lunes, 10 de febrero de 2014

el otoño

una suave brisa corría, el mar se agitaba y el mundo parecía querer decir algo.

- se está poniendo feo- dijo una vos un tanto lejana
miré para atrás y vi una figura, que con un disimulo poco eficiente buscaba acercarse al grupo. se arrimó y pidió fuego. cada paso que daba era una clara manifestación de sus intenciones, estaba solo, quería charlar, de lo que fuera, eso no importaba.
ese día estábamos particularmente callados, no fluía ningún tema, parecía como si tan solo quisiéramos meditar frente al gran espectáculo que teníamos de frente. el día gris empeoraba con cada segundo, el mar reventaba grandes olas contra esa muralla de cemento llamada rambla. a lo lejos las luces rojas de los barcos me transmitían variadas emociones.
sentí toda la magnitud de este mundo, de los barcos, de todos esos gigantes atravesando el mundo para llevar cualquier tipo de producto, me estremecí un poco, me sentí solo, insignificante. traté en vano de atesorar ese sentimiento, pero peor fue, mi corazón se estremeció y el miedo a la muerte toco mi puerta, me atravesó un espasmo por todo el cuerpo que me hizo sacudir todo mi tronco. no aguante la ansiedad, el miedo, tuve que hacer otra cosa. me dirigí hacia el extraño
-ernesto, mucho gusto
-yo soy Proyecto, pero no te preocupes: fracase.
no entendí que quiso decir pero asentí con la cabeza, como para dejarla por esa, supongo que no quería mas reflexiones. mentira.
la otra persona que estaba a mi lado se paro, se desperezo y asintió con la cabeza. me miro, sonrió y dijo
-me voy hermano, esto va de mal en peor, te recomiendo lo mismo.
levanto su brazo, con el puño cerrado y pulgar hacia arriba, se dio vuelta y comenzó a caminar a pasos ligeros, escapando de eso que ya iba a venir, el lo sabia.
paso el tiempo, yo no me anime a hablar, aunque sentía muchas ganas, creo que ese hombre que no conocía me daba algo de miedo, infundado, prejuicioso, pero miedo al fin. el por el contrario pareció encontrar la tranquilidad en mi compañía, fumaba largas pitadas de un tabaco infinito, y se maravillaba con cada rayo, ese espectáculo genial del que eramos espectadores de lujo. parecía como si los rayos fueran a partir los barcos, se pintaban desde lo mas alto del cielo hasta ese horizonte acuoso, en un mosaico gris azulado, que poco pueden las palabras describir. aun así no importaba nada, no para mi, yo estaba estirando lo inevitable, escapando a mi destino, me iba a ir, no aguantaba mi alma turbia.
mucho tiempo después pensé y me di cuenta que ese día escape a la cita que la vida me había puesto, no supe entender que yo era el mismo Proyecto, pero asustado, civilizado, corrompido. no quise abrirme, no compartí el mismo miedo que el si pudo, que el si logro vencer, que le regalo una tarde soñada.

un día, caminando solo, mirando el paso de los autos, de la gente, de la vida, volvió a mi esa escena, me di cuenta como yo era proyecto, como ese día casi compartimos mucho, y terminamos compartiendo poco. me entristecí, cerré los ojos y deseé que apareciera otra tormenta.

tito

6 comentarios:

  1. de mas tito! bien sentido, aprovecha la temporada de tormentas y a compartir. remador del toman! ceci

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  2. q bueno tito! todos tenemos algo de Proyecto y algo de Tito en nosotros je. abrazo

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  3. Algunas faltas de ortografía pero muy bueno. Comparto ese sentir a veces, más con estos días grises de lluvia que se prestan a reflexionar. Arriba , abrazo!

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  4. ...Maravilloso monstruo infinito...
    de los miedos jamás sentidos

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  5. Es muy muy lindo esto que escribiste tito, fue tan real como fantasioso. Espero seguir deleitándome con tus relatos. Abrazaso

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  6. Me sonó a tristeza, a dolor , a soledad ¿Estás así?

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