Una persona levanta el tubo y
marca.
-Hola, si, buenos días.
-¿Qué tal? Buenos días, atención
al consumidor ¿En que puedo servirle?
-Mire la historia es así, yo no se
si será con usted, pero me dijeron que probara de llamarle.
-Dígame y vemos, perder no perdemos
nada.
-La cosa es media embarazosa por
eso preferí el teléfono
-Señor acá escuchamos cualquier
cosa, dígalo y punto.
-Bueno, bueno el asunto es así. El
otro día, el miércoles 3 salí con unos amigos a tomar una copita, todo bien
hasta ahí. Una cosa llevo a la otra, vasos que van y vienen, alguna cerveza, un
whisky y algo de tequila iban regando la …
-Maestro si quiero escuchar una
historia contada me compro un libro de esos con CD, yo acá vengo a laburar,
decíme que pinto o colgamos.
-Como estamos e, que mala onda
viejo. El tema es que luego de las copas a uno se le ocurrió la idea de ir por
unas zorras “pa terminar completita la noche”. De ahí fuimos derechito pal
queco, llegamos, cerrados. Entonces fuimos a buscar unas prostis a la calle.
Luego de un rato encontramos 3 cositas muy pasables.
(Del otro lado, el telefonista
cedía en su mal humor porque como el lector ya se comenzaba hacer una idea de
que se trataba)
-Desde el principio yo notaba que
las putas no me tenían mucho fealing, y ya me calenté bastante, porque uno
contrata putas pa` dejar el asunto de los sentimientos de lado ¿no cierto? Pero
las putas insistieron, me rechazaban abiertamente, es mas, una comenzó a hacer
chistes sobre mi cara “te falta un zapallo de nariz y sos un puchero”. Mi libido
iba a pique como mi moral, lo único que me subía era la ira, pero yo no golpeo
mujeres y mucho menos putas, las respeto y hasta la fecha les tenía estima. Se
que esta mal pero acá pagan justas por pecadoras.
-Y, ¿Qué paso hermano? – Pregunto
un entusiasta y comprensivo telefonista.
-Lo que te podes imaginar, fuimos
pa la casa de un tercero y comenzamos a pasar pa los cuartos. Todo normal hasta
que me toco pasar a mí, justo la que estaba libre era la puta que me había
rechazado, insultado, ¡profanado! Pero
la cosa no queda ahí, no solo que no quiso cojer, insto a las otras a no
hacerlo, hablo de ética, de moral, de que las putas tenían derechos, ¡¿y los
míos?! ¡¡Puta de mierda!!. Mucho mas pior es que una me iba a hacer la gamba
pero no la dejo, la intimido. Que puta de mierda, nunca me había pasado, eso
que soy feo hermano, bien feo.
Luego de tomarle los datos,
buscarle la vuelta para poder elevar algún reclamo, el telefonista no pudo
dejar de pensar en la historia, la cruel historia de la puta y el feo, de la
puta gremialista y el feo. Tanto fue así que se decidió ir a verlo, no podía
concebir lo sucedido. El conocía el ambiente de las putas, no deja muñeco con
cabeza, como decía su padre.
Al otro día cuando se preparaba
para retirarse a su casa, el telefonista fue llamado a la oficina del jefe.
Este era un buen hombre, de unos 50 años, alto y muy canoso. Hacia muy bien su
trabajo, conocía todos los detalles, llevaba un registro implacable de lo que
sucedía en la oficina. Pero la virtud que lo hacia ganarse a sus empleados era
conocerlos, saber como pensaban, como era su accionar.
-¿Y ché? Ya me entere – le dijo al
telefonista- ¿era tan feo el tipo o era una puta arisca?
-Con todo respeto señor, era feo,
feo como pisar mierda descalzo.
Qué feo. ;)
ResponderEliminarSalud.
http://facundogaribside.blogspot.com.ar/
Es sin autor?
ResponderEliminarEstá bueno. Muy creativo. ¿Por qué no está firmado?
ResponderEliminarPase por aca despues de mucho tiempo. disfrute el texto arribaa gente
ResponderEliminar