jueves, 11 de abril de 2013

La cita II



El martes 15 a las 15 estaba donde tenia que estar, bañado y con rico olor, aun procedía en ese rito de pulcritud a la hora de ir a ver un medico. Su madre era la culpable de esto. La sala de espera era un hervidero de gente. Viejos, niños, adultos, jóvenes, todos sentados de mal humor esperando ver al chaman moderno. A pesar de ese aparente estado de no gracia, algunos de estos personajes disfrutaban a pleno estar ahí. El parloteo barato, sin sentido, con ese deje de malicia intencionada que caracteriza a una conversación burda y sin sentido. Todos buscando las cómplices y serviles aprobaciones a sus dichos, a sus dardos de veneno. “porque aquel”, “si supieras vos lo que hizo el atrevido del doctor Segovia”.
Por un momento Osvaldo eximio a los médicos de la culpa de su prepotente ego, pensó que en definitiva éramos todos un poco culpables por ser serviles ovejas que no buscan más que la aprobación, la bendición de estos sujetos cual si fueran curas. Recordó a Kafka “ellos van a la ley”. Pero al finalizar su cita se puso más práctico y los volvió a culpar, este fenómeno previo consulta no era ni más ni menos que la entera responsabilidad de esta gente que juega con su profesión a ser Dios. Que poco que entienden del tema. Pero el asunto que se adueño de su día lo protagonizo su padre. Cuando estaba por entrar al consultorio lo vio aparecer. Peinado a la gomina, saco y corbata,  perfumado, estaba impecable. “Hijo quiero acompañarte a la consulta, estoy algo preocupado”. Ya desde que escucho esas palabras su nivel de tranquilidad subió y mucho. Su padre no se preocupaba por el, como mucho le hablaba de dinero y si Osvaldo no se sentía incomodo se dejaba hacer un regalo. Esa era la relación que tenían, de dinero y de alguna copa en algún evento familiar.

-Señor Osvaldo Garcilazo, adelante. Veo que también vino su padre, ¿Cómo esta señor Alberto?, que placer tenerlo por acá, adelante, adelante.

 Ambos tomaron asiento en el consultorio, en unas sillas de metal forradas en el asiento con polifon. Eran cómodas. Aquello se remontaba a su niñez cuando su padre no tubo mas remedio que llevarlo al pediatra porque desde hacia días una diarrea lo tenia a maltraer y su madre estaba de viaje. En realidad esa vez, el niño a escondidas, y motivado por lo tanto que extrañaba a su madre comía chocolate de repostería mal preparado antes de dormir. Esta vez fue diferente, aun así, todo el tiempo que duro la consulta Osvaldo no pudo evitar sentirse un niño, fue horrible. No le preguntaron nada, no lo revisaron y el colmo fue que aun así la doctora ya sabia que le pasaba, era algo congénito, de la familia. Sin dudas que por eso hablo toda la consulta con el padre y no con el. Era muy evidente que la doctora Hernández y el señor Alberto tenían algún asunto pendiente o un buen recuerdo. Fue la única cosa cómica que sucedió, como esos dos adultos mayores jugaban el juego de la seducción, la danza de la cacería, las risitas tontas, las manos que se cruzaban por el mostrador y los comentarios tontos hacia el pobre Osvaldo. El tenia los ojos agrandes y atónitos, descreído de todo eso, quería gritar, pararse e irse pero la sumisión fue tal que frunció sus hombros y espero que eso terminara.

                                                                                                   tito

8 comentarios:

  1. a la merrdaa! se complico un partido facil para osvaldo! que será, que tendrá?..espero el 3. bien tito!!!!

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    1. gracias ceci siempre, al firme vos, demas por leer y comentar. ya veremos q le sucede a osvaldo uhuhuhhu
      beso

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  2. Jaja! 3 cosas: 1) la primera parte me hizo acordar a una vez que estaba también en la sala de espera del médico y un viejo se encuentra con su vieja amiga (franja etaria de 70 años, no?) y le dice -vengo a traerle al dr. Ramírez unos estudios... me salió el colesterol 872364 mg/dl, pero como no me pareció se lo borré con liqui paper. -pero Luis! no sé si eso está bien, dejá que el médico te vea y te diga. A todo esto yo pensando que el viejo además de Ramírez debería consultar un psiquiatra. En su momento fue un hecho gracioso y que hizo llevadero el momento de la espera, hoy, anecdótico.
    2) me hizo pensar en el poder que manejan los médicos. Poseen un capital cultural y social que uno no entiende ni comparte su red de relaciones, que te dejan exento, y exento te podes morir. Me duele el corazón, voy al cardiólogo, me dice que saque un turno con el Dr. Swartgentsen que es especialista en la venita capilar que cruza tranversalmente a la aorta y puede llegar a ser, en una de esas, la que produce la palpitación. Hasta que le entendí, o saqué el turno con el doc para de acá a tres meses, me dio un paro cardíaco. "la hiperespecialización del especialista especializado"
    3) Quiero saber ya que le pasa a Osvaldo! ya reservé con el canillita del barrio la 3!
    Saludos Tito!!

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    1. myriam q demas che, q linda devolucion, q demas q se aya movido tanto a partir del texto, me deja re contento.
      tu anecdota es genial, un crak el viejo jajaja
      "la hiperespecialización del especialista especializado" gran frase, son unos peliadores barbaros
      nos encontramos en la parte III
      beso

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  3. que sal ese Osvaldo, todo al rededor se le derrite. lindo campo de juego para un muchachito pensante, que le busca el brillo al absurdo que lo rodea. me hizo acordar a una canción de una banda que ud queridisimo autor bien conoce
    "con mi glóbulo rojo sentado ante el juez y el olor a agua jane que está matándome"
    sigo con los ojos por acá, abrazo hermano

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    1. muchas gracias seba, tus comentarios siempre aportan una banda, esta re bueno poder leer tu devolucion.
      q banda, q tema, tenemos que verlos, me esta faltando un toque de esos
      abrazo hermano

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  4. Respuestas
    1. como dice sabina en "todos menos tu" gran tema
      "especialistas en nada"

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