Entonces entramos todos, nadie parecía querer
perderse el espectáculo, todos queríamos lo mismo, el solo echo de presenciar. Yo,
que no soy una persona particularmente alta, logre hacerme un campo visual por
entre las enormes figuras que delante de mí se agazapaban. Podría buscar muchos
adjetivos para describir lo que vi, pero creo que seria inútil. Lo que vi quedo
ahí. Fue un punto final. Lo que realmente importa fue el segundo después, el
momento en que la vida sigue mucho más lejos de ese acto en el ya pasado, el presente,
la constante recreación de presente que indefectiblemente se vuelve pasado y ahí
queda, guardado. Algunas cosas las podemos medir en la intensidad de su
arraigue. Este es el caso.
Tres
semanas después estaba dispuesto, convencido que lo que haríamos era lo
correcto. Pase a ser uno de los que no entendía como los otros querían
postergar tal acto. Me enfadé mucho. Tomé distancie de unos cuantos amigos y sentí
como mi vida se convertía en una causa mucho mas allá de mi mismo. Experimente
toda esa euforia y el falso convencimiento de que todo se justifica.
A las 3
de la tarde de un precioso jueves de abril ella paso por casa. Era alta para
ser mujer, rondaba el metro ochenta, flaca, morocha y muy bonita. Tenía una
cara angelical que lejos estaba de poder asociarse a todo lo que vendría. A las
6 estaba en destino. No se porque pero le sonreí, le abrí un poco de mi corazón.
No me correspondió, lejos de hacerlo se enojo y me fulminó con una mirada de reproche
total. Me bajé del auto un poco conmocionado, no debí dejar que pasara eso.
Cuando miré
mi reloj eran las 12, un nuevo día estaba al caer. Mañana seria un gran día,
todo iba a cambiar, el orden tal como este hoy seria derrocado, que tremendo. El
alma se me conmovió, no pude evitar sentirme lleno de dudas, haríamos lo
correcto, me repetí para mis adentros. Decidí salir a dar una vuelta, si bien
no era de ese lugar no había ningún peligro en ser visto. Luego de dar muchas
vueltas encontré un lugar que conocía hace años pero no lo sabía.
tito
Bien metida tito, el que se pone el blog al hombro.
ResponderEliminarmuy hermoso texto, perturbador, bello.
ResponderEliminarbien de bien
ResponderEliminarMe gusta el encare.
ResponderEliminarIncómodo por lo críptico ("perturbador" dijo Gata Flora), pero bien narrado.
Quedó picando, espero una nueva entrega.
Lindo texto.