domingo, 22 de abril de 2012

motivo existencial

Imagínese que por un momento nos sentimos obstruidos por una vibración en todos los huesos del cuerpo.
La historia comienza así, una pequeña vibración que posterior se manifiesta en todas las partes del cuerpo como un temblequeo pueril y patético. Caminaba por el estático Montevideo en busca de algo que diera resultado, solía ser siempre el mismo lugar recurrente al que a uno acude cuando necesita algo -porque todos sabemos que hay lugares determinados para determinadas cosas que necesitamos- específico y especial.
Después de malgastar mi tiempo en ómnibus, paradas, caminatas de meditado sentido me cruce con un espejo querido mío que siempre me habla de mi estado de ánimo. Me contó varias cosas: cuantas personas habían pasado a visitarlo hoy, como se encontraban ellos, a donde iban, que querían, e inclusive a quien amaban.
Supuse que aquello por lo que iba en búsqueda podría esperar y me senté un tiempo a escucharlo.
- La mayoría son oficinistas que llegan tarde o que salen a descansar,
Me hablan mucho de trabajo, cosa que me aburre en su totalidad.
Pero hay algunas personas interesantes, ya llevo más de 40 años en esta esquina de 18 y minas. Hace varios años se pasaban varias figuras a visitar a su amigo el espejo, Rubén Rada pasaba mucho por aquí tiempo atrás. Hace poco paso de apuro y me dio lástima, creo que piensa que no lo reconocí así con su vejez y su locura, ¿Viste como se viste ahora?
Bueno mi querido amigo aun así no quiero molestarte con mis historias.
La verdad que la semana pasada eras otra persona si puedo decírtelo así, con el respeto de un amigo. Tiene usted la mirada perdida, sofocada, y esclava de la gente que anda en la miseria.
¿Ya se va? ¿Tan pronto? Bueno cuídese, y vengase cuando quiera que yo de acá no me muevo ¡Gracias por el vino!
Decidí irme porque a veces el reflejo le dice a uno lo que uno ya sabe de íi mismo, si sabe escucharse.
Procuraba por estos años ser mejor persona, cosa que lograba con dificultad. Solía siempre caer en los mismos  pensamientos  dañinos que me caracterizaban.
Ya había olvidado lo que buscaba, quizá porque la necesidad no era más que un capricho. Pero de caprichos se crean las personas- la personalidad es una  variable de caprichos positivos y negativos de una mente- Empecé a darme cuenta que mi cuerpo no vibraba hace años, que solo de un cuerpo podía hablar-sin sus correspondientes alma mente- que ninguna emoción surgía de mi espontáneamente.
Caminando ya sin rumbo, me tope con la plaza del entrevero y accedí a depositarme ahí, como quien deposita un objeto, me tumbe de golpe en uno de sus verdes bancos.  Y no quedaba más que sentarse y esperar, observar al populi pasar con sus apuros de siempre, las personas me observaban también de reojo con una mirada de apuro y furtiva, como quien mira a un espejo y no quiere que lo vean, así empecé yo a sentirme objeto, a sentirme espejo- porque que somos nosotros si no menos que reflejo de una sociedad- algunos con una mirada orgullosa, otros tímidos, y otros tantos tristes, muy tristes.
Comencé a visualizar en los bancos cercanos a personas similares, parecidas, por no profanar la ilusión de lo imposible, porque decir que eran idénticas sería imposible.
Y así comencé a entender la dualidad y cantidad de los seres espejo.
Seres humanos alguna vez, si, pero ya no más.
Seres asesinados, dados a muerte, de la forma más extraña por la que uno puede morir.
La muerte del alma, muerte que nos deja pensar que estamos vivos, que estamos llenos de vida. Pero presupongo que vivir debe ser algo más que contemplar las necesidades básicas, comer, beber, respirar, cagar, tener sexo, punto.
Como el tiempo me acompañaba me dispuse a contemplar mi vida retrógradamente y encontré el momento exacto, el momento sublime cuando me asesinaron el alma, creo que recuerdo haberla visto desvanecerse como una sustancia etérea, partículas de aire que se llevaba el viento sin preguntarme.
Fue en ese momento en el  que de un impulso me levante del banco y comencé a buscar de nuevo, sin saber qué exactamente, pero con la cabeza levantada.
Una estepa de color púrpura me llevaba por caminos ya recorridos, a sabiendas de un recuerdo o de otro, empezaba a sentir una vibración pueril y patética en todo mi cuerpo, camine por varias horas y la estepa se detuvo frente de una vieja casa por el barrio del que una vez estuve enamorado, querido Villa Dolores.
Y recordé que estaba buscando cuando comencé a caminar por Montevideo.
Estuve unos minutos frente a la puerta de la casa y orgulloso toque el timbre.
-         ¿Qué haces acá?
-         Nada, yo que sé, pasaba por acá…Te Amo.


Fato Arcano

7 comentarios:

  1. esta bueno, me gusto fato, me re llego
    salud

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  2. Felicitaciones a quien escribe!

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  3. Me encantan las historias que terminan en un "Te amo", así, de la nada, me encantan!

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  4. Jaja Pereira agradezco su sarcasmo, debo decir que el final no me gusta nada, un cliche, honestamente le digo necesitaba esa critica porque ya pensaba yo que el final era de un meloso hombre enamorado. Gracias pereira.

    Arcano

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    1. Lo dijo Elugo que me conoce, no hay sarcasmo. El asunto es que ahora me gustaría haber sido sarcástico para recibir ese elogio, puta madre!

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  5. Arcano, conozco a Pereira y no estaba siendo sarcástico! El texto es grandioso y el final tiene que ser como está! Yo aplaudo ese final, enternece y otorga esperanza al lector! Por más hombres melosos enamorados! Sin ellos, el mundo estaría plagado de hombres serios vacíos de amor, que se creen demasiado inteligentes para verse vulnerables!!! Salud!

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