sábado, 22 de diciembre de 2012

Son los nombres


contra todo pronóstico
ella tenía razón:
la cosa está en la vida cotidiana.
levantarse este día atrás del otro.
serán los verbos, claro, los culpables.
hacer, comer, dormir, ir y venir.
¿por qué la conmovían más los nombres
si el tiempo está en los verbos?
mesa silla reloj y aparador.
¿será culpa del cine?
para el cine la mesa tiene alma.
esa mujer tan viva con sus ojos azules
me dijo “son los nombres”
pero mi soledad no la entendía.
reloj cama cuchara cielo patio
los nombres de las cosas 
son las cosas sin tiempo: la existencia.
cuando recuerdo el suyo
su nombre de mujer, antiguo y bello
su nombre que está lejos en la ciudad plateada
la pienso en el pasado del recuerdo
y es ella misma con sus ojos claros:
su nombre antiguo y bello me la trae
siempre igual con sus ojos y su pelo.
al verbo no se vuelve con altura
es eso que se usa y que se gasta
pero el nombre
reloj barco princesa luz marea
y  la escritura es otra vez campana 
que no suena, es sonido
que no late
corazón muerte gruta sol peligro
nombre nombre 
palabra.
                                        La Gata Flora

viernes, 21 de diciembre de 2012

Locura sobre un fondo de agua




I

 Vamos, había que tener mucha suerte para meter ese tiro, más para un tipo que no tiene ni puta idea de cómo se juega y que encima a esa hora de la noche está un poco borracho. Pero la bola decidió meterse sin demasiada timidez en la tronera y por un momento me sentí como el Johnny Archer sanducero. Cuando miré a mi alrededor con los brazos extendidos, un poco como  Cristo o el loco Mario Balotelli (más bien como Super Mario, si) me di cuenta que la mayoría de mis amigos no habían visto el tiro, o fingían no haberlo visto para molestarme. De repente yo era un loco queriendo convencer al resto de mi cordura. No lo viste? entró, en serio pelotudo, contá las bolas si querés. Intercambiando algunas variantes, claro, era como estar diciendo yo no la maté, te lo juro, fueron los aliens, en serio pelotudo, no te das cuenta que están jugando con nosotros. Una realidad horrenda donde al resto de las personas, además, de alguna forma eso les pareciera divertido, como en una pesadilla.
 Fue entonces  cuando él se acercó despacio, me dio la mano, y me dijo yo lo vi maestro. En ese momento comprendí que no me había reconocido y que no tenía sentido explicarle quien era, y que también de alguna manera era un alivio que no lo haya hecho y poder ser los dos unos extraños que comparten algunas palabras en medio de la noche.

II   

 Enseguida después de eso volvió al rincón en el que estaba. Desde mi lugar lo observé un tiempo, deteniéndome en el gorro de cowboy que usaba a pesar de tener todavía todos los pelos en su cabeza, en la manera en que encendía un cigarrillo detrás de otro, en el vaso en su mano que siempre daba la impresión de estar medio vacío. No hacía falta mucho para darse cuenta que estaba loco y también que estaba solo. Mientras lo miraba bailar y reírse me preguntaba si él se daba cuenta de lo que pensábamos los demás que lo conocíamos, antes de que ella lo dejara. Pensaba en la inocencia (o vaya a saber uno cuál es la palabra) con la que se mostraba así adelante de nosotros, en lo fácil que parecía perder la cordura, abandonarse. Verlo era darse cuenta de cómo no tenemos ningún derecho sobre la locura, ninguna posibilidad de apelación sobre la sentencia que se nos aplica, pues ser un loco es ser percibido como un loco por los demás. Por el contrario, pensaba, en el momento en que nos damos cuenta de que lo estamos nos alejamos sin saberlo de la locura, del mismo modo en que cuando recordamos que soñamos estamos ya cerca del despertar.

III   


 Yo lo conocí siendo un niño. Mis padres eran amigos entre sí y como tenían un hijo de mi edad yo comencé a era ir a su casa cada vez más seguido. Recuerdo que los dos éramos fanáticos del Bolso, los que nos daba una complicidad que una persona a la que no le gusta el fútbol nunca va a poder comprender. Recuerdo también de su casa el árbol grande en medio del jardín y la rueda de auto colgando como a veces se ve en las películas.


IV

 El final de la historia me lo dio mi madre. De alguna forma ya estaba escribiendo esta historia en mi cabeza cuando se me ocurrió preguntarle por el hombre, por Remy. 
 El recuerdo era más o menos el siguiente: una noche mi madre iba caminando junto con su amiga cuando de repente lo ve a él a unos metros, en la vereda de enfrente. Con un poco de inocencia se lo señala a su amiga, le avisa que Remy está cerca y que la está saludando. En este punto de la historia mi madre se detiene a hablar del rostro de Remy, de la sonrisa de Remy, de lo visiblemente emocionado que se encuentra. Pero su amiga sin mirarlo se dirige a mi madre, no voy a saludarlo, le dice, no lo quiero ni ver. No sé cuanto tiempo habrá demorado Remy en entender que el saludo no iba a llegar nunca o cuanto tiempo habrá mantenido la mano levantada, como también desconozco los motivos de su ruptura o si la locura es una causa o una consecuencia de ésta. Pero seguro sucedió en algún momento, seguro comprendió cuando dejó caer el brazo que era historia terminada, que ella no quería saludarlo, que no tenía sentido seguir pensando el tiempo como un nosotros.


V

 Aunque ahora que lo pienso el verdadero final lo imagino. Consiste en un hombre caminando calle abajo hacia el bar más cercano, un hombre decidido a sentarse en el mostrador hasta que la pena se convierta en la inconciencia de una sonrisa, decidido a regar la locura que de a poco iría creciendo hasta tapar por completo al Remy que conocíamos. El que me hablaba de Hugo De León y Luis Artime rodeado por los perros del jardín enorme. El que conocieron mis padres en los veranos que siguieron a la dictadura. Acercándose, Remy, con cada remada en el paisaje acuoso de la noche, al tiempo en que mirarlo sería ver las ramas floridas de su locura. Oculto como sus ojos en la sombra del gorro de cowboy con que lo vi esa noche.
 Esa misma noche que seguía volviendo a mi cabeza noches después, cuando levantaba el vaso y miraba el espacio y a las personas a través de la consistencia espesa del alcohol, pensando, como si estuviese sentado en el mostrador al lado de Remy, en lo fácil que era, en cómo se nos escapan las cosas de las manos, como peces en el agua.

                                                                                                     Seoane
    

jueves, 20 de diciembre de 2012

El transmisor



Cuando el reloj marco las 6:00 su alarma rompió el tranquilo silencio de una mañana de mayo. Estaba frío, el invierno se arrimaba, así lo indicaban los grados dibujados en un termómetro, en una calle desértica. Esto no fue impedimento para que la señora se levante y de por comenzado su día.
No llego a pisar el suelo, sus pantuflas la esperaban con el calido abrigo de la lana. Se puso un saquito. Era viejo y lindo; negro y estaba bordado con un rojo oscuro que le daba un detalle oriental. Pronta, se dirigió al baño, su primera parada “la parada obligada” como solía decir su difunto amante. Al concluir las cuestiones fisiológicas de primer orden, la señora se dirigió a la cocina.
Mientras el agua llenaba la caldera prendió la radio. Una voz ronca y áspera arengaba, cual político en campaña, parecía desconocer la hora, el momento, el seguía en enardecido trance. Con la caldera en la hornalla, comenzó a cortar un pan, lo rebanaba en pedasos de 5 cm de diámetro por 2 de ancho. Hacia mucho tiempo que su desayuno era el mismo: tostadas con dulce, un té, algún martín fierro y por ultimo el mate. Que recuerdos le traía este. Desde el mate cocido en su pueblo natal, único alimento de la mañana, pasando por su adolescencia bordando y zurciendo, hasta que fue mujer, se sebo para ella, le cebo a hombres y amigas. Ahora ahí estaba, sola, cebando para su alma.
Al terminar de comer se disponía a juntar la mesa, pero prefirió, termo y mate en mano, contemplar la preciosa vista que su hogar le ofrecía. Estuvo largo rato mirando, viendo como la naturaleza, sabia, terminaba de hacer lo suyo, como la mañana se desperezaba, limpiando nubes y regalando un precioso día.
Con pereza y mucho aplomo, pero con el entusiasmo de la primera vez, ella se fue deslizando en el sofá bien cerca del teléfono. Lo miro y suspiro, cual enamorada, que amigo había encontrado, volvió a suspirar mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro. Cerró los ojos y recordó.

