Un mensú, a fuerza de machete, arriba a un claro de selva. Decide un descanso. Duerme
sentado, apoyando la cabeza en su fusil. Un disparo a lo lejos y la selva, escupe pájaros al cielo.
El mensú despierta de golpe y su fusil se dispara accidentalmente. La bala va a parar al tórax de
otro mensú amigo que saludaba a la distancia. El mismo que disparó antes. “¡Ja’o!” El mensú a
la deriva, ha dado muerte a un amigo. Resta tomar la canoa y empujarla al río, montar en ella y
contemplar absorto el cielo, ahora ennegrecido. Su última esperanza es que al pisar orilla una
serpiente muerda con vehemencia su pierna e inunde de locura sus horas finales.
Podeley
Pobre mensu, no encaro.
ResponderEliminarjaja no encaró una.. Eso por meterse con mamá naturaleza, que si hay un lugar en donde reine por excelencia.. Es LA SELVA
ResponderEliminarTa bueno che, bien preciso
ResponderEliminarme gustó
Re lindo texto, una historia amplia contada en pocas palabras.
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