Me cortabas el pelo. Yo te tocaba las piernas y te
preguntaba porqué te las habías depilado. Para estar más prolija me decías,
luego “qué lindo te dejé” y me diste un beso. Te dije que otra lo iba a
aprovechar, que vos te jodías. Reíste.
Las dejé en la ruta, a vos y a tu amiga y empecé a caminar
rumbo a Pantano. Me frené en la primer parada de ómnibus, me pesaba el bidón de
3 litros de agua y el bolso naranja de comida. Probé “fazer carona”, como le
dicen acá a hacer dedo. Es curioso observar cómo la gente busca maneras sutiles
de comunicarte disimuladamente que no quieren llevarte. La típica seña de que
van llenos ó, la que nunca falla: doblo ahí nomás. Los que viajan solos con
mucho lugar para llevarte simplemente te evitan. Pasan y ni siquiera te miran, hacen
como si estuvieran ocupados en algo: miran el espejo retrovisor o se meten un
dedo en la nariz.
Cuando pasó el ómnibus me lo tomé. Bajar en Pantano fue como
volver al pueblo natal. Caminando por la rua principal reconocí caras e impartí
muchos ¡Ois! Sabía de una cabaña que alquilaba quartos, fui para ahí.
Bajé a la playa, bordeé los barcos de pescadores
estacionados en la arena y subí a la vereda de la costera. En la cabaña no
había nadie, estaba todo cerrado. Dejé la mochila y las demás cosas en el piso
y descansé. El color del mar, sombreado por los morros al atardecer es impresionante,
aún estando nublado. Busqué a quién preguntar. Me dio pereza acercarme a unos
pescadores. En eso, salió el vecino de la casa contigua y le pregunté si sabía
algo. Me dijo que había una pareja de argentinos o uruguayos quedándose ahí,
que los había visto temprano, que debían haber ido a la praia. Agradecí y volví
hacia donde estaban mis cosas. “¡Amigo!” me gritó “la donha da casa mora arriva”.
Subí entonces por el caminito de detrás de la cabaña. Había una escalera que
llevaba a una especie de casita del árbol. Arriba grite ¡Oi! y escuché un eco
sobre mi cabeza. Apareció una señora veterana de pelos violáceos y aspecto
maniático, empastillada hasta el temblequeo. Me fui porque me pareció muy caro
y me incomodó la vieja.
Fui al cyber del pueblo y estaba cerrado. Era domingo. Pasé
por el bazar de unas conocidas y no estaban. Pregunte ahí si conocían de
alguien que alquilara cuartos. Un señor moreno y panzón me habló de una posada.
Le dije que era muy caro y me fui. Al salir lo escuché decir “muito caro já, é o
mais barato que vai a conseguir”.
Bajé de nuevo a la playa, caminé en dirección opuesta rumbo
al barcito donde trabaja un tocayo compatriota. Lo vi ocupado hablando con unos
comensales y no quise molestar. Seguí caminando un poco desesperanzado.
Llegué al último puestito de la playa. Por suerte ahí estaba
L.a. que me presentó a su madre uruguaya y a un amigo suyo. También conocí a la
dueña del puesto, una argentina muy buena onda. L.a. es un MC (rapero) de la
isla que conocí hace un tiempo. Hijo de padres uruguayos, habla español
perfectamente. Ahí les pregunté por trabajo y por un lugar para quedarme.
Mientras hablábamos, comí una torta frita. Fue como trasladarme a Uruguay por una
milésima de segundo. En eso apareció Delia, una vivaz veterana que me habló de
un albergue en Costa de Dentro, “O albergue do pirata”.
Hasta ahí caminé, acompañado de L.a., su madre y su amigo.
Me ayudaron a cargar las cosas gracias a la insistencia de la madre, que les
dijo que no fueran maleducados. Con ella hablé mucho de Uruguay y de la
película. Ya no sé cuantas veces he contado sobre la película. Muchas y en
diferentes idiomas, todos los que sé. Me encanta observar las caras de
desconcierto o aceptación cuando escuchan sobre el título. Cada vez me convenzo
más de que se tiene que llamar así.
Me despedí de L.a. y su gente, les agradecí montones y le
dije que mañana pasaba por su casa. Subí por una callecita y a unas cuadras di
con el hostal. Ya era noche y me quedé acá…
Elugo
Que bueno tenerte de nuevo un rato en el toman hermano, disfrute mucho este texto me dejo hacerme imágenes de lo que has hecho y lo que vas a hacer. vamo arriba elugo que siga la buena vibra dijera cuate cesar.
ResponderEliminarbien lo tuyo elugo, me gusto tu relato y mucho mas tu compromiso, demostrando hermano
ResponderEliminarque pases muy bien por ahí, lo mejor
abrazo
Me encantó leerte.
ResponderEliminarMe encantó el relato, el tono que adoptaste.
Que bueno saber algo tuyo.
Cuidate
Un abrazo grande hermano