El 11 de septiembre es una fecha de especial importancia para mí.
Cuando esta me alcanza, por lo general le dedico unos minutos, en el que pienso un largo rato para mis adentros y siempre siento algo parecido.
Se podría explicar como una mezcla de sentimientos, supongo que un poco de indignación, impotencia, amargura tal vez.
Al final siempre quedo en blanco, desconcertado, con la sensación de que hay algo que estoy pasando por alto.
Me cuesta comprender un atropello de esa dimensión ante los ojos de todos.
Me cuesta comprender un atropello de esa dimensión ante los ojos de todos.
Un atropello llevado adelante por terroristas.
Pero estos no tienen un turbante y barba larga como tan bien han sabido dibujarnos. No, estos terroristas tienen el pelo corto y prolijamente peinado hacia uno de los lados, una sonrisa cariñosa, visten un lindo traje y son recompensados generalmente por su “labor humanitaria”.
El 11 de septiembre de 1973 fue llevado adelante por los EEUU un golpe de estado contra el presidente constitucional de Chile: Salvador Allende.
Un derrocamiento minuciosamente planeado desde 1970 y que bañó el país de sangre.
Se podría atribuir dicho plan al presidente de turno de ese momento el señor Richard Nixon, pero seria demasiado ingenuo ya que únicamente estaba de paso en el poder. Quienes toman estas decisiones funcionan como verdaderos monarcas manteniéndose indefinidamente.
La historia es más o menos así: en 1970 Salvador Allende gana las elecciones y se convierte en el primer presidente socialista electo democráticamente en América Latina.
Esto no les gustó mucho a las multinacionales ubicadas en el país, cuya libertad de explotación se iba a ver reducida, ni tampoco a EEUU cuyo objetivo es tener burócratas a su servicio que le permitan exprimir los recursos naturales y la gente al máximo.
Comenzaron a idear un plan para derrocarlo y así poder seguir manteniendo sus privilegios.
Cómo se lleva a cabo este plan?
Primero, intentaron forzar un pronunciamiento militar inmediatamente después de las elecciones y antes del 24 de octubre de 1970, día en el cual la elección de Allende debía ser ratificada por el Congreso chileno.
Fracasado dicho intento se pasó a un plan B: un golpe militar sin fecha fija.
El entonces presidente Richard Nixon y quien era su consejero de seguridad nacional Henry Kissinger se encargaron de la planificación. Se reunieron con el director de la CIA, le comunicaron que esperaban que se hiciera todo lo que estuviese a su alcance y que contaba con el apoyo económico que fuera necesario.
Fue así como Kissinger la CIA y unos cuantos millones de dólares se pusieron a trabajar en el asunto.
Los medios de comunicación se sumaron a dicha campaña, lo que significó un golpe importante.
Comprando a mil personas para que se manifiesten en contra del gobierno, multiplicada la misma imagen seis veces al día, se crea una situación de caos total.
Sumado a no brindar apoyo a la renegociación de la deuda chilena.
Vetar los pedidos de préstamos de Chile ante el banco mundial.
Sabotaje total al turismo.
Financiamiento total a los opositores a Allende.
Propaganda insistente sobre las supuestas restricciones a las libertades individuales.
La atmósfera perfecta estaba creada, faltaba unicamente que las fuerzas armadas chilenas hicieran lo suyo.
Esto presentó un problema, para que los militares se movieran era necesario eliminar a Schneider, comandante en jefe de las fuerzas armadas quien sostenía un inquebrantable respeto a la Constitución y a la voluntad popular. Por esta razón fue secuestrado y asesinado.
Esta fuerte influencia se mantuvo hasta 1973 fecha en que finalmente se concreta el golpe, dando muerte al presidente Allende en el palacio de la moneda.
En sus últimos minutos se dirigió al pueblo por última vez por radio Magallanes y combatió con una AK-47 (regalo de Fidel Castro).
Derrocado Allende toma el mando Augusto Pinochet quien se mantendría en el poder hasta 1990 llevando adelante una de las dictaduras más sangrientas de America Latina.
Diez días después del golpe contra Allende, el 21 de setiembre de 1973, Richard Nixon designó a Henry Kissinger secretario de Estado. Asumió su cargo al día siguiente. Menos de un mes después, el 16 de octubre, Kissinger fue honrado con el Premio Nobel de la Paz.
Nano
es muy bueno.
ResponderEliminardicen que allende hasta lo último preguntaba, donde esta augusto?
Muy bueno Nano, me gusta los que escribes.
ResponderEliminar"Pregúntale a los milicos qué hicieron en La Moneda..."
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