lunes, 18 de marzo de 2013

Pensamiento conjugado



Como cualquier otro día, mochila en los hombros, auriculares en los oídos y Le Moulin de Jann Tiersen sonando. Es el día casi ideal para andar en bici, voy tranquila pero no tanto porque, aunque me niegue a mirar la hora, sé que voy a llegar tarde.  ¿Empezar por donde? ¿Cuál  es el principio? ¿De qué es el principio? ¿Hay un comienzo? ¿O sólo somos sucesiones de hechos y acontecimientos que nos definen y nos redefinen? Un principio entendido como el comienzo de un final, un final de época, un momento de transición, en donde hoy el pensamiento y las palabras hechas letras son los protagonistas.
Son muchas preguntas. Son muchos cómos, muchos por qué, muchos dóndes y muchos cuántos. Y generalmente las respuestas son miradas, gestos, pensamientos compartidos, ideas, risas, besos, rayos de sol, gotas de lluvia. La mente es tan particular y perversa que como para no dejarte tranquila te mantiene con varios pensamientos a la vez. Entonces también pienso, que ojalá que no caiga ninguna gota de esa lluvia porque estaría bastante jodida. Preguntas.  Nunca van a aparecer esas respuestas, nadie las va a responder, no las vamos a leer y nunca habrá quórum. El aprendizaje se trata de reformular las preguntas, de cuestionar lo anterior como ideal, crecer es entonces tener preguntas nuevas, tener nuevos cómos, porqués, dóndes y cuántos adaptados en otra realidad. Y entre tantas preguntas y rincones de la mente pienso en cómo los colectiveros pueden ser tan hijos de puta, absolutamente todos vimos a la viejita con bastón que lo corrió una cuadra y éste no la esperó.
Preguntas y reformulaciones de preguntas. Mientras tanto, escribimos la historia, somos ella, vamos a ser parte de ella y nos definimos a través de ella. Por eso, mal nunca va a estar tener convicción y llevar adelante nuestros propios principios de base como herramienta para responder aquellas nuevas preguntas, que nos condicionan, que nos reprimen, que nos subsumen y así transformar la realidad, o intentarlo. Florecen los nardos.
La historia. Relatar acontecimientos, grandes hitos, describir la historia de los pueblos oprimidos, la historia de la humanidad, de las grandes ideas, de las sociedades en todos sus momentos, de próceres, de la pobreza. Historia es eso y más: la historia también es la que construimos hoy (actuando, pensando, escribiendo, hablando) esa es parte de mi historia y de la de los demás. Esos pequeños momentos, tan breves en la historia como un suspiro, pero vivos como una revolución, nos definen de sobremanera. Manifestados de forma consciente e inconsciente, claro. Heredados, internalizados, incorporados, institucionalizados. Se representan con nuestra cara, con el discurso, que sólo tienen sentido a través de esa interacción con el otro. Ese otro que es un mundo distinto, que es ni más ni menos que una historia. Un otro en busca de respuestas para sus cómos, sus porqués, sus dóndes y sus cuántos. Involuntariamente el pensamiento se corta ya que sin auriculares tengo el agrado de escuchar “mi amor, no me movás así la cuna que me vas hacer vomitar al bebé”. Nefasto. Horroroso, a ese culiado del taxi no le hacía ninguna falta tener que relacionarse con otros actores de la sociedad para darle sentido a su cara, se definía por sí sola: un pajero.
Llego al lugar de destino, tarde como lo había especulado, ya bastante cansada. En ese sillón la frustración se acomoda conmigo. Durante los regresos por lo general no escucho música, y también prefiero no pensar en nada.

                                                                        Myriam Stefford

6 comentarios:

  1. clap clap clap
    me encanto lady myriam, te felicito por tu debut, con creces en el toman, esperemos seguir leyendo más de esto
    "Un principio entendido como el comienzo de un final"
    "En ese sillón la frustración se acomoda conmigo"

    ResponderEliminar
  2. me gusto mucho myriam y que lindo es leer un culiado por ahi, metido en el texto
    saludos

    ResponderEliminar
  3. crecer es entonces tener preguntas nuevas...

    ResponderEliminar
  4. bienvenida Myriam! y qué llegada! me gustó mucho, se me da como un capítulo que perfectamente calza en algún libro de Romina Paula (¿la conocés?)

    ResponderEliminar
  5. Me gustó mucho lo que hiciste y me encantaría poder seguir leyendote por acá
    Un abrazo y bienvenida

    ResponderEliminar
  6. Bien ahí pipol. Gracias por las arengas! Elugo, no la conozco, la googlié un poco, vi que es dramaturga pero no encontré ningún escrio particular de ella. Saludos virtuales a todos y todas

    ResponderEliminar