Tiempo atrás la vida se le había llevado al que la cuidaba. Esa persona que no hacia compromiso, que la miraba con intriga, con amor, con cariño. El posaba su mano sobre la suya y escuchaba sus anécdotas. Reales, inventadas, repetidas, nuevas, no le importaba, su forma de hablar le bastaba, era una narradora nata.
Al principio todo fue difícil, sintió que la vida ya no tenia sentido, no afano en ella todo la rebeldía de otras veces, de otras perdidas. Envejeció, se apreció muy sola, en un cuerpo que le era ajeno. Pero un día, eso cambio, fue por la pura magia de su vida, de su energía, porque esta mujer merecía revancha. Todo sucedió de una manera rara, loca, confusa, como no podía ser de otra manera. Una triste tarde de Septiembre se disponía llamar a un familiar, total no disfrutaba de nada para perder, en una de esas alguien se dignaba a visitarla, si lograba hacer que se acordaran de ella.
En el momento que discaba, la magia se apodero de sus dedos y quiso que en vez de digitar el número de un pariente, frío, lejano y ocupado, digitaran un teléfono que reposaba discreto en un living chiquito, en una casa en un barrio lejano.
-Hola ¿Estela?
-No, yo soy Rosa, ¿Quién es usted?
-Ay, disculpe, le disque mal, es que de donde vengo no somos muy duchos con esto de la tecnología.
-Señora, no se aflija, no tiene que pedir disculpas.
-Bueno, muy amable, que ande bien.
-¡Pere!, pere, usted disculpara mi atrevimiento, pero ¿Dónde es ese lugar de donde es usted, ese lugar de poca tecnología?
-Jajaja, ay doña, me hizo reír.

Y con esta simpleza, fue que aquel aparato le cambio el mundo, ahora ya no era una mera maquina más, desde ese día encontraría una revolución, un salto al más aya. Fue como si se le abriera un portal, un quiebre en el espacio que la trasladaba a lugares inimaginado, le permitía explorar los cuentos más raros, conocer gente loca y divertida. Alguna vez, simplemente escuchaba, desde problemas personales hasta chismes  viles y crudos. En cambio no falto oportunidad para poder seguir explorando sus locas aventuras de su juventud, o aquellos cuentos que poco a poco se llenan de guirnaldas. La tecnología había abierto una brecha que parecía infranqueable, la ponía en contacto con toda esa gente que esperaba ser timbrada, que agazapadazo en los lugares mas simples, raros, no importaba. Era una conexión, una victoria a la soledad, un grito a la vida.


                                                                                                             tito

martes, 18 de diciembre de 2012

Tarariras


  Distan los pies del hombre de la superficie del río. Su cuerpo termina de balancearse al son del canto de su hijo. “Pica, pica tararira” canta en susurro el niño. La tararira es conocida mordedora, entregada al placer de corroer la mugre entre las uñas del pie. Los viejos lo saben, por eso gustan de mecer sus pies debajo del agua, así los peces hacen su trabajo. Hoy no hay viejos. Sólo el padre, el hijo y el muelle. El pie del hombre empujado por el viento traza figuras efímeras en el lienzo calmo del río, mientras el monte, con su oído absoluto, escucha sombrío el tronar de los pájaros. El niño canta, su padre ya no lo escucha. Reposa inmóvil sobre las tablas roídas del muelle, sus piernas colgando sobre los buitres de agua. Ya sea por aburrimiento, por desgano o a falta de escuchas, el niño deja de cantar. Asoma su cabeza al borde del muelle para contemplar la indiferencia de las tarariras, que lejos de ocuparse por la vida de quien cede sus pies, muelen la suciedad con entusiasmo.

Elugo

lunes, 17 de diciembre de 2012

Percepción de un imbécil.


I

Un día termino mi verano.
Me arrastraron de los pies y me dejaron en el mundo. El mundo real.
El inicio de mi vida adulta, el momento más solitario de mis días.
Por ese entonces yo creía que tenía que encontrarle significado a la vida, significado propio.
Se habían ido las obligaciones impuestas por los demás, la rutina de todo niño o adolescente.
Se fue mi casa, mis padres, se habían ido mis juegos de niño durante las siestas, se fue la sombra del árbol del patio.
A veces cerraba los ojos y veía las hojas verdes y anchas, las ramas abriéndose sobre mi cabeza, el interior del árbol con sus cicatrices, respiraba hondo y veía el movimiento y el viento más cálido que he sentido envolverme el cuerpo.
La realidad había sido superada por el recuerdo, eso yo lo sabía y lo supe cuando volví a casa de mis padres, cuando sentado en el pasto, levante la vista dentro del árbol,  pero no sentí, porque ni él ni yo éramos los mismos.
Me costaba comprender la vida adulta, y me avergonzaba preguntarlo.
Veía a la gente viviendo sus vidas y me parecían increíblemente tristes una tras otras, construidas sobre nada.
Me decía a mi mismo así es?  Así fue siempre?
Una vez lo pregunte con la misma ingenuidad que lo digo ahora, y me contestaron:
Que pretendes?
Tenían razón… que pretendía?
Que pedazo de pelotudo tiene tiempo para  andar por ahí deprimido por que no le encuentra sentido a las cosas?
Esto es lo que hay, un trabajo, una mujer, hijos y comerse un asado de vez en cuando si tenes suerte –me dijo- y se rio.
Intente mostrar una mueca restándole importancia.
Si, si claro -dije-
Hacía algún tiempo me había quedado sin culpables y sin soluciones.
Me había cansado de escuchar a pelotudos de 50 años gritar conceptos por un micrófono que se le permiten solo a un pendejo de 17.
Caminaba y me los cruzaba, corriendo a mí alrededor, estaban por todas partes.
Todos atrapados o así los veía.
Gente junta a otra gente por falta de opciones, autos con vidas grises, caras cansadas.
Nunca creí en el amor mucho menos en el matrimonio, así que no fue una desilusión comprobar que la gente hace con su vida mierda.
Sobre todo las mujeres que tanto luchan por ese fin, las veía por todos lados junto a un gordo desagradable que no hacía más que mirarle el culo y las tetas a otras mujeres, con hijos con mocos que gritaban, y que ellas zarandeaban del brazo,  avejentadas de cansancio, con innumerables cuentas que pagar que la esperaban en el cajón de la mesa de luz.
Varias mañanas me encontré revolcándome entre las sabanas inhóspitas, resultado de una noche perturbada entre sueños.
Sintiendo mis miedos que en la oscuridad del cuarto chorreaban  por mi cuerpo y morían en el colchón, que los guardaba y acumulaba para que nadie nunca los viera.
Cuando entraba al cuarto después de un rato me invadía el olor y pensaba que era coherente, porque ahí se acumulaba la parte de mi que había muerto el día anterior, ese olor, es el olor de lo que murió de mi y lo que va a seguir muriendo y acumulándose.
El sol a más de media altura empezaba a colarse entre la persiana rota, entonces el día invadía a prepo mi vida, obligándome a levantar.
Sentía la agitación en la calle, los motores de los ómnibus, el chillido de los frenos, el ruido que hacían al pasar por la lomada y nuevamente el motor que se los llevaba lejos.


                                                                                                             Nano

sábado, 15 de diciembre de 2012

PARA NO AMANECER


Despertó por el mal estomacal, la tos cansadora y una sensación  que lo quemaba por dentro  y lo hacía transpirar a tal punto que estaba totalmente mojado.
Tanteando en la oscuridad consiguió alcanzar la caja de cigarrillos y el encendedor.
Los labios silenciosos  apretaban la colilla con fuerza mientras gritaba por dentro.
El torso desnudo e iluminado por las cenizas del cigarrillo reposaba sudoroso sobre el catre.
Se sintió sucio, la boca pastosa, el olor que desprendía el colchón  se hacía insoportable.
Pensó en levantarse y tomar un baño, pero lo creyó poco autentico.
Se puso de pie y camino hacia la pared, descolgó un cuadro sin terminar y en su lugar coloco uno nuevo.
Como un faro, la imagen en blanco le guiaba el paso.
La observo sin demostrar expresión, giro, apoyo la cabeza en el centro, abrió la boca y sintió el caño helado del revolver tocándole el paladar.




                                                                                                            Nano

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Los periplos de la Juana. Carta I


Pereira ha perdido dos hermanos, bueno, no perdido, pero ya no están con él y eso lo pone triste, meláncolico, trastocado; tanto que se refiere a si mismo en tercera persona. Por suerte tanto Kanchelskis como Juanatalia de vez en cuando le escriben. Acá la primer misiva de la Juana desde Italia. ¡Genia mi hermana!


