viernes, 14 de octubre de 2011



   I

 de nuevo la luna llena.  vuelvo al balcón en el que estuve hace un mes exacto, esperando que la luna asomara a la porción de cielo que miraba: parece como si el agua no hubiera pasado, como si todo se hubiese mantenido inalterado, esperando mi regreso.
 pienso, mientras estoy ahi, en el tiempo que miden los relojes, en la idea que el tiempo es el hilo que corre de luna a luna, la estela, la medida que tarda en alcanzarla y alcanzarla.
 repienso la metáfora, me doy cuenta en seguida que el tiempo no puede consistir en un solo hilo, y que más exacto sería decir que el aire está cubierto por un entramado, urdido por esos hilos como una telaraña, y más exacto aún sería decir que el tiempo es una telaraña y nosotros su presa y el trigo y todo lo que está debajo del sol.
 pienso, llevado de la mano por la última frase que escribo, que cada cosa tiene su tiempo, que a cada ciclo le corresponde un comienzo y un final, aunque apenas sepamos cuál es un comienzo y cuál es un final.

   II

  son mis ojos los que no han cambiado. le imponemos al mundo la condición de un espejo. así los revolucionarios sienten la revolución como algo inminente, ajena a las voluntades, a punto de cristalisarse en el aire, y yo pienso que el mundo es el mismo desde el tiempo en que alguien escribió el Eclesiastés.
 me pregunto que verían mis ojos si fuese otro.
 quizás para eso espero a la luna, para saber que puedo no seguir siendo el mismo, para saber el tiempo de cambiar la piel.
 (entre la primera escritura y ahora, que en otro momento la retomo, leo esto yendo de camino al aeropuerto, Pero sobre todo no hacer nunca lo que la serpiente, no desprenderse jamás de la piel: pues ¿que tiene el hombre de propio, de vivido, sino justamente lo que ya ha vivido?).

  III

 miro alrededor, me miro las manos. apunto mi cigarrillo encendido al cielo, miro como el humo va tejiendo una teleraña, como se aferra al enramado del aire, como lo descubre en tonos de azul y de sombra. soy como el pescador que en la noche tiende el espinel. cuando me despierte voy a volver a buscarla. entonces la luna será mi presa.

                                                                                                           Seoane

5 comentarios:

  1. verdaderamente un lujito seoane, lo vere el viernes que viene!

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  2. la verdad che, excelente. chapeau

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  3. esta genial señor pablo, esto esta muy bueno, no se que se medio pero andaba viajando por tus textos y me tope con esta hermoso relato
    abrazo

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