Cauteloso, zagas, imperceptible, así
estaba aquel sujeto.
Delante de el, sentados frente a frente, mesa de
por medio, estaban aquellos dos muchachos. Uno era joven, el otro
también, hablaban acaloradamente, gesticulaban, movían las manos,
se reían y por sobre todo no paraban de pedir cervezas.
El otro en cambio, tomaba alguna
bebida fuerte, cada vez que su baso se acercaba a sus labios se le
fruncía la cara y sus ojos brillaban, no puedo decir si era locura o
ira, pero si que era una cosa de un instante, de ese tiempo que no
puede medirse. Entonce pasaba su mano por toda la cara, desde la
frente hasta la pera, y cuando esta comenzaba a deslizarse quedaba
al descubierto que un labio mordía al otro. Luego se rascaba
efusivamente la barba y por ultimo negaba con la cabeza. Bajo la
oscuridad de una bombilla rota, su show quedaba al margen de todo. La
luz que daba vida al escenario no lo incluía.
Y los muchachos hablaron...
“Por eso hermano, no ves lo que
decís, este país es hermoso” “si, claro que si, pero no es la
panacea” “no me jodas Luis, el almacén, el bar, el bichicome, la
señora con la silla, el perrito, el diputado con su libretita, el
hijo de aquel, la hija de aquella, hermano, este país es arte, este
país se hizo a medida, y pa` disfrutarlo, claro esta”. Y empino su
baso, el otro hizo lo propio y rieron.
Entonces el teatro se agranda, o más
bien recibe un nuevo actor, un dedo índice amenazante y acusador que
se aparece en la luz, el hombre invisible aparece de las sombras.
Sin bajar el dedo, más bien, moviéndolo cada vez más, éste larga
sus primeras palabras...
tito
bientito bolichero!
ResponderEliminarme gusta Tito!! Es breve, eficaz y deja lugar a varias interpretaciones..
ResponderEliminarArriba el toman!