A Quien Pereira,
Acá le escribe su hermana.
Sepa disculpar mi manera de escribir, recuerde q en la escuela nunca estuve en la cartelera de los que escribian bien, y q en los dictados oscilaba entre las 20 y 30 faltas de ortografia. No se nada de puntos, comas, tildes y mas...
Debe saber tambien que esto lo hago por ud, pero q agradezco me lo haya pedido, me llenó de orgullo y temía tener que pedirselo si ud no me lo requería... Sepa que escribir para ud, es para mi un honor.
Acá voy!
Hace exactamente 8 días que me encuentro en el norte de Italia. Si, el país de la bota.
Para mi el pais de Balzaretti, para ud señor Quien, el de Zampagna.
Aun no consigo acostumbrarme al modo de vida que la gente lleva por estos pagos.
Son tantas las cosas que podría contar que se hace dificil elegir por donde comenzar.
Respecto a nuestras diferencias, debo nombrar las diferencias horarias para realizar las distintas comidas del dia.
Digamos que estos tanos taaan bien no estan. Los tipos se levantan y desayunan; ponele que entre las 12 y las 13 almuerzan, a las 17 meriendan y a las 20 aprox cenan! tan mal! y seguro.... cuando a las 19 me hago el cafe con leche me dicen: a esta hora?! estamos por cenar!...

Otra cosa que se debe destacar es el cafe. La primer noche me llevaron a pasear y terminamos -digamos- en un bar tomando un cafe. Lo pidió ceci, y pidió un cafe "lungo" es decir largo. Pues los muy soretes nos dieron 2 tazitas de cafe (de las chiquititas) y el cafe por la mitad de la taza. Le pegas un trago y se te desfigura la cara! pa! la mierda que es fuerte!... Igual estaba muerta de sueño y esa noche dormí lindo.
Un par de noches despues me ofrecieron un cafe y dije muy campeona, si! tomo! -es que amo el cafe!!!- y ta... a las 12 me fui a dormir, en realidad a leer. A la 1 me dormi y a las 3:26 me desperte con una energia que caminaba por las paredes. La puta madre! me comia el mundo!. cuando ya no aguante mas seguir dando vueltas en la cama, girar la almohada en todas direcciones y consultar el celular para ver cuanto habia avanzado el tiempo y yo sin dormir dije basta!
como una pelotuda me levante a las 6:30. fui al baño y me fui a la cocina a leer una revista.
Como a las 7:30 cayó Mariana -llegaba de trabajar- le abri la puerta, se tropezo con unas cajas y casi se mata... (creo q mucho no entendia porq estaba despierta tan temprano). ahi bajo ceci diciendo va fanculo!, porca puttana! y no se q mas. Habia tenido una noche de mierda. Yo les dije, me voy a correr! y ahi vinieron muchas muchas explicaciones! vos segui por la estatale, en la esquina segui. cuando alcances los semaforos segui y agarra la ciclovia asi corres traquila hasta alcansar el mc donalds... ta ta, dije yo. - queres el celula?. -noooo. -bueno, si no te voy a buscar. dijo ceci. - si a las 9 no volvi, anda a buscarme!.
Y salí, re contenta a correr por italia...
todo lindo, solo q cuando alcance los semaros doble a la izquierda y segui! llegue a la iglesia, el super, la panaderia y yo con bruta felicidad! ya podia hacer las compras sola! y ahi segui y segui.... hasta q el mc donalds no aparecio mas! y solo habia un par de casas y plantaciones de maiz... enton, pegué la vuelta y volvi... llegue a una rotonda y dije, la mierda! ahora q hago?! el reloj marcaba las 8:50, tenia 10 minutos antes de q ceci saliera a buscarme.... No es q soy tan corta, es q estos son los pueblos con mas rotondas del mundo! creo q hay algo asi como una rotonda por familia, y de mas está decir q las manzanas no existen, es hermoso hermoso pero urbanismo cero.
Volviendo al cuento, me empece a desesperar y veo un señora, cruzo y le digo con un italiano muy duro, estoy perdida! y me dice, y a donde queres ir? a mi casa. y donde vivis? en mi casa!!! y donde queda? no se!! y me empezo a mirar medio raro... y no era para menos! ta la cosa es q no se como me acorde q vivia sobre la estatale enton le pregunte, cual era la estatale, me señalo, segui y llegue!!!  ahora descubri q la rotonda es en la esquina de casa! un desastre!
y ta... en conclucion, tomar cafe a la noche no va mas!
q mas le puedo contar sr quien? fui a bassano! un pueblo hermoso! increible! entre a un museo, me moje las manos en el rio, vi las montañas y no paré de sacar fotos! no puedo describirlo, deberia adjuntarle una foto, si me pongo a contar temo q este relato se extienda demasiado...
Le cuento que mañana estare por padua, para mi la ciudad de galileo galilei, q por lo poco q vi, de él no tiene nada, solo la universidad donde el tipo estudió y ahora estudiaré yo. si si UNA SAL.
Pronto le estaré enviando noticias de venezia, y con suerte de la bienale de arte.
El 22 quizas de bologna...     quien te a visto y quien te ve, NO?...
no se q se espera de mi. pero mas q esto no puede esperar sr quien.
Guardo 1 beso suyo para Zampagna a quien me encantaria encontrar. Al menos verlo de lejos y decirle: yo soy la hermana de QUIEN!, q mas deberia decirle? Aguardo instrucciones.
Por mi bienestar le ruego no preocuparse, recibi sus intrucciones; tranquilo q a la torre pisa no subiré.
Saludos mi querido quien.
Con amor su hermana.
Espero extienda estas noticias al resto de la flia.
Por si no ha tenido noticias, segun tengo entendido Kancheslkis se encuentra en Arequipa feliz feliz feliz.

lunes, 26 de noviembre de 2012

LOS PEDOS



Si hablamos de pedos, son muchas las acepciones que esta sutil palabra puede albergar, por lo menos en nuestro rico idioma español. Hoy particularmente me quiero referir al pedo como “gas que desprende el organismo por el ano”. Este “suceso” o “acto” acompaña al hombre desde el principio, inclusive antes de que este fuera lo que es hoy. Con el devenir de la historia, por procesos culturales, mas que nada, y talvez higiénicos los hombres comenzaron a reprimir este natural y democrático proceder. Tal fue la represión occidental al “suceso” que algunos hombres en su afán incontenible de expresarse, de liberar lo que la naturaleza llama, desarrollaron una habilidad digna de ser relatada.
Conforme paso el tiempo, las técnicas libertadoras se fueron mejorando, así como su represión. La sutileza llego a niveles impensados, alcanzando las más diversas clases sociales. Ricos, pobre, aristócratas, clero, todos, absolutamente todos, nadie estaba a salvo. Los pedos y su condena social crecía día a día y con ello, a la par, como una dimensión paralela el fino arte del disimulo flatulento.  
Pero si hablamos de grandes hombres, de habilidosos en la materia, tengo que referirme a un familiar, y con orgullo lo digo, mi abuelo. Don Héctor. Mucho se dijo sobre su excelente labor en el mundo profesional, pero los que lo conocíamos, de verdad, en la pura intimidad, sabíamos de sobra que su verdadera contribución a este mundo, fue en el complejo arte de los “pedos camuflados”.
El era un verdadero ingeniero de la materia, no solo sabia de movimientos, de cómo poner las piernas, de cuanto ceder en la apertura anal, como contraer, cuanto gas desprender, manejar tiempos (era un gran tiempista); lo de el llegaba al extremo. Recuerdo el día en el que yo tratando de disimular un gas fui sorprendido por sus ojos, me miro y con un leve gesto me aparto de la multitud. Contento, feliz y compinche como siempre, me miro y me dijo “joven niño, yo te voy a enseñar”.Me sentó en su falda y comenzó a exponer.
No olvidare jamás esa voz elocuente, esa seguridad en sus conjugaciones, en sus pausas, gestos miradas, era implacable. Recuerdo su primer consejo, uno de oro según supe luego “si somos dos el pedo se guarda, salvo excepciones indescriptibles, que tu sabrás valorar” y para rematar su afirmación dijo “pero un perro, talvez una grasera pueden ser actores”. Los consejos seguían, y no escatimaba en ellos “Lo fundamental es saber si uno va a requerir del arte del disimulo, ante la duda, la respuesta es siempre afirmativa”. “Un estudio rápido del lugar puede ser más del 70%, ventanas, caños, ventilaciones, animales, todo influye, todo”. “Pero la perfección, el restante 30% se divide en dos, 15% practica, 15% raza, sangre, madera”. “Si la podredumbre es culmine, la ansiedad es el peor enemigo, la receta es la paciencia, el control del fruncido. Lento, pausado, soltando muy de a poquito y por sobre todo, muy natural, a no olvidar que la actuación es a nivel de todo el cuerpo, un error en la expresión facial puede terminar revelando todo”.
Esa noche no pude dormir, medite mucho sobre lo sucedido, sobre aquellas enseñanzas tan importantes, me trate de acordar de todos los detalles, las palabras, los gestos. Repasaba una a una sus reglas, repetía sin cesar, tratando de no olvidar. No podía contener la ansiedad, quería ponerme a prueba, sacar a relucir mis nuevas técnicas, mostrarle al mundo que yo era fiel nieto de don Héctor, del gran embustero.
Mucho tiempo después, peleas, discusiones, victorias y fracasos de por medio, me hicieron comprender el sacrificio que este arte conlleva, el crudo y frío anonimato. El desconocimiento publico, la no gratificación, la simple y aterradora impasibilidad. Pero conforme fui creciendo, madurando, fue sentando en mí la sabiduría y pude comprender que esta fina prueba de fuego, de ego era lo que separaba y separaría por siempre a los buenos de los mejores, y yo señores, soy de los mejores. 

