miércoles, 19 de octubre de 2011

NOSTALGIA ABSURDA

ella caminaba la lluvia
iba a buscarlo
no se lo dijo pero compró un paraguas
para no mojarse el pelo.

le llamó la atención su mirada
él que estaba tan solo, acurrucado
en la idea mayor de sí mismo.
distraído la vio desde lejos
y llamó la atención su mirada
profunda como el surco del océano.

ella había andado todos los caminos
venía con los labios cansados
miró sin intención, sin darse cuenta,
pero miraba para que él la viera.

una noche tan sola como siempre
vacía belleza de los tiempos andantes
él la miró venir desde lo alto
pero eran los dos altos, y al llegar a destino
quedaron justo al nivel de los ojos.

- ahí estaba el azar, presente un rato.
creyendo aún en su poder sonante
aunque iba a ser muy pronto deshonrado:
ya ni los dados pueden con el miedo.-

la vio venir y como por encanto
se miraron los pájaros heridos
el azar preparó las cartas
con lluvia y frío y ganas.
era viernes.

él la había visto sí, la había mirado
había dejado que hasta allí llegara
mucha belleza era.
la incertidumbre se volvió amenaza
grande, desenfrenada.
el pasado, prejuicios:
¿quién es? ¿qué quiere? yo no puedo darle
no estoy dispuesto a darle nada a cambio.


ella, sus alas, para la trinchera.
supo: ahí están las balas, esperando.
llegaron antes, como hacia un espectro,
sin ningún vuelo que las provocara.

-el miedo es un bichito pegajoso
que se defiende cada vez mejor.
camaleón baboso y nocturno.-

ella sintió pereza porque sabía que sola
la batalla es inútil.
nadie le cambia la cabeza a nadie.

y eso que ella le guardaba el océano
de arriba, desde el cielo
quería sentirle el cuerpo
besarle las heridas
conocerle los ojos al amar
la textura en su espalda de hombre herido.
demostrarle
que las historias aún tienen su calle
que una mirada al nivel de los ojos
basta para encontrarse tiernamente.

que conocerse no es cuestión de tiempo.

y eso que ella, debajo del paraguas,
solo esperaba unas razones
para sentir que no es mentira
y que en la vida hay algo de aventura.

pero él la dejó ir. y no hubo azares
ni gestos ni palomas que lo hicieran
saber que era con él, no con cualquiera,
que sus manos de hombre
que su voz
su misterio tan simple
hecho de niños
hecho de música.

allá se va, debajo del paraguas
una mujer sin el corazón roto.
no hubo tiempo para romperse nada
aunque el azar con su mejor esfuerzo.
una nostalgia absurda la envolvía
por lo que no empezó, lo que no puede,
lo que está muerto antes del abrazo.

ella, otra vez, solita y su frescura.
él quedó solo en el medio de la serie
con lo planificado, en la casilla
de lo que es conocido y complaciente.

cuando se recordaron, sonrieron,
volando en un encuentro imaginario
sin saber si algún día había existido
la mirada con que se encontraron. 

                                       La Gata Flora 

6 comentarios:

  1. me parece que tiene algunos buenos momentos desparramados todo a lo largo del poema.
    sufre por amor la gata flora? no me diga que usted también.
    me alegra verla devuelta por acá. sino parece como que estamos jugando a la guerra, como que esto fuese otro club de tobi.

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  2. "una noche tan sola como siempre
    vacía belleza de los tiempos andantes"

    Sublime hermosura!

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  3. qué atrevido, Seoane. la gata flora no sufre por amor, más bien sufre de poesía.

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  4. el poeta es un fingidor,
    finge tan completamente
    que hasta finge que es dolor
    el dolor que de veras siente

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  5. William Comodoro Chamberlain19 de octubre de 2011, 22:42

    disculpe gata flora, si usted considera que el niño Seoane se ha propasado con usted, yo podría encargarme de entablarle una demanda.
    claro está que solo cobraría en el caso de que el litigio sea favorable a la parte que la concierne.

    PD: si mis servicios legales no le son de utilidad en esta ocasión, le comento que además hago unas pizzas que me salen de maravilla.

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  6. Es necesario que aplique la fuerza de mis puños señorita?

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