"la cita" es una historia que gira en un personaje Osvaldo. si alguien así lo desea se puede leer perfectamente toda la secuencia, que obviamente mantiene un hilo conductor. de lo contrario, invitamos al lector a leer cada entrega como algo separado, entregas puntuales con vida propia, atadas o no a una historia más amplia que puede o no existir, en este caso si existe.
Poco a poco fueron llegando, y con cada uno llegaba
el calor personal de el encuentro, que no importa cuan reiterativo o similar
suela ser, siempre es hermoso y lírico. Abrazos efusivos, caras cómplices,
peleas falsas, cachorros que juegan a morderse. Un clima de fiesta y camarería
se apodero de todos y de cada uno de ellos. Un rico whisky regaba las charlas,
los soltaba poco a poco, despertando aun más sus emociones y los ponía
propensos a las mil y una anécdotas que si bien todos conocían no podían parar
de festejar. Como la vez que Gustavo, Antonio y Edgar habían salido en moto,
los tres en la misma, vestidos de viejas, tocando bocina y gritando, revoleando
paraguas. Era una imagen zúrrela que abrocharon de una manera épica, con una
locura digna de estos tres personajes, agarraron por la principal contramano,
esquivando autos y con la bocina al mango, al grito de cualquier emoción que
les cruzara la cabeza. “Jajajaja, que hijos de puta, y te acordás que cuando
llegamos a la pizzería “Manolo”, salio un milico haciendo señas, – el imito al
policía, cruzando las manos sobre su cabeza retiradas veces- y ahí doblamos y
nos dimos a la fuga”.
Osvaldo estaba muy distendido, estar con sus amigos
era un placer, le reportaba una alegría intensa. En este estado que podría
adjetivarse como “de gracia” Osvaldo escucho en el correr de la noche tres
noticias. Si bien eran todas de diferentes sujetos y situaciones, el sentía que
estaban todas conectadas, lo estaban, pero no de la manera que el creía, de una
manera trascendental o con carácter de presagio. Simplemente que el conocía a
los actores y basaba la conexión en eso. Creía ser el eje, más bien en las dos
últimas noticias.
La primera la largo Edgar, en un momento, sin muchas
vueltas. Mientras charlaba con Antonio de gente que hacia tiempo no veían, se
acordaron de Javier Vespucio, el hijo de la directora de la escuela. Si bien no
era su amigo, tenían, muchos de ellos, un gran cariño y relación especial con
Javier, algunos por los deportes otros por la noche. Osvaldo lo estimaba mucho
por ser un tipo conocedor de la vida, si bien no era un erudito, era de esas
personas que van haciendo sociología espontánea con mucha calidad, con mucha
paciencia y sobre todo respeto. Javier era de esos que suelen escuchar mucho,
respetar y prestar atención a los detalles. Solían tomar cerveza en alguna
barra, cuando la vida los juntaba, y con ese pequeño ritual mantenían el vínculo.
Intercambiaban información personal y sobre todo percepciones puntuales sobre
asuntos públicos o problemas a gran escala.
Javier, por cuestiones de trabajo no vivía en la
cuidada y la noticia que tenia Edgar, alguien de fiar en esto, no solo porque
no ser uno de esos que mienten o agrega condimentos, sino porque la misma
información provenía de su señora, colega y amiga de Javier. Al parecer lo
habían echado del hospital donde trabajaba. El hospital pertenecía a una
importante mutualista o corporación medica, era un trabajo al cual uno aspira a
conseguir. Según contaba, Javier estaba en medio de algunos vaivenes
emocionales fuertes que terminaron con inyecciones de morfina en sus brazos. Al
principio lo hacia en su casa, en sus ratos de ocio, para escapar al dolor.
Pero ese no era el problema, porque por un tiempo pudo llevar su afición sin
ningún problema, no era raro en los enfermeros, según contaba Andrea, la mujer
de Edgar, era mucho más normal de lo que se pensaba. El gran problema fue
cuando en una guardia nocturna una nurse lo encontró en pleno acto.
Si bien la noticia impacto a todos, algunos de ellos
siguieron dándole cuerda al asunto un poco más. El común sentir era como una
persona como Javier, estable, centrada, con objetivos claros había podido perderse
así, al punto de estar consumiendo en el trabajo. Sin dudas que sus problemas
debían ser muy fuertes, era raro. El tenía un asunto con su mujer y otro con la
madre de su hijo, pero nunca se hubieran imaginado la magnitud de estos.
Osvaldo y Edgar, muy tocados, quedaron en que iban a comunicarse con el.
tito
las vidas y sus rumbos compejos
ResponderEliminarinteresante linea conceptual.
saludos al valiente escritor ke con una pierna menos se sobrepone con creces a la realidad
que grande el escritor de la cita y la cita misma.
ResponderEliminarTe imagino con la pierna rota y unos largavista al mejor estilo de la ventana indiscreta, es una lastima que vivas en el campo tito.
vos tenes problemas
EliminarGrande Tito!!
ResponderEliminarbien tito!!! esta cita adonde nos llevara?! cuanta cosas que suceden! saludos y pronta recuperacion ernestino! nos vei! ceci
ResponderEliminar¡Que bien tito! Me encanta La Cita, te lo he dicho supongo. Sígale con la historia que es muy buena. Saludos -
ResponderEliminarARRIBA EL NEGRO TITO !!!!!!!!!!!!
Creo que podemos estar potencialmente ante una historia interminable, o al menos tan vasta como la vida de su autor. Que sigan saliendo entonces, que mientras haya cita hay esperanza.
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