                                                                                      

lunes, 19 de noviembre de 2012

litùni daduic


esperàndote.
ansiedad que reposa en la sien.
de encontrarte en el sueño
porque no estàs acà.
verte, es ver en tu ojos tambièn
la ansiedad que se acumula en el estòmago,
la cuerda floja,
que hace que mis palabras se abstengan y se demoren.

por sentirte lejos, es que te envuelvo.
por oìr tus canciones,es que te canto.
por entristecer mis pàrpados hacia tus labios, es que
arremeto hacia el vidrio sucio y pregunto

dònde estas?

quiènes te ven por las calles andar?

a què hora despertaste ?

què ruidos sonaban en la calle?

mi voz reprime el llanto , -inùtil ciudad-
no puedo adiestrarme ni someterme.
mi estar es un bemol,
la aproximaciòn inquieta , la determinada tensiòn.

ir y venir , ir y volver de la acciòn
el ruido maquinal del ascensor,
el agua hirviendo en la caldera
el sudor congelàndome los pies .
y mis ojos agrandados que esperan
en la noche enfurecida escalar la montaña
para hallarte hoy,
en los enramados negros del olvido
y detenerme solamente para verte correr
como un punto inquieto y fluìdo por las lìneas ,
con la velocidad de la noche en el aire ,
hasta desaparecer,
con la fuerza del cuerpo,
hasta amanecer.


                                                                                                       AMMANDA

lunes, 29 de octubre de 2012


Una persona levanta el tubo y marca.

-Hola, si, buenos días.
-¿Qué tal? Buenos días, atención al consumidor ¿En que puedo servirle?
-Mire la historia es así, yo no se si será con usted, pero me dijeron que probara de llamarle.
-Dígame y vemos, perder no perdemos nada.
-La cosa es media embarazosa por eso preferí el teléfono
-Señor acá escuchamos cualquier cosa, dígalo y punto.
-Bueno, bueno el asunto es así. El otro día, el miércoles 3 salí con unos amigos a tomar una copita, todo bien hasta ahí. Una cosa llevo a la otra, vasos que van y vienen, alguna cerveza, un whisky y algo de tequila iban regando la …
-Maestro si quiero escuchar una historia contada me compro un libro de esos con CD, yo acá vengo a laburar, decíme que pinto o colgamos.
-Como estamos e, que mala onda viejo. El tema es que luego de las copas a uno se le ocurrió la idea de ir por unas zorras “pa terminar completita la noche”. De ahí fuimos derechito pal queco, llegamos, cerrados. Entonces fuimos a buscar unas prostis a la calle. Luego de un rato encontramos 3 cositas muy pasables.

(Del otro lado, el telefonista cedía en su mal humor porque como el lector ya se comenzaba hacer una idea de que se trataba)

-Desde el principio yo notaba que las putas no me tenían mucho fealing, y ya me calenté bastante, porque uno contrata putas pa` dejar el asunto de los sentimientos de lado ¿no cierto? Pero las putas insistieron, me rechazaban abiertamente, es mas, una comenzó a hacer chistes sobre mi cara “te falta un zapallo de nariz y sos un puchero”. Mi libido iba a pique como mi moral, lo único que me subía era la ira, pero yo no golpeo mujeres y mucho menos putas, las respeto y hasta la fecha les tenía estima. Se que esta mal pero acá pagan justas por pecadoras.
-Y, ¿Qué paso hermano? – Pregunto un entusiasta y comprensivo telefonista.
-Lo que te podes imaginar, fuimos pa la casa de un tercero y comenzamos a pasar pa los cuartos. Todo normal hasta que me toco pasar a mí, justo la que estaba libre era la puta que me había rechazado, insultado, ¡profanado!  Pero la cosa no queda ahí, no solo que no quiso cojer, insto a las otras a no hacerlo, hablo de ética, de moral, de que las putas tenían derechos, ¡¿y los míos?! ¡¡Puta de mierda!!. Mucho mas pior es que una me iba a hacer la gamba pero no la dejo, la intimido. Que puta de mierda, nunca me había pasado, eso que soy feo hermano, bien feo.
Luego de tomarle los datos, buscarle la vuelta para poder elevar algún reclamo, el telefonista no pudo dejar de pensar en la historia, la cruel historia de la puta y el feo, de la puta gremialista y el feo. Tanto fue así que se decidió ir a verlo, no podía concebir lo sucedido. El conocía el ambiente de las putas, no deja muñeco con cabeza, como decía su padre.
Al otro día cuando se preparaba para retirarse a su casa, el telefonista fue llamado a la oficina del jefe. Este era un buen hombre, de unos 50 años, alto y muy canoso. Hacia muy bien su trabajo, conocía todos los detalles, llevaba un registro implacable de lo que sucedía en la oficina. Pero la virtud que lo hacia ganarse a sus empleados era conocerlos, saber como pensaban, como era su accionar.
-¿Y ché? Ya me entere – le dijo al telefonista- ¿era tan feo el tipo o era una puta arisca?
-Con todo respeto señor, era feo, feo como pisar mierda descalzo. 

viernes, 26 de octubre de 2012

Cigarrillo


 De repente venían las ganas de fumar. Estás sentado rodeado de amigos o mirando la noche desde una ventana, cuando la sensación llega. Estás preocupado, hay un pensamiento en tu cabeza que no descansa. Entonces encendés un cigarrillo, atento al ruido del tabaco quemandose, y ves la nube de humo azul ascender hasta perderse en la noche. De a poco vas sintiendo cómo aquello que te molesta se va quemando junto con el cigarrillo. Lo ves alejarse entre el humo azul.
 Fumar es algo parecido a escribir, pensás, en el sentido de no bastarse a uno mismo, en la necesidad de salir de los límites del cuerpo, en la necesidad de trascenderse. Lo que sos no alcanza, te digo. Te pregunto.
  Mientras fumás cada nervio y músculo de tu cuerpo se adecuan a la tarea, a su ritmo, a su mecánica particular. En tu interior podes sentir cómo la respiración del pensamiento se acompasa con la del cuerpo.
 Por el tiempo que dura ese cigarrillo pones todo lo que sos en cada pitada. Y todo lo que sos se aleja en cenizas, en humo, en aire, en nada. Fumar es parecido a morir, pensás.
  De repente te viene una imagen a la cabeza: un actor quitándose el maquillaje enfrente de un espejo. Te parece una metáfora perfecta. Sonreís.
  Imaginás ahora un hombre ante un espejo. Lo ves encender un cigarrillo. Ves diluirse sus rasgos entre el humo (la punta del cigarrillo brillando como un faro en la niebla). Por unos segundos lo ves fumando hasta que te acostumbras a su rostro. Sentís cómo va cambiando mientras el cigarrillo se consume.
  De pronto el sueño se interrumpe.
  Y es entonces cuando pensás, al terminar, quién queda.

                                                           Seoane

viernes, 12 de octubre de 2012

La realidad la mentira y la verdad

 *Cuando llegó a su apartamento con la campera a rastras y el fondo tibio de la cerveza en la otra mano, su madre que leía en el cuarto le preguntó con voz clara -Y ¿Cómo estuvo la reunión con esos nuevos amigos? A lo que Santiago respondió -¡Bien! Hubo un momento frente a una banderola que estuvo muy bueno...

