viernes, 26 de octubre de 2012

Cigarrillo


 De repente venían las ganas de fumar. Estás sentado rodeado de amigos o mirando la noche desde una ventana, cuando la sensación llega. Estás preocupado, hay un pensamiento en tu cabeza que no descansa. Entonces encendés un cigarrillo, atento al ruido del tabaco quemandose, y ves la nube de humo azul ascender hasta perderse en la noche. De a poco vas sintiendo cómo aquello que te molesta se va quemando junto con el cigarrillo. Lo ves alejarse entre el humo azul.
 Fumar es algo parecido a escribir, pensás, en el sentido de no bastarse a uno mismo, en la necesidad de salir de los límites del cuerpo, en la necesidad de trascenderse. Lo que sos no alcanza, te digo. Te pregunto.
  Mientras fumás cada nervio y músculo de tu cuerpo se adecuan a la tarea, a su ritmo, a su mecánica particular. En tu interior podes sentir cómo la respiración del pensamiento se acompasa con la del cuerpo.
 Por el tiempo que dura ese cigarrillo pones todo lo que sos en cada pitada. Y todo lo que sos se aleja en cenizas, en humo, en aire, en nada. Fumar es parecido a morir, pensás.
  De repente te viene una imagen a la cabeza: un actor quitándose el maquillaje enfrente de un espejo. Te parece una metáfora perfecta. Sonreís.
  Imaginás ahora un hombre ante un espejo. Lo ves encender un cigarrillo. Ves diluirse sus rasgos entre el humo (la punta del cigarrillo brillando como un faro en la niebla). Por unos segundos lo ves fumando hasta que te acostumbras a su rostro. Sentís cómo va cambiando mientras el cigarrillo se consume.
  De pronto el sueño se interrumpe.
  Y es entonces cuando pensás, al terminar, quién queda.

                                                           Seoane

4 comentarios:

  1. excelente retorno de un grande
    salud seoane

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  2. muy lindo Seo.
    siempre hace bien leerte.
    (en una parte se me vino a la mente la tapa del disco Whatever people say I am, that's what I'm not de Arctic Monkeys)
    saludos, buenas noches!

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