bajaba, no lograba salir de su inestabilidad. Se sintió como un perro lejos de su hogar, morían sus raíces, el cemento lo estaba consumiendo, él se estaba consumiendo, firmaba su propia muerte.
  Al concluir los negocios lo invitaron a fumar la hierba que plantaría, aceptó. Algo le paso en ese momento, su cuerpo le avisó, su cerebro no lo entendió, le dio vueltas, le trató de dar forma, ya era tarde, lejos quedó aquel actor en su salsa. No habían pasado diez minutos. De león a cervatillo, de predador a presa, se sentía muerto,  lo pedía,  su cuerpo abandonaba todo intento de vivir, aceptó, pero no pudo estar tranquilo, siempre iba más allá. Cuando le pasaron el porro vio cómo el líder lo miraba con soberbia, el otro reía, no parecía estar con ellos, sus ojos estaba en una revista. "¿Y? las mejores flores son estas" oyó que le comentaban, miró y vio la cara de un loco, el líder parecía estar fuera de si. "Si, esta re rico" respondió. Volvió a sentir algo, pero más fuerte, más intenso. Se desprendieron de él miles de cadenas, volvió a ser un animal, los instintos le marcaban la cancha. Sin entender mucho que hacía se paró y pidió para ir al baño. El más joven, que leía, se incorporo, el viejo lo tranquilizó. "Dale anda, es por ahí- levanto su dedo índice- la segunda puerta a la derecha". Sin mediar palabras pero con la decisión de un toro fue al sanitario. La sangre se le calentaba en las venas. Noc, noc, su cerebro apareció, esta vez parecía que quería darle una mano, tenían que estar juntos, pensar, sentir, actuar.
   Una vez dentro del baño comenzó a buscar un objeto punzante, sabía que tendría que pelear contra los otros, no podía explicar lo que sentía, pero era algo muy fuerte para dejarlo pasar. Recordó que tenía una navaja, metió su mano en el bolsillo y la dejó ahí, con la navaja pronta . Antes de salir del baño investigó el lugar. Miró por la ventana, esa podía ser una salida, no era la primera. El muro era muy alto, luego la caída podía ser dura, recordó la entrada. Luego recordó todas las piezas de la casa, inclusive el hall chiquito, logró hacerse una idea, un mapa, las partes que no conocía pudo intuirlas. El plan era simple, salir y cortarlos, en principio no matar a nadie. No había marcha atrás, no quería el negocio, no le cerraba nada de nada la situación. Tratar de solucionar las cosas no era una opción, el sabía que esta gente no era joda, se lo habían advertido "si vas a hacer negocios con ellos, los hacés". Miró por la rendija de la puerta, nadie lo esperaba del otro lado. Tiró la cisterna, abrió el grifo. Con un movimiento brusco pero claro abrió la puerta de par en par, su mano derecha en el bolsillo. En ese momento escuchó voces en la sala, se sintió mas seguro. Todo lo contrario, mientras avanzaba a la sala, de atrás, lo atacaron con una cuerda directo a la garganta. Nunca sospechó que podía haber un tercero. Sacó todas sus fuerzas y dio su golpe, sintió como su navaja desgarraba la piel, entraba con facilidad. El tercero pegó un grito, la hoja impactó en su garganta. Volvió a repetir el acto. Comenzó a sentir el calor de la sangre en su espalda. El tercero lo soltó, agonizaba a su costado. Al volver la vista el líder le apuntaba con un arma, el otro, machete en mano, se abalanzó. Fue todo muy rápido, él logró incorporarse, sintió cómo volvía a atravesar la carne pero un dolor muy profundo en el antebrazo lo hizo gritar. Finalmente escuchó las descargas.

                                                                                                                     tito

4 comentarios:

  1. Wow men q relato!
    Barbaridad q mala pasada
    Muy buena saga!
    cual es el siguiente proyecto?

    ResponderEliminar
  2. que bgueno està tito, muy bien relatado, me imaginè todo.

    ResponderEliminar
  3. Bueno!
    Este relato es muy bueno, me gustó mucho.
    Aplaudo la prolijidad en la puntuación y la ortografía que redunda en una lectura fluída y muy disfrutable.
    Sin duda es el mejor segmento de la saga, por la historia y por el relato.
    Serían interesante pulir las otras partes para que lograran tener esta la calidad (tal vez la primera la tenía).
    Salú!

    ResponderEliminar
  4. Qué nivel Tito! Admito no haber leído el anterior, pero esta escena basta para dibujar todo un mundo, qué protagonista! Qué final, te deja la sangre en el ojo... Chuck Norris para los sensibles jeje tas dominando este arte, convirtiéndote en un gran narrador, prolijo, certero y acertado!

    ResponderEliminar