  Adentro de aquella casa, iluminada por tenues pero potentes luces amarillas, la fauna humana reía, bailaba, entrechocaban sus copas, todo entre gotas de alcohol infinitas, una música hipnótica y el humo sucio de decenas de cigarrillos que practicaban la danza cenicero-pulmón hacia horas. Era el comienzo del fin de semana, una nueva oportunidad para Santiago de salir a seguir conociendo los secretos prohibidos que todos sabemos existen entre la luna y la ciudad, una nueva oportunidad de ponerse a prueba frente a los personajes que el teatro invisible del pavimento siempre tiene para sorprendernos. En aquella ocasión, la noche lo encontraba en la casa de un amigo relativamente nuevo que compartía una clase con él en la facultad. Música, vitamina, amistad, mascaras invisibles, frenesí. Todo había sido pensado para que nada faltase. El terreno estaba listo para un Santiago sin ninguna extravagante ambición, más que ir por un vaso de whisky (tomaba con su padre desde los once años) para luego pasar a vichar, primeramente de lejos, los discos que estaban bajo el monstruoso equipo de música. Por el momento lo que sonaba estaba acorde a su criterio, dentro de sus parámetros, Depeche Mode no suele fallar en ámbitos de caos.
  La ruleta de la noche y sus variadas posibilidades siguieron dando vuelta con las agujas de un reloj al que le daba lo mismo si fiesta o entierro. Desde un sillón y con la mirada sepultada en algún detalle, puesto y apuesto, Santiago comenzó a flotar sobre sí mismo para ir desde allí a cada situación que lo rodeaba. Su amigo, gran valor, saltaba como boxeando entre tres minas que le festejaban hasta el más mínimo gesto, las tres con la misma intención de terminar chupándole la pija a cambio de una segunda cita “a la luz del día”. Junto a él, un pelado muy alto de ancha espalda, hablaba con una señorita, tímida, delicada en sus movimientos a la hora de arreglarse el pelo o beber de aquel liquido color violeta. Mientras el pelado le comentaba cual era el secreto de la vida, la verdad absoluta del universo, ella hacía equilibrio sobre sus tacos del grosor de un hijo asintiendo a todo con la cabeza ante la exquisita reflexión del no-hair-man. A la muchacha el contenido de aquella pelada le importaba una mierda, la primera cuestión para ella era atender a su equilibrio, a su postura pero física; parecía una autómata. Santiago sonrió para si mismo y siguió bebiendo whisky, hasta que comenzó a notar que una muy linda chica de vestido negro y cerquillo sobre los ojos lo estaba mirando desde el sillón de enfrente. Encendió un cigarrillo y continuó mirando a sus costados. Sentados en una ventana, dos tipos, muy modernos en sus vestimentas, hacían muecas rígidas y fumaban. “Son el clásico dúo: el orejón y el lengua larga” comentó mudo Santiago con su otro yo. Uno de los tipos el “lengua larga” hablaba y hablaba mirando el perfil de su compañero, movía los brazos, se paraba y marcaba una altura, se reía, se ponía muy serio. Y el receptor, lo único que hacía era escuchar con sus dos pantallas auditivas y de vez en cuando pestañaba los ojos, que eran de búho. Ambos faunos estaban en su viaje mental, probablemente tramando alguna paranoia que los altere aún más de lo que estaban. Santiago dio otro trago a su vaso, y volvió su mirada a la chica del cerquillo quien casualmente, seguía mirándolo. El problema eras que ella estaba con otro hombre, estaban sentados bien juntos, él muy borracho, tomados de la mano. Así y todo no dejaba de mirarlo. En medio de esa situación Santiago alzó su vaso a lo lejos en señal de camaradería y ella sonrió, y besó a su novio que dormitaba. Atrás de ellos se había formado un fiesta aparte, era una ronda de unas doce personas, todos riendo a carcajadas y moviéndose continuamente, todos excepto uno que también estaba con ellos pero sentado y más alejado. Éste espécimen, de largas ojeras, no hacía otra cosa que fumar y fumar cigarrillos. No tardaba más de treinta segundos entre que descartaba una colilla en el cenicero y encendía uno nuevo. Santiago lo miró asombrado ya bastante borracho. En un momento, Mr. Ojeras sacudió su cigarrillo en el cenicero y sin querer sumergió un dedo por completo dentro de él, como si no tuviera fondo, como sin fin. Sorprendido y sin entender nada, el fumador a tiempo completo probó metiendo una mano, luego el brazo en el cenicero hasta que Santiago solo le vio el torso, luego la cabeza y finalmente desapareció. A su alrededor, nadie se enteró.
  Santiago supo que algo en él no estaba bien, la borrachera comenzaba a pesar, por lo que esquivando chorretes de alcohol y algunos disturbios fue hasta el baño y de regreso encontró en la cocina una banderola que daba hacia un patio interno. Le pareció un lugar propicio para fumar su último cigarrillo antes de irse. Para reforzar su decisión de estar a solas, escuchó que en la sala ahora sonaban los Auténticos Decadentes. Aquello marcaba el fin de la noche. Encendió el cigarrillo de frente a la banderola, apoyado contra el fogón. El viento que entraba por esa banderola era un alivio para su cuerpo, los poros se inundaron de un frio hermoso. La piel se le erizó, y respiro consiente de todo, lúcido. El panorama desde ahí daba a otro muro que también tenía una banderola hacia el mismo patio interno. Tras el vidrio estaba oscuro, por lo que el rostro de Santiago se veía reflejado en la banderola de enfrente. Parte de él estaba afuera, al menos su reflejo ya se había ido de la fiesta. Se alegró de saberlo. Pensando pausadamente en todo lo visto recientemente dentro de la sala principal, comenzó a hablarse con el único fin de poder escuchar lo que estaba pensando:
- La fantasía es fantasía. La fantasía existe, forma parte de la realidad. La fantasía es real…Santiago se hablaba en silencio mirando el reflejo de la ceniza roja en el vidrio de la banderola en el muro de enfrente. Le parecía muy poético verse en un cuadro dentro de otro cuadro.
- También la mentira forma parte de la realidad, tiene un cuerpo, tiene una forma. Saber mentir es saber estafar, es poder cambiar de lugar los elementos reales y los elementos fantásticos sin que los engranajes dejen de funcionar- concluyo convencido.Ya con la mente por fuera del cuerpo, Santiago mojó la colilla en una gota de agua que colgaba de la canilla; estaba decidido a salir de esa casa, ya había alcanzado, nada lo retenía sino todo lo contrario. Giro sobre su eje, seguro de sus pasos, y tras de sí la chica del cerquillo se había recostado al fogón, y observaba por la banderola, dispuesta a fumar el último pucho que tenía en la cigarrera. Él sonrió, porque realmente sentía mucha gracia, tomo una cerveza que había sobre una mesada y fingiendo colgar una máscara invisible en el perchero a un lado de la puerta de la cocina, salió rumbo a la calle.
  Una vez en la vereda, sacó del bolsillo secreto de su campera un pequeño reproductor de música con dos diminutos auriculares. En ese momento se sintió ser el medio y el fin de todas las cosas. Tenía consigo lo poco que necesitaba para estar un poco en paz y por sobre todas las cosas, tenía intacta la bendita capacidad del deleite. Puso los auriculares donde corresponde y ya sobre la avenida le dio play en modo aleatorio (ese segundo de espera por la canción perfecta es realmente delirante). Con Packt like sardines in a chuchd tin box de Radiohead correteando por su cabeza, pudo ver como los edificios bajo un cielo púrpura, subían y bajaban como en un ecualizador:

“I’m a reasonable man, get off, get off, get off my case /Soy un hombre razonable, déjame,
déjame, déjame en paz”

*

                                                                                                                Seba

jueves, 4 de octubre de 2012

La Ceremonia - Parte II

 Si se quiere seguir la historia completa invitamos al osado, si aun no incurrió en delito, a leer la parte I de esta epico relato http://tomandroganpelean.blogspot.com/2012/09/la-ceremonia-parte-i.html


Como la mañana era aun una lejana amiga del medio día, nuestro personaje decidió que seria prudente ir completando todas las compras que precisaba. Digno de su renovada confianza y convicción no lo pensó dos veces. Llego a la esquina y doblo a la derecha, dos cuadras adelante estaba su objetivo. El ferretero, un ser bastante despreciable, según Esteban, se encontraba en pleno almuerzo, el cual realizaba en plena actividad laboral. Sentado en una especie de banco, pero más alto, así como el de los bares, este sujeto comía un sándwich sobre la caja. Por los restos esparcidos en el mostrador, el mencionado aperitivo era de pollo.
 Sin siquiera mirarlo le emitió un sonido que evidenciaba un claro "¿que queres?". "Veneno para ratas". Estas palabras parecieron calar hondo en las viseras del viejo, con mucho más disposición de la transmitida hasta el momento, se incorporo y fue a buscar el solicitado producto. Luego de unos pocos segundos, su figura estaba de nuevo junto a un paquete en su mano izquierda. "acá tenes  son $50 pesos". Sin agradecer y pagando con el monto justo, Esteban se marcho.
 ¿Que le quedaba aun?, tenia el traje, tenia el veneno...a claro, aun quedaba comprar el ataúd. Igualmente algo por dentro lo motivo a ir a su casa, mañana habría tiempo para hacer el resto de las compras, además, ya tenia todo bastante organizado. No le sentó mal poder tomarse el viernes libre, pero cayo en la realidad, tenia que ir a trabajar, como olvidarlo, maldito trabajo. No le importo, su planteo era esta vez mucho mas osado, faltaría al trabajo y se juro que si le decían algo, eso seria el fósforo que prenda la mecha de la más salvaje de las bestias que alguien había visto.

