Parca, la tenés adentro

Mis amigos de izquierda dicen que soy facho, mis padres de derecha dicen que soy de izquierda pero yo, yo sé que soy un pelotudo.

Si seré pelotudo que una vez a la edad cercana a los 8 años en el club, fui a trepar una columna para bajar una pelota que se nos había ido al techo y resulta que estaba electrificada, no lo debía estar, pero estaba y yo estaba recién salidito de la piscina, todo mojado. Una combinación fatal para cualquier simple mortal, pero no para un pelotudo. Cerca estaba el chucho Pérez, el padre del chino, que me vio y se dio cuenta que algo no andaba bien, fue y con un caballete me dio en las costillas, al medio de las costillas con un caballete y yo volé un par de metros, me salvó la vida. Me acuerdo clarito, yo quería abrir las manos  y no podía, quise saltar y estaba pegado al piso como monumento al prócer, de ahí el significado de quedar “pegado”. Quería gritar con todas mis fuerzas para pedir ayuda, pero no me salían las palabras como pasa en los sueños y ta, te vas dando cuenta que marchás, no hay vuelta. Hay gente que dice que fue un milagro, la famosa desgracia con suerte y puede ser, pero lo que nadie nunca pensó es que yo viví todo el proceso de muerte, y no morí. La gente dice “quiero morir de golpe para no sufrir”, bueno yo sufrí pero no morí,  fue como que le amague a San Pedro ahí en la puerta.  Me asomé, viché y me fui, no llegué a tocar timbre. Si seré vago que no me dieron las bolas para seguir, y me volví casi al final de camino. La luz blanca es mentira, qué luz blanca, yo no vi ninguna luz blanca, nada del final del túnel, nada de eso, mi cabecita lo único que atino a pensar antes de pedir auxilio y después de estar a salvo fue “la puta madre no voy a poder seguir jugando a la pelota”, ahí queda en clara evidencia mi grado de pelotudez. Estaba por palmar y yo quería seguir jugando a la pelota.  Mucha gente dice haber estado a punto de morir, lo mío fue una combinación de dos factores dijo el doctor que me atendió después (ese mismo doctor a los años fue preso, acusado de mala praxis, por suerte ese no fui yo) dice que me salvé por  1 o 2 segundos y al ser un niño “atlético” mi cuerpo resistió más de lo normal. 1 o 2 segundos, contá 2 segundos, de eso dependió que siguiera hinchado las pelotas o no. Igual hasta hace unos meses no me di realmente cuenta de lo que me pasó, estoy casi que a la altura de Víctor Sueiro, del Nando Parrado, Jebus!!! Con la diferencia de que él resucitó y yo no, pero estuvimos casi ahí. Si reencarnó vuelvo en mosca, bichito que sólo sirve para llenar las bolas. Y sería la clásica mosca que te zumba en el oído cuando dormís. Lo otro que me acuerdo es que a los días de esto que pasó pude volver al club y fui el campeón del verano por dos cosas: 1° casi me muero y a los niños le fascinan esas cosas; 2° debido a que la corriente me salió por los pies (entró por mis manos, paseó por mi esbelto cuerpito y salió por mis hermosos piececitos) dejé de tener sensibilidad en el pie y podía caminar descalzo sin sentir nada, entonces caminaba por arriba de la espinas y los otros borregos me veían como el flaco Jesús cuando camino arriba del agua, era todo un campeón.

Yo lo digo orgulloso, soy un pelotudo que le hizo un caño a la muerte y la dejó pagando.

El Manso Sosa