“Otro producto envasado y empaquetado ¡congratulations mister! Ahora sí, ya podemos tomar unas fotitos, podemos ponerle dibujitos lindos y lanzarlo al mercado, invadamos, ¡guerra! ¡Esta es una puta guerra! Estamos en el siglo XXI y estas son las nuevas guerras que hay que promover, son guerras silenciosas.
El soldado está bien adiestrado y con sólo 20 añitos. Hay que mandarlo a la radio, hay que mandarlo a la tele, a internet también por supuesto, y bien vestido, y por sobre todo, muchas entrevistas, muchas porque este soldado que tenemos aquí ya está excelentemente preparado, es un robot que tiene ante cada pregunta una respuesta bien masticadita que le dimos.
Como empresa ya poco nos importa, o mejor dicho nada, el contenido de este libro, ¿cuántas personas consumidoras de coca cola saben qué lleva la fórmula secreta? ¿Cuántas ehh? Y entonces nadie nos puede decir absolutamente nada del contenido...”
Pfff me desperté, y qué manera de transpirar mi dios... Por suerte sólo era un sueño, o más bien una clara pesadilla, por un momento pensé que me habían capturado, pero esta vez tuve suerte y zafé, sinceramente pensé que ya no podría escribir nunca más, pero no, aún están estas hojas ya amarillentas impregnadas de letras desencajadas e ilegibles.
Lo que más aterra de los sueños es que la mayoría de las veces, se basan en aquella realidad que se revuelca por el suelo, y lamentablemente este siglo tiene mucho de revolcones. De hecho, los prototipos no son más que revolcones de la sociedad en busca del éxito. Allí nacen los escritores mediocres que editan los libros que inundan, con una asquerosa promoción, las librerías, pegándole un codazo en la boca a quienes tienen algo con esencia para contar.
Por suerte yo sigo siendo mi propia marioneta, sí, ya sé, mis movimientos no son del todo aceitados y poca gente va a verme al teatro que se cae a pedazos, pero sigo siendo yo y eso es impagable.
El perfecto imbécil
bueno señor perfecto o señor imbecil o perfecto imbecil. me gusto tiene fuerza el texto
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