 Ya no hay dudas, el Esteban que todos conocíamos estaba muerto, subyugado por esta nueva versión mucho mas impulsiva y determinada al éxito. Poco a poco el se apodera de sus espacios de dolor, comenzando a reinar por sobre cada una de sus células, de sus tejidos, sus órganos, su cuerpo, !que digo¡ su vida. 

                                                                                                            tito




lunes, 1 de octubre de 2012

Entrevista


-Hola, como le va Rodríguez?
-Bien mijo, muchas gracias.
-Bueno gracias a usted por recibirnos en su casa.
-Por favor…
-Usted nos conto hace un tiempo  por teléfono de su trabajo, cuénteme en que anda hoy día
-Bueno estamos trabajando, cuando digo estamos  me refiero a mi organización: salvemos  al carachata
-Bueno de eso me gustaría hablarle, antes de venir pasamos por su pagina web : salvemosalcarachata.com.uy   que ustedes, ósea, su organización que según entiendo es usted y su hijo?
-correcto
-bueno hay un punto  en su página que comentaba que uno de sus objetivos es desenmascarar al oso panda eso es así? Me puede explicar que quiere decir con eso?
-Efectivamente señor Basualdo  nosotros tenemos varios objetivos y entre tantos uno es ese.
Nosotros en la organización le llamamos la trolita del bamboo a ese bicho oligarca detestable.
-Por que existe tanto rechazo a una especia que sufre los mismos problemas que su carachata ?
-Permítame que me ría señor, ahí está el problema,  este bicho el tal panda es mas blandito que el propio peluche. Uno prende la TV y lo aburren a uno que el Panda esto que el panda aquello.
 Dígame usted cuando escucho hablar aunque sea un segundo de la situación del carachata del altiplano?
-Bueno en eso tiene razón es muy poco lo que se sabe
-Y le voy a explicar por que…
El panda es el negocio redondo del último tiempo genera dinero en todo el mundo equivalente al 40 % del PBI del Uruguay.
El Panda responde a los grandes intereses de este mundo, a los intereses de las multinacionales, de las grandes corporaciones.
Que cajita feliz panda, que busitos de invierno con la cara del panda en la pancita del nene, y ahora dibujitos animados panda.
Cuando vio al carachata del altiplano en una cajita feliz?  Nunca!
Cuanto tiempo hace que este afeminado del bamboo se está por extinguir digo yo, hasta cuando le van a robar la plata a la gente!
-Cálmese Rodríguez le va a dar algo
-Disculpe es que me pongo mal vio, pasa que si no le damos interés a lo que realmente lo tiene esta hermosa especie se nos extingue mijo, según datos de mi organización estarían quedando 2 ejemplares, el Luis que lo tenemos en el fondo de casa, y por suerte una hembra que no hemos podido atrapar pero sabemos por los peones del morales que anda alla en el campo, por la ruta 24, ya la han visto un par de veces en los tajamares, y eso nos llena de esperanza.
-Luis?
-No me dijo que estuvo en la pagina? el luis es el único ejemplar que queda del carachata lo tengo en el fondo de casa desde cachorro. Si usted viera lo que es ese bicho… familiero que da gusto.
-Esta permitido tener un animal así en la ciudad
-Bueno es guardián pero como están las cosas por acá he especial.
-El otro día lo llevaba al Luis al veterinario con una cagadera que si no la parábamos se nos iba, prendo la radio pa que se distraiga un poco y no va que sale que la Angelina Jolie dono 10 millones de dólares para la construcción de un rio artificial para la reserva del Panda en Nueva York al parecer para que no se depriman.
 El luis venia a los pedos en la caja de la camioneta y yo le vi la cara señor y se me llenaron los ojos de lagrimas, como si fuera poco el tipo de la radio sigue diciendo que bueno por fin una buena noticia ya que la mala era que habían llevado 3 hembras jóvenes  al panda gigante del Japon pero al parecer no hubo feeling.
Así como escucha. Entonces estas cosas a uno lo amargan.
Usted sabe lo que daría el Luis por una hembra, hasta ahora viene tirando con la pequinesa de casa pero el bicho no es bobo.
-Bueno cuéntenos como se puede ayudar con esta causa.
-Cualquier ayudita viene bien, por ahora lo que se precisa es vacuna pa la rabia y frazadas pal Luis que sigue internado. Llamen pa mi casa nomas que mi señora le toma los datos.
-Bueno muchas gracias don Rodriguez y ojala se haga justicia entonces.
-Gracias a ustedes mijo.


           
                                                                                                                     Goalter

viernes, 28 de septiembre de 2012

Acuario


- Buenos días.
- Buenos días, su nombre?
- Seoane.
- Seoane?
- Sí.
- Ese es su nombre o su apellido?
- Mi nombre, a secas.
- Por qué motivo viene?
- Para presentarme al puesto de redactor en la sección cultura. Vengo a hablar con el señor Lagos.
- Bueno. Espere un momento. Siéntese por ahí.

 Con la mirada me señala una hilera de tres bancos colocados contra la pared. Voy y me siento. 
 Dos o tres días atrás vine por primera vez a hablar con el jefe de redacción. Lagos. Era de tarde y afuera oscurecía. A nuestro lado se podía ver a los periodistas enfrente a las computadoras y sentir como el ruido de los teclados martillaba nuestras voces, lo poco que quedaba del día. Vení dentro de dos o tres días que capaz tengo algo para vos, me dijo.
 Y acá estaba.
 Ahora, a media mañana, la sala de redacción estaba casi vacía y todavía se podía sentir la actividad de la tarde flotando por encima de las maquinas como un fantasma. 

 Lo primero que me llama la atención es ver a una persona sentada en la esquina de un sofá, con los auriculares puestos y una taza de la que sale un humo caliente. Tiene la mirada perdida y fija, en el sentido en que le damos a esas palabras cuando la mirada no apunta a un lugar determinado del mundo físico. Su mirada me atraviesa sin necesidad de modificarse, sin prestarme atención.
 No se cuanto tiempo de espera tengo. Me lamento por no haber traído un libro.
 Miro a la persona sentada. Con movimientos delicados mueve la cabeza mientras entrecierra los ojos. Con una de sus manos se golpea la rodilla, como golpeando las teclas de un piano invisible. Los movimientos son controlados, y los hace solo por momentos, como por raptos. El resto del tiempo está inmóvil, exactamente igual a como lo vi por primera vez.
 Con esa capacidad de la música para interactuar y transformar todo lo que toca, estará viendo el mundo de una manera distinta a como la vemos el resto de nosotros. Más armónico, más poético. Más doloroso. Me viene a la cabeza una imagen y la escribo: como si estuviese viendo el mundo a tráves del vidrio de un acuario. Nosotros no debemos ser para él más que animales acuáticos, grandes peces un poco torpes, respondiendo sin saber a un compaz, a unos tiempos, a algunas notas, como el tiempo corre sin saberlo de acuerdo a las agujas que marcan el reloj.  
 Me pregunto que estará escuchando. Pero se que es imposible que me atreva a preguntarle.

 Un poco para pasar el tiempo me empiezo a imaginar el fondo de esa persona. Con lo poco que tengo a mano. Un hombre sentado, solo, de piernas cruzadas, el humo caliente, la mirada perdida entre una música que desconozco. 
Conoce dos o tres verdades y estas le bastan para moverse en el universo que se ha construido, pienso, como un marinero precisa los cuatros puntos cardinales de su brújula para moverse por la llanura del mar interminable. 
Quizás de todos los momentos del día, este sea el más tranquilo, el que más espera.
Imaginé a un hombre escapando constantemente de las confidencias y de los espejos.

 En determinado momento se levanta y se va.
 Cerca mio se encuentra un tipo alto con pinta de bueno revisando una pila de diarios. Me mira y me pregunta si estoy esperando a alguien y por qué motivo estoy acá. 

