lunes, 28 de abril de 2014

y sigue, sigue el boliche

Cuando puedo me voy de mi casa, tomo largas caminatas, con cualquier pretexto y paso mucho tiempo en lo de un viejo amigo, Eusebio, un portugués con un gusto particular por el Aniz y la timba. Es un tipo feliz y con pocas preocupaciones. No le gusta el fútbol, apenas si lee y lo poco que habla son chistes. Tiene una hija de 2 años y una ex mujer hermosa. No hay vez que la vea y no me pregunte como carajo hizo este hombre para conseguirla, retacón, cara osca,  callado, simple y siempre prendido de la botella, cuando no esta jugando cartas por dinero, supongo que la vida tiene sus incógnitas.
Eusebio nunca me lo confirmo pero yo creo que el vive de las cartas, en eso es muy bueno, pocas veces pierde, además es profesor de ajedrez en una escuela. No tengo idea como lo conocí, creo que nos fuimos confundiendo mutuamente con otra persona hasta el día que nos saludamos afectivamente y nos fuimos al viejo bar “El espejo” a tomar una cerveza, desde ese día no falta ocasión en que nos juntamos a ver pasar la vida, yo con mi libreta y el con sus cartas.
Es muy curioso, porque el me invita a jugar a las cartas pero yo no juego, me quedo a su lado, como si el fuera mi padre, como quien le enseña el oficio familiar, pero no me enseña nada, solo me sonríe cuando gana o si yo me fui a otra mesa, porque estoy aburrido, me hace unos guiños bien discretos.
Es raro todo lo bien que me la paso con este tipo que no habla y del que se poco, es extraño todo lo que disfruto de los bares, de la gente, del folclore. Cuando puedo me escapo de mi trabajo y voy por los suburbios de ciudad vieja, los bares de los inmigrantes, de la gente de mar, escucho idiomas incomprensibles y puedo observar de primera mano a los verdaderos nómades de la civilización.
Ellos son quienes más viajan por el globo, pero no conocen teatros ni catedrales, más bien conocen puertos, olores fuertes y prostíbulos. Saben de bebidas y de tabaco negro. Algunos escriben, otros pintan, porque si de algo no están exentos, como todos, es de la curiosidad inacabada por los paisajes majestuoso del mundo.

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