con la mano
apoyada sobre la losa blanca, mirando la ventana ondulada, que poco
deja ver, más bien nada, solo el sol que pasa, y el ruido del pichi
sonando en la cerámica de ese urinal gastado color huevo, fue que
recordé. Yo ya había estado ahí, en esa misma posición, en el
mismo acto, y fue cuando lo conocí a el...
Eran días de
juventud y cerveza. Sonó la cisterna y este personaje salió del
cubículo, me miro un tanto introspectivo, buscando en mi cara algo
familiar. Fue un tanto incomodo, le baje la cabeza en señal de
amistad pero no le fue suficiente.
-vos vas a
facultad de ciencias sociales no?
-si, si-
comente mientras concluía mis actividades fisiológicas- vos también
no?- y poco a poco comencé a recordar su cara.
-si, che, tenes
un porro pa` fumar?- fue directo y alegre.
-pa, no, nada,
pero rescatamos algo- comentaba mientras simulaba lavarme las manos.
Salimos juntos
a las risas, bajamos la escalera de mármol y nos internamos en el
mundo de jóvenes que celebraban con vino y rock el comienzo del año
lectivo, de algo nuevo, de una etapa que nos encontraría las mil y
una vez en la misma historia. No se como, no lo recuerdo bien, y poco
me importa a esta altura, pero ya sabia su nombre y como por arte de
magia teníamos una cerveza en la mano. Nos estábamos haciendo
íntimos amigos en cuestión de segundos, entonces lo vimos a él, a
otro elemento de la facultad. Ahí, con sus vaqueros rotosos,
chaqueta de cuero, una kufiyya atada al cuello y su actitud rebelde.
Nos diviso a lo lejos y con una sonrisa compadrona y cómplice se
arrimo. Yo ya lo conocía, no mucho, más bien poco. Nos saludamos,
se saludaron. Entonces todo siguió, más cerveza, baño, risas,
porros, amistad...
Finalmente me
abroche el pantalón y volví al aula, cuanta magia en esa losa bien
blanca.
tito
tito
Vaquero, se escribe vaquero.
ResponderEliminarjajaja maestro! removedor, un abrazo!
ResponderEliminargrande tito!
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