jueves, 8 de septiembre de 2011

Carta al Manso Sosa

Indignación me inspira la figura de este mequetrefe harto conocido en bares cuyos habitué son en su mayoría travestis que no se afeitan, que ni siquiera tienen la decencia de contratar un buen jardinero que pode sus palmeras y sus dos arbustos circundantes.
¿A qué larva humana gustosa de refregar sus cachetes contra vellos púbicos masculinos  me refiero? Al apodado “Manso Sosa” que de manso tiene sólo lo pasivo, pues tiene como hábito el encender hogueras donde no hay necesidad de hacerlo.
Te pregunto Amansado Sosa, fiel siervo del capital (porque sé quién te mando a injuriar a tan ilustre persona como lo es el señor Augusto Prensio) ¿Cuánto cobraste?
Pero sé que como cantaba aquella vieja y célebre canción, usted “no lo hace por dinero sólo lo hace por placer”. Por el bajo placer de desmerecer a un gran hombre, que acobijó bajo su ala unos cuantos seres desamparados, chorreantes de ansias de expresarse, anhelantes de que sus plumas tocaran el corazón y el bajo vientre de alguien.
¿Qué necesidad? Usted, además de mansito es playito. Un desagradecido con todas las letras, nefasta su actitud de hiena hambrienta.
Acaso no sabe que Augusto, hombre de buena fe si los hay, vela por el bien de sus hijos, hijastros y sobrinos.
Acaso no sabe que este éxito precoz lo tomó por sorpresa, el pobre ya ni puede ir hasta lo de Benito el almacenero a hacerse con su merienda de todos los días pues mujeres desenfrenadas, sedientas de la virilidad que emana nuestro querido Augusto, se abalanzan contra él, invitándolo al deleite carnal. Pasó a ser público, un hombre a la vista de todos que ya ni tiene tiempo para él. Es el nuevo símbolo sexual de nuestro paísito desbaratando por completo al señor Humberto De Vargas (que además compite con Rivera por el título de mayor genocida del país).
Sepa disculparlo si no tuvo la decencia de corregir y publicar su “testo” para citarlo en palabras suyas que luego tuvo que corregir. Anda acotado de agenda, le llueven millones de manuscritos de escritores más desesperados que Wanda Nara por un “pete en negro” como le llaman en el Business. El señor ejerciendo su sutil y delicado criterio, debe juzgar y separar aquello que resulta interesante (pues la mayoría de los textos que recibe huelen tan mal que si un pastabasero quemara esos papeles, después se arrepentiría del mal olor que largan aquellas cenizas aunque igual las echaría en su pipa) para así corregirlo y poder publicarlo.
Y qué dolor en los huevos le significa que alguien a quien consideraba un amigo, un tipo de confianza, alguien a quien pedirle consejo sobre diversos temas relacionados al ocio juvenil, alguien que lo puede sacar a uno de apuros legales por ser hijo de juez; le escupa con este manojo de calamidades. Que dolor punzante en el escroto, similar al de quinientos mosquitos picándote en el antebrazo.
Pero esto no quedará así como así, ya te va a llegar Señor Sosa, la carta documento de su majestuosidad Augusto Prensio y esto pasará a los altos tribunales de la ley. Así que vaya llamando a su mamita y pidiéndole que le prepare la mamadera.

Willy Chamberlain (Abogado de Augusto Prensio)

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