lunes, 17 de marzo de 2014

No sos vos, soy yo.

El día que nos encontramos nunca me imaginé que iba a conocerte. Fuiste un encuentro tan inesperable e impredecible, tanto que me dificultaba entenderlo como parte de la realidad. De ficción no tenía nada, era sólo una nueva experiencia, una sensación profunda de conocer una totalidad llena de individualidades. Comenzaste a ser la inspiración y fuiste la puerta del mundo, que me condujo a lugares distintos, finos y sin finales. Primero te asociaste a la mismísima cotidianeidad, con el día común, el de todos los días, eras lo que pensaba, al principio fuiste eso, mis ideas y mis conclusiones. Después, muy pronto, hiciste que me angustiara tanto tanto, estuviste directamente relacionado a una mala experiencia, pero que también supiste cumplir la función de desahogo. También llegaste a ser la materialización de imágenes del inconsciente, o sea que fuiste muchas cosas creadas de manera involuntaria e indeseada y esa perversión era la más seductora.
Y qué me decis de esa vez, que me regalaste el espejo y el reflejo donde yo me vi completamente desnuda y demacrada. Esa vez yo después me sentí bien, porque ya había visto lo peor de mi y nació la creatividad para pensar nuevas posibilidades, nuevas historias llenas de todas las cosas que yo quería que estén presentes. Me acuerdo, entonces, esa vez que estaba en la bicicleta con un peso inmenso en los ojos, en la espalda. Yo suspiraba como desahogando algo inagotable. Me lamentaba de la subida de la avenida Colón, del humo de los autos de los colectivos, de la desesperación de la gente acercando la muñeca a los ojos para saber la hora. Buscaba tranquilidad en algún lugar y cuando muevo mi cabeza hacia arriba, veo que el cielo era de plomo y yo me entristecí mucho porque sentí como el suelo y el cielo hacían lo mismo, me oprimían. Luego las cosas se pusieron en su lugar, pero no podía dejar de asociar todo con esa película que había visto. Nunca me gustaron las películas de terror y ese día vi la peor de todas; durante muchos días después, no hacía otra cosa que recordarla: se trataba de un espíritu ya evolucionado que permanecía constantemente alrededor de dos almas terrenales a las que comenzó a quitarles todo el poder de sus cinco sentidos, les ocasionaba dolores, accidentes, problemas digestivos, les quitaba el sueño y las angustiaba mentalmente. No entendí muy bien el momento en que la metafísica de la película tomó un giro hegeliano, pero la cuestión es que las dos almas terrenales estaban siendo instruidas por este espíritu tirano para lograr así la plenitud de sus espíritus no a través de la libertad sino a través de la sumisión y llegar a un Estado de crisis y guerra constante. En el espejo estabas, en la bicicleta estabas, en la película estabas.
Yo después ya te había perdido, lo que eras era la sensación de lo que yo creía que eras. Pero un día nuevamente nos encontramos y fue muy divertido. Ahí ya no eras una idea o una sensación y fuiste un hombre, no cualquiera sino uno ya contaminado con todas mis parcialidades. Me acordaba de tantas canciones, de las de Fito sobretodo. Nos mirábamos sin ningún tipo de discreción, buscando la evidencia. Y veía tu sonrisa tan linda, indisimulable como la mía en mi boca de mujer, íbamos caminando directamente hacia el sol. Ese día guardé tantas cosas como arriesgué tantas otras.
No sé, de verdad no consigo decir de una forma clara lo que pienso de vos, porque no sos nada claramente, sos de distintas formas en distintos momentos según como yo lo quiera. Te vas desprendiendo de mi alma y te materializas en esto. Sos esto que tengo, lo que no tengo, lo que fui perdiendo, lo que deseo y lo que exijo. Un círculo abierto. Por ahora, sos de la manera que alcanzo a reconocerme.

Myriam Stefford

6 comentarios:

  1. "pero un día nuevamente nos encontramos y fue muy divertido. ahí ya no eras una idea o una sensanción...nos mirábamos sin ningun tipo de discreción, buscando la evidencia..."
    me encantó esta ultima parte, me gustó en general, demas!!
    hay algo en tus palabras q no deja de resonarme

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    1. quiero saber qué no deja de resonarte, dale tito no te hagas el Misterio

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  2. "No sé, de verdad no consigo decir de una forma clara lo que pienso de vos, porque no sos nada claramente, sos de distintas formas en distintos momentos según como yo lo quiera." Que bien explicado... Muy lindo.
    Rosina

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