jueves, 20 de junio de 2013

La Cita IX

notas de autor:

"la cita" es una historia que gira en un personaje Osvaldo. si alguien así lo desea se puede leer perfectamente toda la secuencia, que obviamente mantiene un hilo conductor. de lo contrario, invitamos al lector a leer cada entrega como algo separado, entregas puntuales con vida propia, atadas o no a una historia más amplia que puede o no existir, en este caso si existe.


Poco a poco fueron llegando, y con cada uno llegaba el calor personal de el encuentro, que no importa cuan reiterativo o similar suela ser, siempre es hermoso y lírico. Abrazos efusivos, caras cómplices, peleas falsas, cachorros que juegan a morderse. Un clima de fiesta y camarería se apodero de todos y de cada uno de ellos. Un rico whisky regaba las charlas, los soltaba poco a poco, despertando aun más sus emociones y los ponía propensos a las mil y una anécdotas que si bien todos conocían no podían parar de festejar. Como la vez que Gustavo, Antonio y Edgar habían salido en moto, los tres en la misma, vestidos de viejas, tocando bocina y gritando, revoleando paraguas. Era una imagen zúrrela que abrocharon de una manera épica, con una locura digna de estos tres personajes, agarraron por la principal contramano, esquivando autos y con la bocina al mango, al grito de cualquier emoción que les cruzara la cabeza. “Jajajaja, que hijos de puta, y te acordás que cuando llegamos a la pizzería “Manolo”, salio un milico haciendo señas, – el imito al policía, cruzando las manos sobre su cabeza retiradas veces- y ahí doblamos y nos dimos a la fuga”.
Osvaldo estaba muy distendido, estar con sus amigos era un placer, le reportaba una alegría intensa. En este estado que podría adjetivarse como “de gracia” Osvaldo escucho en el correr de la noche tres noticias. Si bien eran todas de diferentes sujetos y situaciones, el sentía que estaban todas conectadas, lo estaban, pero no de la manera que el creía, de una manera trascendental o con carácter de presagio. Simplemente que el conocía a los actores y basaba la conexión en eso. Creía ser el eje, más bien en las dos últimas noticias.
La primera la largo Edgar, en un momento, sin muchas vueltas. Mientras charlaba con Antonio de gente que hacia tiempo no veían, se acordaron de Javier Vespucio, el hijo de la directora de la escuela. Si bien no era su amigo, tenían, muchos de ellos, un gran cariño y relación especial con Javier, algunos por los deportes otros por la noche. Osvaldo lo estimaba mucho por ser un tipo conocedor de la vida, si bien no era un erudito, era de esas personas que van haciendo sociología espontánea con mucha calidad, con mucha paciencia y sobre todo respeto. Javier era de esos que suelen escuchar mucho, respetar y prestar atención a los detalles. Solían tomar cerveza en alguna barra, cuando la vida los juntaba, y con ese pequeño ritual mantenían el vínculo. Intercambiaban información personal y sobre todo percepciones puntuales sobre asuntos públicos o problemas a gran escala. 
Javier, por cuestiones de trabajo no vivía en la cuidada y la noticia que tenia Edgar, alguien de fiar en esto, no solo porque no ser uno de esos que mienten o agrega condimentos, sino porque la misma información provenía de su señora, colega y amiga de Javier. Al parecer lo habían echado del hospital donde trabajaba. El hospital pertenecía a una importante mutualista o corporación medica, era un trabajo al cual uno aspira a conseguir. Según contaba, Javier estaba en medio de algunos vaivenes emocionales fuertes que terminaron con inyecciones de morfina en sus brazos. Al principio lo hacia en su casa, en sus ratos de ocio, para escapar al dolor. Pero ese no era el problema, porque por un tiempo pudo llevar su afición sin ningún problema, no era raro en los enfermeros, según contaba Andrea, la mujer de Edgar, era mucho más normal de lo que se pensaba. El gran problema fue cuando en una guardia nocturna una nurse lo encontró en pleno acto.

Si bien la noticia impacto a todos, algunos de ellos siguieron dándole cuerda al asunto un poco más. El común sentir era como una persona como Javier, estable, centrada, con objetivos claros había podido perderse así, al punto de estar consumiendo en el trabajo. Sin dudas que sus problemas debían ser muy fuertes, era raro. El tenía un asunto con su mujer y otro con la madre de su hijo, pero nunca se hubieran imaginado la magnitud de estos. Osvaldo y Edgar, muy tocados, quedaron en que iban a comunicarse con el.

                                                                                                                  tito

7 comentarios:

  1. las vidas y sus rumbos compejos

    interesante linea conceptual.

    saludos al valiente escritor ke con una pierna menos se sobrepone con creces a la realidad

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  2. que grande el escritor de la cita y la cita misma.
    Te imagino con la pierna rota y unos largavista al mejor estilo de la ventana indiscreta, es una lastima que vivas en el campo tito.

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  3. bien tito!!! esta cita adonde nos llevara?! cuanta cosas que suceden! saludos y pronta recuperacion ernestino! nos vei! ceci

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  4. ¡Que bien tito! Me encanta La Cita, te lo he dicho supongo. Sígale con la historia que es muy buena. Saludos -
    ARRIBA EL NEGRO TITO !!!!!!!!!!!!

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  5. Creo que podemos estar potencialmente ante una historia interminable, o al menos tan vasta como la vida de su autor. Que sigan saliendo entonces, que mientras haya cita hay esperanza.

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