“Anoche tuve un sueño, y dentro de ese sueño, tuve otro sueño…”
Fue como si un mecanismo de muñecas rusas se accionara en mí soñar, y mi cabeza soñadora se transformara en un juego de matrioskas.
Hace tiempo trato de ejercitar mi memoria onírica para fomentar la capacidad de tener sueños lúcidos.
Todo empezó con un despertar de la vida.
Anoche, tuve el poder de forjar la materia de los sueños. Parecía que si me concentraba, todo lo que me imaginaba iba tomando parte en esa realidad onírica.
Claro que lo primero que intenté crear fue la imagen de ella… primero fueron sus pies, luego siguieron sus piernas, luego apareció todo su torso; de él salieron los brazos, el cuello, la cabeza.
Estaba acostada a mi lado. Nos vimos envueltos en sábanas de oscuridad. Feliz y asombrado la contemplé por un rato, ella sostenía una mirada extraña y distante, que me hizo recordar que era una proyección mía, de mi sueño. Me miró y me preguntó ¿qué me pasaba? ¿Por qué la miraba tan raro? Y en ese momento todo se desvaneció…
Creí despertar, pero sólo lo había hecho a medias. Con un ojo espiaba y reconocía mi habitación en penumbras, mientras que el otro era preso de una oscuridad infinita. El ojo espía se cerró y se sumió en la negrura, mi mente se volvió a concentrar.
Fui imaginando (o recordando) un paisaje… primero fue el suelo donde pisaba, arenoso, repleto de rocas. Luego, mi vista se centró en el cielo, que de negro se hizo celeste (totalmente celeste, las pocas nubes que flotaban allí las pude borrar con mi dedo). Me invadió la extraña sensación (parecida a un déjà vu) que te impulsa a sentir propio un lugar, a sentir que ya se ha estado allí, que se conoce ese espacio. Observé a mí alrededor y vi que todo era desierto, un desierto enrarecido, lunar. Y en un instante todo se cubrió de niebla. Entonces comprendí lo que dijo aquel galáctico poeta:
Como si el cine hubiera aprendido a ensamblar su forma en base al ritmo de los sueños, fui transportado a la siguiente escena: me encontraba en el balcón de un edificio, en una noche oscura, falta de luna, rodeado de un montón de amigos, diciendo:
“Anoche tuve un sueño, y dentro de ese sueño, tuve otro sueño…”
Elugo
Los sueños, las mujeres, y cómo se conjugan. Nunca tengo memoria de mis sueños, por suerte, si no fuera por eso no descansaría. Muy muy bueno, Lugo.
ResponderEliminaresta bueno elugo me gusto, creo que logre recorrer tu viaje
ResponderEliminarabrazo
que lindo!!! que te puedo decir elugo soy una gran practicante en eso de intentar "forjar la materia de los sueños", asi que me metí en el relato y me gustó em-pila! arriba! ceci
ResponderEliminarta bueno elugo. se puede ver cómo metes en el relato varias de las cosas que te apasionan
ResponderEliminarQuerido Molugo, siento la necesidad de decirle que algo no me cerró desde el principio, cito: "Fue como si un mecanismo de muñecas chinas se accionara en mí soñar, y mi cabeza soñadora se transformara en un juego de mamushkas." Mi confusión radica en que las mamushkas son muñecas rusas, no sé si en la frase está hablando de dos cosas diferentes o si se trata de una especie de redundancia intencional. Por lo demás, salvo alguna reiteración, me pareció un texto agradable.
ResponderEliminarSaludos!
chino, ruso... todo lo mismo... redundancia intencional, ahí me corrijo, lo escribí a la disparada y fue lo que salió... saludos mi agradable camarada!
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