- Estoy esperando a Lagos. Vengo a presentarme para el puesto de redactor de cultura.
- A mira que bien. Y ya has publicado alguna otra cosa en algún diario?
- En realidad no.
- Bueno está bien, por algún lado hay que empezar.
- Si, supongo. Che una pregunta, el pibe ese que estaba sentado. Quién es?
- El que estaba ahí? Pablito, macanudo, trabaja acá hace poco. Lo conoces?
- No, en realidad creo que no. Capaz lo vi en algún lado.
- Puede ser, Montevideo es chico.
- Si, es verdad.

Mientras, pasa el tiempo. De repente la mujer en recepción me llama.

- Señor, si, disculpe.
- Si?
- Usted estaba esperando a Lagos?
- Si
- El señor Lagos dice que no puede atenderlo
- Ah Bueno. Paso en otro momento
- Bueno, como usted quiera 
- Bueno. Que pase bien
- Igualmente

 Bajo las escaleras. Camino las calles. Una persona sentada, sola, de piernas cruzadas. El humo caliente. La mirada perdida entre la música de Schumann. 
 Quién es él? Por qué me obliga a escribir esto?

                                                                     Seoane

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Fin del Invierno


Eran las tres de la tarde en el reloj de la televisión. Afuera una tormenta agresiva comenzaba a gestarse, llovía mucho, el viento distribuía el agua sobre cada árbol, cada baldosa, cada peatón. De lejos pero con apuros parecía venir un monstruo de altas patas con un gran torso, como una tortuga gigante con cuatro eléctricas piernas: el monstruo curioso, ingenuo, se instalaría sobre Montevideo y rompería todo lo que más pudiese por más de veinticuatro horas. Los periodistas intentarían subir a su lomo para conseguir imágenes exclusivas; en las redes sociales sus usuarios como por alienación mental colgarían fotos de sus dentaduras a espaldas de algún auto aplastado por un semáforo o una chapa voladora incrustándose en una vidriera comercial. Pero hasta entonces, eran las tres de la tarde y el monstruo todavía estaba lejos. Mi primo me hizo una llamada al celular, estaba en la puerta de mi edificio: apagué la tele y baje las escaleras. De regreso en el apartamento y mientras él veía por la ventana como el cielo se revolvía, le acerque una toalla y ropa seca. Me agradeció con los ojos contentos y una punta ya colgando de sus labios. Le pregunté si tenía las pelotas muy mojadas y riéndose bastante me confesó que sí. Puse agua a calentar en la cocina para aprontar un mate; a esa altura la habitación ya estaba llena de aire rico y en los parlantes sonaba Flite de Cinematic Orchesta. Entre golpes en las costillas nos dijimos que hacía mucho no nos veíamos y era una vergüenza que eso sucediese. Hablamos sobre nuestros últimos pasos sobre el tablero, luego me contó de una pelea de boxeo que yo no había visto. Después nos abrazamos al comprobar que ambos teníamos entradas para ir a ver a Nacional esa misma noche, aunque la emoción disminuyó cuando evidenciamos que eran para diferentes tribunas. Es un grato momento cada vez que nos vemos con el primo Joe.
El vapor desde la caldera se hacía escuchar hacía un rato, fui por la yerba, mate y bombilla. Los trapos mojados de mi primo colgaban sobre la estufa a gas apagada. Había papeles por todos lados, acordes de canciones, prácticos de Español I, una cuadernola con mi lápiz 0.5 y la goma encima. Sobre el amplificador, frente al catre disfrazado de sillón, estaba el cenicero a igual distancia entre nosotros dos. Mi perro obligaba a mi primo a que lo acariciase, no le otra dejaba opción. Y entre mates humeantes, tabaco y la armonía ahora de Man With a Movie Camera nos dispusimos a hacer lo que hacíamos desde chicos cuando estábamos juntos, sin nada que hacer: inventar realidades paralelas o directamente distorsionar la ya vieja y conocida…
- Para mí los seres humanos vamos a terminar siendo todos calvos –sentencié mientras procuraba no quemarme la piel con el agua hirviendo en el termo– por una cuestión de adaptarnos a los nuevos climas que se vienen y se seguirán dando.
- ¡Jajá! ¿Decís? Sería cómico, todos con gorritas onda condón capilar –decía Joe mientras se estiraba una media de fútbol seca que le había alcanzado. En ese sentido, y llevando esta idea un poco más al carajo, también usaríamos trajes aislantes, platinados, bien justitos al cuerpo, porque entiendo lo de pelarnos por el calor ¿Pero en invierno? Esto me hace acordar a una película..
- Quedaríamos a imagen y semejanza del prototipo de un extraterrestre. Ya dejaríamos lentamente de ser terrestres, estamos lentamente dejando de ser terrestres… -dije rascándome la cabeza sin encontrar demasiado fundamento a lo que había escuchado salir de mi boca.
- ¡V Invasión Extraterrestre! En esa serie los Visitantes se filtran entre los humanos para, yendo al punto, robarles el agua y cosecharlos a ellos como alimento –afirmó Joe redondeando con dos fuertes chupadas a la bombilla, de esas que hacen que chille la yerba.
- Quizá seamos parte del proyecto de una raza superior –aporte con cara de boludo. La tierra poco a poco irá dejando de ser un lugar humanamente habitable. , aumentará mas la pobreza a la velocidad de la tecnología, el hombre empezará a mirar para arriba como posible salida viable de lo que se supone son los últimos tiempos del planeta Tierra.
- Capaz terminamos viviendo en praderas de suelo muerto, en grandes cápsulas acondicionadas, tramando ya los últimos detalles del despegue final hacia otra galaxia – decía mi primo parado frente a la ventana con un puño cerrado contra el pecho, graciosamente sobreactuado, mientras las gotas golpeaban el vidrio como queriendo atravesarlo.
- Y estamos hablando de una transformación que se daría de forma inconsciente –insistía yo aplastando un tabaco contra el cenicero. Todo será táctil, todo lo necesario podrá conseguirse apoyando levemente la yema del dedo, se daría una mutación en los sentidos, cambiarían las necesidades básicas…
- ¡Jajá! Eso también pasa en la película Wall-E de Pixar –me recordaba Joe para que la conversación se fuera definitivamente a la mierda y los dos nos riéramos de todo y nada al mismo tiempo, como dos pendejos, rodando por el living.
 Pasaron horas, más humo, mas de tres discos, incluso en un momento recuerdo haber tocado la guitarra mirando como afuera el día se deshacía mientras el dormitaba un poco, mal apoyado sobre uno de sus brazos. El horizonte de ventanas permanecía inmóvil contrastando con todo lo demás. Seguramente había libros que debía leer para la facultad, en el cuarto estaba todo tirado, los platos de la última cena seguían malolientes en el fregadero, pero en pocas horas estaría mojándome a propósito en el estadio Centenario para ver a mi cuadro y contaba con la grata compañía de mi gran primo Joe: todo estaba bien, no había nada de qué preocuparse… Si bien los temporales a veces son inevitables, en otras ocasiones uno los elige, elige tener que lidiar contra las inclemencias que amenazan, sacar alguna victoria de eso. De otra manera no podríamos gozar de la resaca, de la derrota con final feliz, del paraíso que parece la vida una vez que se termina el tour nocturno por el inframundo.
 Ese día, ya caída la nochecita, mi primo y quien escribe nos preparamos para salir a la tormenta, fuimos felices haciéndolo. Queríamos dar con el agua, sí, por eso nos arropamos bien, queríamos dar contra el viento, sí, y por eso también nos hicimos de coraje para restarle importancia a su presencia. Salimos a la calle y ahí comenzó lo mejor: el agua nos daba con fuerza en la cara, inmediatamente las piernas se nos empaparon, las gotas se filtraban por los zapatos y el viento conspiraba para que cada paso fuese complicado, diferente al anterior. Como dos indigentes arrastramos las piernas por calles y avenidas, cada uno con su pensamiento perdido en diferentes abismos, lejos el uno del otro pero a la vez muy cerca. Los dos éramos uno contra el cielo de nubes barrocas.
 Y así moría el invierno, en su mejor momento. Esa noche y todo el día siguiente quedarán en la historia meteorológica de nuestro país. No solo muchos quedaron sin sus casas, una señora del interior perdió a su esposo y sus dos hijos, se los trago la furia de un arroyo y la impaciencia de un hombre. Cada ciudadano es fanático de alguna anécdota personal en aquel largo día que duró unas treinta horas. Por mi parte no cuento con ningún suceso digno de ser narrado de aquel temporal, solo estuve en las primeras horas con mi primo y no me importo más nada que ir a alentar a mi equipo. Durante la tormenta me dedique a ser feliz, más allá del frío, de la soledad en aquella tribuna sabiendo que Joe estaba igual que yo al otro extremo del estadio, más allá de que Nacional ese día quedaría afuera de la copa perdiendo bien, superado dignamente por un equipo ecuatoriano totalmente irrelevante en el fútbol latinoamericano (dicen, que cuando Nacional fue a jugar a Ecuador, lo recibieron como “al primer equipo tricampeón mundial invicto en visitar su Estadio Federativo Reina del Cisne”, nos sabían grandes, y el problema fue que nosotros también). Esa noche me fui acompañado de un amigo de la infancia, un cigarrillo, y muchas dudas. Maldito sea el roce en la entrepierna, cuando uno está mojado y con las articulaciones acuchilladas por el frío… El monstruo ya estaba sobre nosotros. A mi primo Joe no lo encontré más. Así tenía que ser. Nada del otro mundo. Todo sucede como debe suceder. Vendrán veranos, otoños y más primaveras. Por ahora eso es todo. Por ahora.

