viernes, 8 de mayo de 2015

De poyos y gallinas


   Ahí está el, lo vemos a Gastón frente a su PC, está mirando un monitor, en el se puede ver una planilla excel abierta. Parece que hay una frase que no le cierra.Vuelve constantemente sobre ella: "maldito seas tito, pusiste puntos suspensivos en las palabras que no entendías"
Wohow. Ahora lo vemos a tito, echado con la espalda curvada casi que entregado, sus ojos rojos indican mucho más que cansancio. Teclea rápido y firme, el formulario que transcribe está lejos, lo mira a la distancia. Se incorpora en la silla y lo toma con las manos (al cuestionario), lo acerca a su ojos como si de esta manera pudiera verlo mejor o descubrir el secreto que esconden esos garabatos en lapicera azul. "que quisiste poner acá Pablito?"
Bum! Nos vemos absorbidos por el papel del cuestionario y viajamos al lugar de los hechos, estamos en pueblo gallinal. Pablito, que en realidad se llama Juan, está en la policlínica local. El medico, un tal Juan, valga la redundancia, habla de los montes criollos, Pablito asiente con la cabeza, el sabe mucho de montes criollos, en cierto momento alguna de las palabras de su tocayo lo mueven a usar su lapicera "Round Stik" y plasmar el famoso garabato que nos trae a escena.
PUM.PUM.PUM
Mientras tanto niño jefe se fuma un pucho al son de Níquel y su afamado "candombe de la aduana". Por su parte niña chispa encanta al pueblo con su hechizo, digno de algún personaje de García Márquez, una Remedios la Bella. El tornasolado se apodera de la escena, las gafas que brillas y un camión naranja de la intendencia moja la tosca, parece que se acabo lo que se daba. Nos vamos.
Queda mucho por andar...

tito