jueves, 24 de noviembre de 2011

Los elementos

 Será la simplicidad implícita en mi forma de escribir, o talvez en el orden del mundo pero cosa que me encanta para comenzar mis relatos es el paso del tiempo, el inevitable, el sereno, el que nunca falla.
 Los árboles ya iban adelantando el rumor que todos sabíamos estaba cerca, el invierno nos daba paso a la primavera y esta día a día se iba poniendo más cálida, que hermoso, que lindo el sol, salir a la calle y sentir como revitaliza cada parte de nosotros, dejar el jogging, el buzo, calzar las alpargatas, las remeritas, el short, los mas osados unas chinelas, que lindo.

 Así como a quien le falta algo, como el que se da cuenta que no está todo en orden, así me levante yo, sentado en el sofá del living de mi casa, me había dormido sentado, estaba babeado. "la puta madre" pensé, yo sabia que el pecado se había consumado, aun así la vida me dio la alegría arendatiana (leer acción en Hanna Arendt) del perdón y yo seguí adelante con lo que seria una gran travesía. Poco me importaban las 4 horas que había dormido, en ese momento no pasó nada, mi cerebro estaba pronto para meterle con todo, por suerte. Desayuné rapidito un café con leche, medité un segundo si armarme un mañanero y decliné la idea por temas de salud, (dicen q no es bueno pitar antes de estar 1 hora despierto, paso el pique), esos mañaneros de noches largas te dejan el cerebro literalmente explotado y yo tenía alguna que otra intención. Omití la higiene dental y salí como un  bólido a la calle. No hay misterio, tenía un cumpleaños en pando, el de una prima, muy lindo por cierto y como siempre unas hamburguesas de las mejores. A la vuelta se ofreció mi primo para hacerme el aguante por la ruta 76 que me dejaba en pando y de ahí a montevideo. Creo que fue al bajarme del primer bus que me di cuenta que hacía un rato largo yo pensaba en el sol, en el calor, que lindo. "se viene mi amigo el verano" pensé, que cómico porque yo no sé si soy tan amigo del verano, pero seguro amigo de la primavera y del otoño, lindas estaciones, lástima estén desapareciendo por estos pagos.
 Muy amable la gente, no podía ser de otra manera, el ser humano es bueno, o en potencia. Me subí al bus que decía montevideo y me senté solo en el asiento 20, talvez 25, no había nadie así que elegí a mi antojo y por supuesto abrí la ventana, hermoso, un  vientito precioso me bañaba la cara mientras yo dejé que mi imaginación se perdiera en los confines de cualquier placer mental. Sonreí, sonreí y comencé a mirar para afuera, la gente en sus vidas, algunos esperando un bus, otros jugando, otros trabajando, la vida tiene eso, hay gente pa todo, no todo es tan simple, ni tan complejo. Aun así había un factor en común, un destino común a todos, no importaba la edad, la cara, el pelo ni las costumbres, todos estaban guiados por la imperiosa necesidad de gozar de la sombra. Porque si tiene un amigo intimo el sol es la sombra, esta lo contiene y nos lo regala de una manera mucho mas amigable, además lo conoce, son amigos desde siempre, se dice son lo mismo pero yo de física quántica no sé nada. Parejas, familias, amigos, niños, todos tirados a la sombra separados por nada y unidos por todo, gozando del vientito que hacía volar sus problemas,  los hacía cerrar los ojitos, respirar profundo y meditar valla uno a saber de qué. Me sentí parte de ellos, claro que si, yo estaba en la misma alabando el roce ese de el aire que llamaron viento. Fue tan lindo ver cómo la homogeneidad de todo tipo se suscribía a la simpleza de un guión cotidiano, simple, natural, irrelevante podrán algunos decir. Cuanto más me arrimaba al gigante de cemento, mas lagartijas de ciudad se escurrían a los árboles, a los muros, a los techos, a todo material que cambiaba sol por sombra. Entonces me puse melancólico, me puse utópico, es que de verdad nos vi a todos tan hermanos, gozando de la naturaleza, sin chancees de cambiarla, de modificarla, de usarla en beneficio personal, todos la disfrutaban y nadie parecía tener ni una queja, bueno talvez algunos queríamos un chop, uno frió, sudoroso y sabroso, de esos que hidratan tanto o mas que la propia materia madre del ser, el agua, tema de ella, yo no opino, no aun.
                                                                                           tito  

5 comentarios:

  1. un relato que viaja directo al corazon

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  2. Amigo, usted tiene tanto para contar y de tan bella y simple manera, que la vida lo va ir volviendo un gran escritor. aplausos. salú

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  3. Que lindo y sano todo.
    Mirar por la ventana de un omnibus es ponerse a escribir al instante jee. salut

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  4. ...todos estaban guiados por la imperiosa necesidad de gozar de la sombra...
    Hermoso hasta el final!

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