                                                                             Seba

domingo, 23 de septiembre de 2012

Inquisición


Larga vida a el Rey
Para que?
Para que viva bien
Pero el no quiere vivir bien.
Oh claro que si todos bajo su Poder
el Rey…tiene el poder
y sus ciervos cornamentas
solo eso…y el Rey?
El Rey lo tiene todo
cualquier tipo de cuchillo
cabo cuerno de ciervo
para alimentarse hasta mas no poder
Como lo ven los Ciervos?
creen tener el poder
alimentan a el Rey
Miserable, miserable Rey
Miserias y paga mínima
para aceptarnos en su cielo
de oro de rubíes de tientos
Me tientas?
Me tienta la guerra sangrienta
y fui guerrero ahora ciervo
que da de comer al Rey.


El ciervo se caza todos los días
el ciervos se come al mediodía
a la tarde y a la noche.
Desayuno? Si ya le traigo
Sírvase aquí tiene su pastel
-Mmm delicioso de quien es?
-De los ciervos para usted…
Y sus ojos reventaron picoteados
como por cuervos enojados
Picoteando picoteando…el pastel.
-Murió ultrajado!!! –decían a su lado
-Ha muerto el Rey!!!
Lloren todos desconsolados…
Aquí vienen los ciervos
todos de el cuello colgados.

                           Nazareno Cruz y El Lobo

viernes, 21 de septiembre de 2012

Declaración

 Cada vez que me siento enfrente a una hoja en blanco pienso en escribir la historia más simple del mundo.
 Dónde está esa historia? Cómo se escribe? Con qué palabras?
 Pensarlo siempre es mucho más fácil que hacerlo.
 Y esto es todo lo que se.

                              Seoane

jueves, 20 de septiembre de 2012

La Ceremonia - Parte I


Este texto está inspirado en un relato que me hizo mi madre sobre un corto uruguayo que una vez vio, no se de quien es, es más, solo vi un pedazo, pero aun así debo decir que la idea disparadora es ajena. De quien sea, vos extraño y misterioso cineasta también tienes tu porción de reconocimiento.

 Hacía un buen tiempo que Esteban venía meditando el asunto. Al principio no le cerraba del todo, claro está, "como a cualquier ciudadano" pensaba él. Al tiempo lo que es del tiempo. Poco a poco la idea tomó más forma, hasta que finalmente lo empezó a seducir. Al principio se asustó, no entendía qué le pasaba. ¿Como podía estar comenzando a sentir esas cosas, esos pensamientos. ¿Era posible que estuviera fallando? Segundo a segundo aquello se transformaba en una danza armoniosa pero persistente, hasta que un buen día, el pobre y derrotado Esteban se dejó, se abandonó, se aferró a sus pensamientos, a sus ideas y en ellas encontró la paz.
 Una tarde de primavera mientras volvía a su casa, sin miedo, sin ninguna preocupación notó como no sólo que sentía paz en sus ideas, sino que también veía en ellas una especie de realización sublime y poética. No demoraría ni un día más. Con mucha paciencia y orden comenzó a idear ese "plan maestro" que lo consagraría, a él y a su vida. No quería que fuera una cosa simple, burda, del montón, el quería algo a lo grande, con estilo, con clase. Mientras meditaba bajo un deteriorado árbol —que era lo único que adornaba su horrible y pequeño patio— entendió también que tampoco quería caer en el reiterativo groncherismo nacional, en la subcultura grasa y el festejo enfervorizado a la ordinarieces.
 Una película fue la que terminó de despertarlo de su gran letargo. Ahora estaba totalmente pronto. Tenía los pensamientos, las ideas y el plan. Se enfervorizó mucho, mucho; tanto que esa noche por primera vez en mucho tiempo sintió algo parecido a la alegría. Temprano en la mañana del viernes 25 de octubre fue a visitar a su antiguo y querido sastre, Simón Mancilla. Luego de un cortés saludo y una breve charla para recordar alguna que otra tarde de charlas y café, el sastre comenzó a tomarle medidas. "Veni el viernes que viene" le comentó. "Simón, yo se que usted es un hombre atareado y con muchos clientes; pero yo puedo hacer un pequeño esfuerzo si esto queda para el martes". "Delo por hecho compañero" fue su respuesta.


                                                                                                  tito

martes, 18 de septiembre de 2012

BICHO (Parte II)



Para leer lo que viene a continuación y comprenderlo mejor, si se quiere estar más en contexto, pueden ir a la Primera Parte del Relato: http://tomandroganpelean.blogspot.com/search/label/Trist%C3%A1n%20el%20Triste

BICHO (Parte II)

Un caballero elegantemente vestido, engulle arrolladitos primavera mientras contempla a los esbeltos flamencos. A fondo de plano vemos a Mengano observando al individuo de porte aristocrático. Se acerca a él con la intención de robarlo, pero el caballero se percata y lo toma por su brazo, al tiempo que desenvaina la espada de su bastón y acaricia con su filo el cuello de Mengano.

MENGANO
(Un tanto asustado queriéndose mostrar complaciente)
Hermosas criaturas.

CABALLERO
Tienen la gracia y delicadeza de las más bellas damas.

MENGANO
Tiene usted razón. ¿A que dedica su tiempo buen señor?

CABALLERO
(Apartando su espada)
A la difícil tarea de no hacer nada. Nosotros los ociosos tenemos el trabajo más exhaustivo.

MENGANO
Aunque por su aspecto debe ejercer alguna notable e ilustre profesión.

CABALLERO
No se deje engañar por las apariencias, no soy más que un vagabundo revestido en oro. En otro tiempo supe ser gerente de una importante empresa, hasta que descubrí que el trabajo para nada dignifica y que el dinero es de las cosas más despreciables del mundo y que por tanto le sirve a uno, si es que se quiere tener poder sobre seres despreciables.

MENGANO
Y yo que venía con la intención de robarlo. En estos tiempos no hay nada más útil y práctico que el dinero. Esto es lo que lo hace tan nefasto. Camarada de la inutilidad, ruego me disculpe si lo ofendí con mis intenciones.

CABALLERO
Para nada caballero. Todos somos ladrones de algo en alguna medida, la diferencia es que unos roban en nombre de la ley y otros en contra de ésta. ¿Dinero es lo que necesita?, tome acepte esto.

El caballero le entrega un par de billetes.



MENGANO
No, nunca podría, la limosna y la caridad son de los actos más infames, refugio autocompasivo para los egoístas. Un hombre se debe valer de sus propios medios y habilidades para procurar la satisfacción de sus necesidades…

CABALLERO
Está en lo cierto, disculpe mi patético sentimiento de lástima. No quise subestimarlo.

A pesar de esto, Mengano ha tomado la billetera del caballero sin que éste se percate.

CABALLERO
Debo irme, un gusto haber encontrado un verdadero hombre entre tanto animal.

MENGANO
Lo mismo digo.

Mengano camina entre animales enjaulados, pasa por territorio de primates. Éstos le dirigen miradas lastimosas, algo agónicas.

“Ese ser que tan cansino camina,
inspira la figura de hombres de antaño,
lo más primitivo y lo más primate,
la culminación del sueño de Ícaro,
la magnificencia del albatros.
Sus alas le pesan,
carcomen su espalda
Sus pares lo odian,
Su volar rechazan.

Sus alas se mueven como autónomas
En gestos que pretenden
Levantar vuelo sobre un aire pesado
Algo nunca logrado
Mientras su caminar impuesto
Se vuelve más tortuoso.”

Tristán el Triste